Cine

Mandela vs prejuicios: el juego que hizo a una nación

Milagros Oliveros

18/12/2013 - 11:30

 

Nelson Mandela y François PienaarLa labor de Nelson Mandela en el renacimiento de Sudáfrica lo convirtió en un símbolo de la lucha contra el racismo dentro y fuera del país, y en un modelo de libertad para todos los habitantes negros de su nación.

Su muerte significó la desaparición del hombre, pero no de la idea. Su deseo de crear una nación igualitaria, a través del perdón y la reconciliación, se ve reflejado en la Sudáfrica actual y es descrito, en cierta manera, en todos los libros, películas, canciones y demás expresiones culturales que ha inspirado.

Una de esas piezas es la cinta ‘Invictus’, dirigida por Clint Eastwood y lanzada al mercado en el año 2009. Aunque es una película basada en el deporte, específicamente en la victoria del equipo sudafricano de rugby en el Mundial del año 1995, ‘Invictus’ no es igual que los numerosos filmes de deportes que existen en el panorama cinematográfico. Tiene impreso un mensaje profundo y emotivo de igualdad, evolución y paz, la misma ideología que compartió Mandela durante toda su vida.

La canción con la que arranca el recorrido de la historia da luces de lo que el espectador verá a continuación. ‘Shosholoza’ es uno de los dieciocho temas que conforman la banda sonora, y fue incluido en esta, precisamente, por lo que representa.

La letra de esta pieza musical popular del sur de África, originaria de Rodesia (actual Zimbabwe), era interpretada tradicionalmente por cuadrillas de trabajadores masculinos que se trasladaban a Sudáfrica para trabajar en las minas de oro y diamante. Shosholoza es una palabra zulú que significa ‘ir hacia delante’ o ‘dejar paso al siguiente hombre’.

La solidaridad es uno de los principales mensajes de este tema y es conocido que Nelson Mandela la cantaba cuando realizaba trabajos durante su encarcelamiento. Solía decir que era “una canción que compara la lucha del Apartheid con el movimiento de un tren en marcha” y que “cantar hacía el trabajo mucho más liviano”.

La canción es tan popular que se considera en la cultura sudafricana como el segundo himno de esa nación. De hecho, su fama acrecentó durante la Copa del Mundo de Rugby celebrada en Sudáfrica en 1995 y, desde entonces, es cantada con frecuencia en los acontecimientos deportivos de este país, con el fin de que los jugadores sepan que no están solos. Incluso, se pudo escuchar en la Copa Mundial de Fútbol 2010 cuando el equipo sudafricano saltó a la cancha.

Con ese popular cántico de victoria, acompañado de aplausos, comienza la película ‘Invictus’, que retrata la victoria de los Springboks en aquel mundial del año 95. Sin embargo, muchos se preguntan por qué es tan importante este acontecimiento en el origen de una nueva Sudáfrica y por qué es visto como uno de los primeros pasos para acabar con el racismo.

La respuesta se pone de manifiesto en la película: este evento jugó un papel central y simbólico a la hora de cerrar las heridas del Apartheid y unir a un país, por aquel entonces, económica y racialmente dividido, a través de un lenguaje universal: el deporte.

El contexto

Durante el Apartheid, blancos y negros debían vivir separados, el derecho al voto estaba reservado únicamente para los blancos, quienes eran también los únicos que podían viajar libremente por el país y gozaban de una educación más completa.

Al inicio de la película se puede observar una caravana de carros que pasa por una calle, donde hay niños blancos jugando rugby a un lado y niños de color practicando fútbol al otro. El contraste es evidente. Los privilegios de unos y la pobreza de los otros.

En uno de esos carros iba Nelson Mandela, quien ese domingo once de febrero de 1990, a las tres de la tarde, había sido liberado, luego de permanecer 27 años en prisión. ¡Mandela! ¡Mandela! se oía gritar por las calles como anticipo del mensaje que llevaba consigo: el de la liberación de los prejuicios y el olvido de la venganza.

Una puja entre partidos políticos por poco lleva al país a una guerra civil. Gracias a un referéndum realizado en 1993, el derecho al voto le fue otorgado a la mayoría negra, y al año siguiente, en 1994, se realizaron las primeras elecciones democráticas del país, en las que votaron más de 23 millones de personas. Nelson Mandela fue electo presidente y el aislamiento internacional, comercial y diplomático, que pesaba sobre el país, debido al Apartheid, comenzó a desaparecer.

Al subir al poder, Mandela prometió que su nación no sufriría nunca más la opresión entre compatriotas, y trabajó por esa causa durante toda su vida. “El pasado es el pasado. Miramos hacia el futuro ahora. Nuestro país será una luz brillante en el mundo”, con esta frase Madiba, como lo llamaban sus adeptos, recibió a su comité de trabajo en la presidencia para dejar sentado lo que estaba aún por escribir.

