Opinión

Tlön Bar: un mundo de todos

Carlos César Silva

25/04/2014 - 11:10

 

Tlön Bar: un mundo de todos

Tlön es el fruto de fatigadas generaciones de hombres que secreta y rigurosamente han concebido y diagramado un universo de extremo idealismo”. Jorge Luis Borges

Nuestro mundo está ubicado en el centro histórico de Valledupar, en la calle 15 N° 6-54, a unas cinco casas de la plaza Alfonso López. Advertirlo no resulta tan complicado, ya que tiene una fachada rosada que sobresale entre las demás del sector, que en su mayoría son blancas o de tonos opacos.

El poeta Luis Alberto Murgas, pontífice de la palabra y los placeres, descifró sin esforzarse demasiado lo que a Fredy, a mi hermano Memo y a mí nos motivó a pintar el frente así. Apenas lo vio nos dijo con los labios húmedos de whisky: “Ese color está inspirado en el título de un cuento de Borges… Jejeje… Claro: Hombre de la Esquina Rosada”.     

El relato mencionado por el maestro Murgas fue publicado por primera vez con el nombre de Leyenda policial en la revista Martin Fierro del 26 de febrero de 1927. Una segunda versión hizo parte del volumen El idioma de los argentinos en 1928 con el título de Hombres pelearon. Una tercera se publicó como Hombres de las orillas en el diario Crítica del 16 de septiembre de 1933.

La versión final del cuento con el título que motivó, como afirmó el maestro Murgas que no es menos borgiano que hedonista, la fachada de nuestro mundo, integró el libro Historia universal de la infamia que se publicó en 1935 y que Fredy, Memo y yo leímos reeditado en algún momento de nuestras vidas sin ponernos de acuerdo.

Para Fredy (que trabajó en Argentina de barman, chef y profesor de salsa)  Hombre de la Esquina Rosada es una metáfora sobre el miedo y la osadía. Memo considera que es el relato más humano y coloquial de Borges. A mí me enardece del texto que por medio del personaje de La Lujanera se destaca la vivacidad de la mujer por encima de la del hombre. Los tres tenemos percepciones distintas. Pero concordamos de manera inevitable en una cosa: se trata de una obra de arte que retrata el lenguaje, las tragedias y los mitos de los arrabales de la Buenos Aires de entonces.

Memo fue quien sugirió el color de la fachada: “Vamos a pintarla de rosado para continuar con Borges”, manifestó. En primera instancia yo no comprendí, me trasladé más bien a la Casa Rosada, sede del poder ejecutivo en Argentina. Pero Fredy con un brillo en los ojos y una sonrisa de niño vislumbró: “Sí… Rosada... Ya me imagino bailando con La Lujanera, provocando la envidia de todos”. Entonces recordé el cuento de El Pegador y El Corralero y dije mirando lejos: “Aaah… Ya… Hombre de la Esquina Rosada…Ese va ser el color de nuestro frente…”. Memo y Fredy casi en coro gritaron: “Tú sí andas lento”.

En nuestro mundo todo tiene un significado. De la obra de Borges proviene gran parte de la forma que nos atañe. Otro de sus cuentos fue esencial en nuestro génisis. Se trata de Tlön, Uqbar, Orbis Tertius, publicado por primera vez en 1941 en la colección El jardín de senderos que se bifurcan, que después formaría parte del libro Ficciones.

Tlön, Uqbar, Orbis Tertius muestra la erudición de Borges en su esplendor. No es un relato de arrabales y cuchilleros como Hombre de la Esquina Rosada, es más bien una representación totalizante de la creatividad, la invención y la ficción. Borges crea un mundo, un mundo llamado Tlön, en donde el idealismo filosófico del siglo XVII de George Berkeley es asumido como el sentido común, un libro que no encierra un contra libro es incompleto, las cosas se duplican, el materialismo es considerado una herejía, el sujeto del conocimiento es uno y eterno…

El nombre de nuestro mundo proviene del Tlön de Borges. Tlön Bar es un espacio alternativo en el que la imaginación fluye manipulando la realidad como lo hace el autor de Historia universal de la infamia, en el que no buscamos la verdad ni la verosimilitud sino el asombro como los metafísicos de Tlön. El patio en donde hacemos las parrandas y las presentaciones artísticas se denomina Orbis Tertius, la barra en la que despachamos las distintas bebidas se llama Uqbar. Tenemos el coctel Brandy Lunecio (en Tlön no hay palabra que corresponda a la palabra luna, pero hay un verbo que en español sería lunecio) y el Xul Solar (traductor de una de las lenguas del Sur de Tlön).

No sabemos concretamente como se convirtió Tlön, Uqbar, Orbis Tertius en la principal fuente de nuestro mundo. Memo dice que él fue quien planteó la idea porque Tlön representa el idealismo humano. Fredy manifiesta que la iniciativa fue suya y que pensó en un laberinto destinado a que lo descifren los seres humanos como a Tlön. Yo digo que la ocurrencia es mía y que me resultó de un sueño en el que Borges y Bioy Casares me hablan de Tlön como una irresponsable licencia de la imaginación. En definitiva, como pasa en el Tlön de Borges, en nuestro mundo “no existe el concepto del plagio: se ha establecido que todas las obras son obra de un solo autor, que es intemporal y es anónimo”.

