Música y folclor

‘El Viejo Miguel’ se la jugó toda por el sueño de sus hijos

María Ruth Mosquera

23/10/2015 - 05:20

 

Miguel Chitiva, El viejo Miguel

Hasta hace muy poco, cuando en el mundo vallenato se hacía referencia al ‘Viejo Miguel’, todas las imágenes que se evocaban tenían que ver con un provinciano que decepcionado se fue de su pueblo para la ciudad, lo que causó preocupación y desespero en su amigo Adolfo Pacheco, quien se quedó con el recuerdo perenne de su amistad.

También es posible que se asocie a Miguel Canales, un ermitaño, amigo de Rafael Escalona, de barba larga, que se perdió en la montaña. Pero acontecimientos de años recientes han ido modificando esos paisajes visuales y sonoros asociados al ‘Viejo Miguel’ y se ha ido introduciendo una nueva imagen que muestra a seis jóvenes, de rasgos y costumbres citadinas, atuendos juveniles, guitarra eléctrica, acordeón y una puesta en escena que da cuenta del mundo moderno, hijos de un señor llamado Miguel Chitiva, ‘El Viejo Miguel’.

Es un ‘cachaco’ -como él autodenomina- de Madrid, Cundinamarca, casado con una también ‘cachaca’ diomedista (Estela Rincón), que un día decidió cerrar el negocio de comercio de partes de motocicletas que durante veintidós años había atendido para irse a ayudar a sus hijos en la realización de su sueño en el universo inmenso de la música. “Yo era comerciante de motos. Tenía un almacén de repuestos de motocicletas en Bogotá y al ver el talento de ellos opté por vender el negocio y dedicarme el ciento por ciento a guiarlos a ellos”.

Fue un cambio drástico que a muchos se les antojaba descabellado, pues veían a un comerciante dejar atrás la actividad que por más de dos décadas le había significado certezas de estabilidad para él y su familia, para embarcarse en una aventura incierta como la música. “Al comienzo mi familia, mis hermanos más que todo, me dijeron que me había vuelto loco al vender un negocio que es estable, la fuente económica para dedicarme a algo que era inestable”, pero en él no había la más mínima duda de lo que estaba haciendo, pues conocía bien el talento de sus hijos y había comprobado en sí mismo la ecuación: Talento + dedicación + disciplina = éxito. “Ahora vivimos de la música, o mejor, para la música”, asegura ‘El Viejo Miguel’.

Desde niños, ‘Los Hijos del Viejo Miguel’ se inclinaron por la música. No se interesaron por ningún género distinto al vallenato. Existían para esa época en Bogotá los denominados ‘centros artísticos’ y el padre se iba con sus hijos a buscarles un chance para que les dieran la oportunidad de tocar un par de canciones. “Había mucho grupo norteño y escuchaban a ‘Los Hijos del Viejo Miguel tocar una o dos cancioncitas y se fue iniciando a banda de esa manera”.

Han pasado quince años desde que se conformó la banda y desde entonces este padre orgulloso no ha dejado de recibir satisfacciones por cuenta de sus hijos. “Imagínese… Muchas, aunque nos falta lograr muchísimo, pero lo queremos lograr con todo el esfuerzo y el cariño que le tenemos a la música vallenata, que es nuestra pasión”.

Sí. Mucho tiene que ser el gozo de este padre al ver a sus hijos abriéndose paso en el complejo mundo de las industrias culturales, cada vez más llenas de nuevas propuestas y nuevos talentos. Pero algo tienen estos muchachos que hallan gracia en el gusto de quienes los ven y escuchan. En el año 2012, llegaron a Riohacha para participar en el festival Francisco el Hombre y regresaron con dos de los cuatro galardones que entrega el certamen: Mejor Cantante (máximo premio del festival) y Mejor agrupación. “Ya tenemos cuatro producciones grabadas y ha sido el orgullo para la capital de la República, porque somos netamente cachacos. Usted de dio cuenta cuando ganamos el festival ‘Francisco El Hombre’ que fue una propuesta diferente y eso le agradó a la gente; lo que más nos dejó satisfechos fue que la gente de raíces de La Guajira les gustó muchísimo que hubiéramos presentado algo novedoso, aunque no es nada fácil,  pero la verdad es que en las presentaciones a donde vamos el público queda muy feliz, piden canciones; bajarnos de la tarima a veces es complicado porque la gente quiere que sigamos tocando y eso nos llena de muchísima satisfacción; representar la música vallenata de esta manera, sin salirnos de las raíces que tiene nuestro vallenato clásico…”. Lo expresa así: “Nuestro vallenato”, con sentido de pertenencia, porque ya en su corazón se ha enquistado este folclor que hace muchos años derribó fronteras para convertirse en la música de todos.

Los logros no han cesado para este grupo: Una prenominación a los Grammy en 2012 y la representación, por tercer año, del género vallenato en el a Womex (World Music Expo), que se realiza en Budapest desde el pasado miércoles y culmina este domingo. La representación se da mediante apoyo del Ministerio de Cultura, a través de su oficina de Emprendimiento Cultural, como estrategia de internacionalización de las industrias culturales colombianas y promoción de la circulación de bienes y servicios culturales del país. “Varios países que van a esta rueda de negocios. Se lleva la biografía del grupo y los discos que se han grabado. Esa es la rueda de negocios más grande que hay en el mundo”, dice ‘El Viejo Miguel’.

Además de ‘Los Hijos del Viejo Miguel’, en este evento participan Cecom Music, Grupo Bahía y Herencia de Timbiquí, de Cali;  Invazion, Merlín Producciones, de Medellín; Rancho Aparte Chirimía, de Quibdó, y Fundación Cultural Arca, Fundación Thundaball, M3 Music, Sonidos enraizados, Llorona Records, OM Producciones Music International, Tambora Records, Gtok Music SAS, Garra Producciones y Los Hijos del Viejo Miguel, de Bogotá.

La banda Los Hijos del Viejo Miguel está integrada por Marley Chitiva (guacharaca), Miguel Chitiva (acordeón), Andy foronda (congas y caja), Yeir Chitiva (bajo y voz), Leonardo Téllez (batería), Andrés Felipe Foronda (caja), Poncho Quevedo (bajo y voz), Camilo Quevedo (coros). No todos ellos son hijos de sangre del Viejo Miguel (sólo Miguel, Yeir y Marley son sus hijos biológicos), pero sí lo son de afecto, de compañerismo, del maestro que guía, de un padre que quiere y que se la juega todo por el sueño de sus hijos.

 

María Ruth Mosquera

@sherowiya

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