Opinión
Liderazgo administrativo y pedagógico en la educación
En el informe final de una visita de tres inspectores del Ministerio de Educación al Instpecam en 1978, uno de ellos, dijo estas palabras que nunca pierden vigencia: “En toda empresa hay tres clases de trabajadores. Los que trabajan por amor porque tienen otras fuentes de ingresos. Los que trabajan sólo por el dinero, y los que trabajan por amor a su profesión y por el dinero”. Y agregó, es función del gerente ejercer liderazgo de motivación para lograr que la gran mayoría de los trabajadores se ubiquen en el tercer grupo.
Aunque algunos críticos podrán argumentar que cada trabajador debe vivir con elevada autoestima para cumplir a cabalidad sus funciones. Eso es lo ideal, pero la realidad es otra. El ser humano no es perfecto, es vulnerable y dado a los errores. A veces no da todo lo que puede, porque necesita de un alguien que lo jalone, que lo invite y lo entusiasme a seguir adelante. El liderazgo es una cualidad, es un arte que se perfecciona, pero todos no tienen la aptitud para ser líder. Si el gerente de una empresa ejerce liderazgo con categoría y eficiencia, son excelentes los resultados.
Nuestras instituciones educativas son más eficientes cuando los rectores ejercen con respeto el liderazgo administrativo y pedagógico que compromete de manera integral el trabajo de cada uno de sus funcionarios. Se observa que los estudiantes mejoran su rendimiento y su comportamiento social, si en los colegios se programan jornadas académicas, culturales, deportivas, seminarios y conferencias, y se comprometen a padres de familia con su responsabilidad de orientar y vigilar las actividades de estudios de sus hijos en la casa y de educarlo para el respeto y la vida.
El rector es reconocido buen líder, cuando da ejemplo de cumplimiento y responsabilidad: desde primera hora se ve en el colegio, participa a las reuniones académicas y los actos cívicos, y apoya las jornadas deportivas y culturales; rinde informe de su gestión y gestiona recursos para optimizar el bienestar del colegio.
Da mucho que decir cuando se llega a una institución y se aprecia un lamentable deterioro de su planta física, aulas de clase y parte administrativa, los servicios sanitarios, canchas deportivas y la tienda escolar.
Ahora en vacaciones estuve de visita en el colegio Rodolfo Castro de Mariangola, donde tuve el honor de ser rector, gestionar el inicio de su construcción y con ayuda de la Acción Comunal y la comunidad educativa hicimos una cancha de futbol con su pista atlética donde en clases de educación física y fines de semana fomentamos estas disciplinas hasta alcanzar el niveles de competencias y logramos ser tres veces campeones departamentales estudiantiles de atletismo y subcampeones de futbol.
Ahora, sentí profunda tristeza, la cancha grande de futbol está totalmente enmontada y sin encerramiento, el kiosko de la tienda escolar sin techo, las aulas sin pinturas. Y la vida cultural de las danzas, el grupo literario y la banda cívica son solo recuerdos.
José Atuesta Mindiola
Sobre el autor
José Atuesta Mindiola
El tinajero
José Atuesta Mindiola (Mariangola, Cesar). Poeta y profesor de biología. Ganó en el año 2003 el Premio Nacional Casa de Poesía Silva y es autor de libros como “Dulce arena del musengue” (1991), “Estación de los cuerpos” (1996), “Décimas Vallenatas” (2006), “La décima es como el río” (2008) y “Sonetos Vallenatos” (2011).
Su columna “El Tinajero” aborda los capítulos más variados de la actualidad y la cultura del Cesar.
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