Tlön Bar es un lugar camaleónico que se ha desbordado de las mentes que lo concibieron. La idea de un mundo pluricultural en Valledupar ya no pertenece a Fredy, a Memo y a mí. También es de Miguel Barrios que señaló que la biblioteca debía llamarse Julio Cortázar, de Alfredo Bermúdez que dijo que en consecuencia el nombre del periódico mural debía ser La noche boca arriba (como el fascinante cuento de Cortázar), de Hanner López Jaimes que rotuló a la tarima con el nombre del juglar Juancho Polo Valencia, de Ernesto Altahona Castro que expresó que en el segundo salón se debía abrir un espacio para que los artistas dejaran su huella, de Pipe Araújo Ariza que contribuyó con la suscripción al periódico El Espectador, de Félix Molina-Flórez que soñó que Tlön Barquedaba en el patio de su casa, de todos aquellos y aquellas que nos visitan y nos dan su opinión de agrado, jubilo, emoción, desconcierto y a veces hasta de rechazo.

En las paredes de Tlön Bar permanece la exposición de pintura La muerte del ángel de Jose Luis Molina “El Turri” (inspirada en un tango de Astor Piazzola), en cada una de las ventanas que dan a la calle hay una escultura del denominado “arte sobre ruedas” de Baldot: Reptiles 2 y Felinos. El zinc que encierra el patio lo pintaron los artistas Moya, Pello y Rico con la complicidad de Walter Arland. Por la tarima Juancho Polo Valencia han desnudado su música Carolina Celedón, Yuyo Mohrez, Poncho Daza, Edgar Camargo, El Peque, Sontananeo, Jonathan Castro,  Manlio Ferias, Jader López, Marta Solano “La Mampana”, USB, Naipees, Litox y Los Delitox, Sol de marte… Jaime Celedón y El Pototo han hecho cuentería, el actor Martin Armenta lanzó su libro Remolinos de hojas secas, Casalins dio clases de salsa y Antonio Sierra presentó su show de títeres. Tlön Bar es un corazón que bombea arte y que pertenece a todo aquel que lo quiere tener en su pecho.

Nuestro mundo (el de todos aquellos que lo sientan como propio) tiene una gran influencia de Argentina, eso es innegable. Fredy vivió allá varios meses y se enamoró del país, de sus mujeres y de Fito Páez. Memo manifiesta que Sábato es el escritor más importante de todos los tiempos en lengua castellana (por encima de Cervantes, Borges y Rulfo) y que Pelé es el rey del futbol pero que Maradona es el dios. Yo sueño con escribir algún día una novela como La invención de Morel de Adolfo Bioy Casares y a veces cuando entro al baño me llevo entre manos una foto de Eva Perón para inspirarme. Argentina nos atrae por su arte y su vida, pero   Tlön Bar es universal y no tiene una geografía ni una cultura concreta. Estamos en Valledupar, diagonal a la Escuela de música Rafael Escalona, los artistas locales se toman nuestro espacio con propiedad, hay un palo de totumo en el patio que no tiene menos de cincuenta años, suena Tardes de verano de los Hermanos Zuleta, pero también sentimos a Picasso merodeando por la plaza Alfonso López, a Poe orinándose en las paredes de la Iglesia de la Concepción y a Madonna cuadrando su BMW en el parqueadero que tenemos al frente. En Tlön Bar se viaja por medio del arte, se viaja sin límites porque la imaginación, como se sabe, todo lo puede.

Cada día tiene su afán y su propio concepto en Tlön Bar. Los lunes son de intercambios de experiencias  en distintos idiomas mientras las personas degustan bebidas. Los martes son literarios con recitales, lanzamientos de libros, cuentería y charlas. Los miércoles son de salsa con baile, talleres y presentaciones en vivo. Los jueves son de rock. Los viernes y sábado son de música crossover y parranda vallenata. Y los domingos son de teatro y karaoke. Hay arte y rumba, se puede oír poesía, hablar de los cuadros de Van Gogh, de los versos de Alejandro Duran, de los pechos de Salma Hayek y Scarlett Johansson… Se puede besar el cuello de la novia mientras se baila Desnudate de Frankie Ruiz y gozar de la rumba hasta las 3:30 a.m.

Le hemos apostado al centro histórico de Valledupar con una propuesta que parecía irreal como Tlön, Uqbar, Orbis Tertius. Nos hemos encontrado con amigos que han asumido este proyecto como propio. Un mes después de su inauguración,  Tlön Bar se ha convertido en un mundo de todos, un mundo en el que concurren personas de diferentes condiciones. Nunca alcanzaremos la perfección, sabemos que la verdadera condición humana se encuentra en lo imperfecto, pero queremos prestar un servicio de calidad y eficiente, para eso tenemos el reto de ser cada día mejores. Afortunadamente no estamos solos en esta causa, Tlön Bar ya comienza a hacer parte de la memoria y el alma de muchos.

 

Carlos César Silva

 

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