Música y folclor
De La Celosa al M-19, con Sergio Moya Molina
Contrabandista es, pero de amor. Un hombre que juega con las palabras y los versos para construir narraciones musicales y así recrear escenas del campo, momentos idealizados de la existencia o incluso de su vida privada.
Sergio Moya Molina hace parte de esos juglares orgullosos que produce la tierra vallenata y que se complacen contando sus experiencias al gran público. Cargado de su usual humor pícaro y anécdotas extraídas de una vida amorosa repleta de vigor, el hombre llegó a la Casa de la Cultura de Valledupar con su mochila arhuaca al hombro y muchas ganas de enaltecer a la Mujer.
El encuentro de La Palabra Encantada tardó más de lo previsto en empezar pero el hombre no perdió un ápice de su compostura y, desde el inicio, se esforzó en describir el folclor vallenato y ubicarse dentro del concurrido panorama de cantantes que lo componen.
Él es un compositor polifacético, que habla tanto de la mujer como de la lluvia o de las flores, pero también existen otros autores costumbristas o románticos como Gustavo Gutiérrez quienes han contribuido a que el Vallenato tenga un reconocimiento nacional e internacional.
Cuando se le habla de machismo, Sergio Moya se defiende. Él no es un machista. Y sus composiciones, menos todavía. Él ama a las mujeres más que cualquier cosa en este mundo y propone, además, que se acaricie a la mujer con cada nota de acordeón (haciendo así hincapié en un lema de una campaña feminista que dice: “A la mujer no se le toca ni con una nota de acordeón”).
Cerrando este breve paréntesis, el compositor alude a su actividad musical y explica por qué ciertas de sus composiciones pueden estar sujetas a alguna malinterpretación. “Nosotros, los cantantes, tenemos esa libertad y ese don que nos permite expresar lo que otros no se atreven a decir”, explica Sergio Moya.
Y efectivamente, el trabajo de un compositor es arriesgado. Contar historias siempre está ligado a las opiniones de unos u otros, y más cuando se mencionan escenas claras y reconocibles de la vida cotidiana.
“La Celosa no es una canción machista –explica Sergio–. La escribí para recuperar el orden en mi casa. Le estaba dando una vía para la reconciliación a mi mujer”.
Y entonces, ¿Cómo explicar la composición de “M-19”: un tema donde el autor se muestra complaciente con la posibilidad de que el movimiento guerrillero se lleve a su esposa si ella no se muestra más agradable en casa?
Las risas no pueden faltar, pero Sergio Moya tiene una respuesta convincente. “Yo peleo con mi mujer a través de la canción. Es algo mucho mejor que pelear de verdad –comenta–. Nuestras discusiones son así y, yo, lo que buscaba era que sonriera”.
El resultado de estas canciones ya es parte de la historia. El cantautor consiguió lo que quería pues su mujer se amansó. “Ella interpretó bien lo que quería decir”, comenta Sergio Moya con una leve sonrisa y eso es, al fin y al cabo, lo principal.
La prueba está en sus otras composiciones como “Fortuna y desdicha” donde el cantante demuestra que, fuera de esas discusiones caseras, es un hombre que cree en el amor (y lo ve en todas partes).
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