La película presenta a Mandela, interpretado por Morgan Freeman, como el ser humanitario que era, inclinado siempre a ejercer la política desde esa filosofía. Vulnerable, en algunos casos, frente a los acontecimientos que él y su familia tuvieron que soportar, pero lleno de perdón y dando cabida a la libre expresión. Aunque para algunos él representaba el cambio, otros cuestionaban su capacidad de gobernar y continuaban aferrados al viejo gobierno. Sin embargo, Mandela defendía que todas las opiniones tenían su espacio por derecho constitucional.

El camino a la victoria

Para la mayoría, los Springboks aún representaban la época del Apartheid, por lo tanto, muchos querían eliminarlos de la esfera nacional. Sin embargo, Madiba vio una oportunidad de unión en aquel equipo de rugby y, a través de la compasión y la generosidad, pretendía demostrar que los blancos ya no eran sus enemigos, sino que se habían convertido en compañeros de la democracia. Según él, no era momento de venganza, sino de construir una nación rompiendo el ciclo de miedo que, hasta ese momento, vivía Sudáfrica.

La inspiradora historia, basada en el libro ‘El Factor Humano: Nelson Mandela y el juego que hizo una nación’ de John Carlin, destaca el poema ‘Invictus’ (Invicto) de William Ernest Henley y muestra cómo Mandela combina fuerzas con Francois Pienaar, capitán del equipo de rugby, para unir al país a través del deporte.

Una larga travesía comienza para los jugadores de rugby quienes se acercaron a la comunidad, visitando varias ciudades del país, para entrenar junto a los niños y llevar un mensaje de cambio. Gradualmente, los Springboks se convirtieron en algo más que un equipo de rugby y pasaron a ser un elemento que unía a todo un país, guiados por la consigna ‘Un equipo. Un país’.

‘Invictus’

Más allá de la noche que me cubre,

negra como el abismo insondable,

agradezco a los dioses si existen,

por mi alma invicta.

 

Caído en las garras de la circunstancia

nadie me vio llorar ni pestañear.

Bajo los golpes del destino

mi cabeza está ensangrentada, pero erguida.

 

Más allá de este lugar de ira y llantos,

donde yace el horror de la sombra,

la amenaza de los años

me encuentra y me encontrará sin miedo.

 

No importa cuán estrecho sea el portal,

Cómo cargada de castigos la sentencia,

soy el dueño de mi destino:

soy el capitán de mi alma.

 

Nelson Mandela conoció este poema del año 1875 cuando todavía se hallaba en la cárcel y fue fuente de inspiración para seguir luchando y esperar más de sí mismo. En la película, Mandela le da este poema a Francois Pienaar pues considera que el equipo necesita de esa misma inspiración para superar las expectativas que tenían de ellos mismos.

Aunque en la realidad el texto que le pasó Mandela a Pienaar es “El Hombre en la Arena”, del presidente de los Estados Unidos Theodore Roosevelt, el poema ‘Invictus’ fue escogido para la película por el significado que tiene para Mandela, pues se conoce que lo recitaba a otros reclusos mientras estuvo encarcelado en la prisión de Robben Island.

Como es citado en el filme, Nelson Mandela estuvo 27 años en prisión y a su salida pudo perdonar a las personas que lo encerraron. La película ‘Invictus’ se ha convertido en el reflejo del florecimiento de una Sudáfrica que encontró en aquel “valiente caballero que usaba palabras en vez de armas” la fuente de inspiración para perseguir la igualdad, la reconciliación, el perdón y la paz.

“La nación multirracial comienza aquí. La reconciliación y el perdón también comienzan aquí. El perdón libera el alma y elimina el miedo. Es por eso que es un arma tan fuerte”: Nelson Mandela

 

Milagros Oliveros

@Milakop

Sobre el autor

Milagros Oliveros

Milagros Oliveros

Ágora

Milagros Oliveros Cordoba. Vallenata. Comunicadora Social interesada en la divulgación de la cultura y las artes colombianas, y en la investigación de la compleja relación entre comunicación, cultura y tecnología.

Con el objetivo de ampliar mis conocimientos y descubrirme como comunicadora social y periodista, he trabajado en distintos medios masivos a lo largo de mi carrera, participado en procesos de comunicación para el desarrollo y en proyectos de investigación sobre comunicación y cultura. Este viaje por los diferentes campos de la comunicación me ha servido para confirmar mi pasión por la escritura y la investigación. Veo el periodismo como un género literario y siento que, a través de crónicas, reportajes e historias de vida, muestro el reflejo del mundo a los lectores que, en última instancia, son los que pueden identificarse con mis textos. Eso es lo que me mueve como periodista.

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