Literatura
VÃctor Hugo o la vigencia de un ideal polÃtico
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Contando tan sólo 18 años, VÃctor Hugo –el autor de libros tan controvertidos como Lucrèce de Borgia y tan conocidos como Les Misérables– ya habÃa publicado su primer poemario titulado Odas y sus poemas habÃan sido gratamente recibido en la corte del rey Luis XVIII. A sus veinte años, VÃctor-Marie Hugo ya destacaba como un gran escritor y su carrera en el oficio pintaba como una promesa indudable.
Desde la infancia desarrolló el hábito del dibujo, el cual le acompañarÃa hasta su muerte. Pasó su infancia junto a su padre, quien viajaba de ida y vuelta de Nápoles a España. Nació en Besanzon (Francia), el 26 de febrero de 1802, pero pasarÃa parte de su infancia en ParÃs. A los 18 años ya habÃa publicado Bug Jargal y Han de Islandia, ambas obras cuyo valor literario abrirÃa el camino del autor para continuar forjando el valor de su pluma.
Tres años después de llevar sus escritos a la corte de Luis XVIII, es nombrado Caballero de la Legión de Honor. Entre 1826 y 1837 conoce a personajes como Chateaubriand y Franz Liszt. En estos años es nombrado oficial de la Legión Francesa y no pasa mucho tiempo antes de obtener el tÃtulo de Par de Francia. Es en ese tiempo cuando escribe el drama de Lucréce de Borgia, bien recibido por la crÃtica pero que distorsionaba la imagen de la mujer dibujándola como envenenadora.
VÃctor Hugo tuvo numerosas amantes durante su vida. El romance más conocido fue el que sostuvo con la actriz Juliette Drouet, sin embargo, otros fueron más tormentosos para él. En 1822, habÃa contraÃdo matrimonio con Adèle Foucher, quien le engañó con un crÃtico, llena de hartazgo por la vida de escapadas románticas del escritor.
De su matrimonio con Foucher resultaron cuatro criaturas, de las cuales sólo sobrevivieron Charles y Adèle. Leopoldo murió al poco tiempo de haber nacido y Leopoldine murió a las orillas del Sena en la noche de bodas de la pareja. Durante esta época escribe Nuestra Señora de ParÃs, obra que ha de costarle numerosas veladas insomnes y que a la postre le dejará cansado y enjuto, con muy mala apariencia. Sin embargo, el esfuerzo no serÃa en vano pues esta pieza literaria es una de los fragmentos narrativos más ricos y leÃdos en la historia.Â
Incansable defensor de las ideas democráticas de la época, Hugo ganarÃa una posición como diputado al apoyar al PrÃncipe Luis-Napoleón en la Segunda República, en 1848, y después se opondrÃa al golpe de Estado del 2 de diciembre de 1851, situación que provocó su exilio durante el Segundo Imperio de Napoleón III.
Durante su exilio conoce a mucha gente. Desde Bruselas, Jersey y Guernesey hasta Luxemburgo, tiene encuentros con Hans-Christian Andersen, Oscar Wilde, Dumas y Julio Verne. Su vastÃsima obra está compuesta por obras literarias y polÃticas entre las que destacan algunas de las siguientes: Han de Islandia (1823), Bug-Jargal (1826), Nuestra Señora de ParÃs (1831), Lucrecia Borgia (1833), MarÃa Tudor (1833), Napoleón el Bajito (1852), Los castigos (1853), Cartas a Luis Bonaparte (1855), Los miserables (1862), El asno (1880), Los cuatro vientos del alma (1881), Torquemada (1882), El Archipiélago de la Mancha (1883).
La vida polÃtica de VÃctor Hugo estuvo llena tanto de satisfacciones personales como de grandes sinsabores, pues sus ideales sobre la democracia iban mucho más allá de las concepciones polÃticas sobre la vida social en su época. Opinaba que, cuando el conocimiento lo poseÃa una sola persona, reinaba la monarquÃa, si era dominado por un grupo pequeño de hombres ricos, dominaba la aristocracia, y que cuando todo el mundo tenÃa acceso al conocimiento y dominio de él, entonces reinaba la democracia.
Será hasta la Tercera República, a la vuelta de su último exilio, que Hugo se convertirá en un personaje clave en el mundo polÃtico francés. Hugo abogaba por la unidad Europea. Su sueño era el de un continente con una sola nacionalidad, y lo llamaba Estados Unidos de Europa.
Sus contemporáneos no creÃan que esto fuese posible debido a la historia de rivalidades entre naciones, sin embargo, él consideraba que cuando el comercio y no la polÃtica dominaran el territorio europeo, esta realidad serÃa posible. Murió de neumonÃa el 22 de mayo de 1885, dejando un legado de ideales plasmado en los corazones de todos aquellos quienes le han leÃdo o escuchado por boca de quienes le repiten.
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Erik Sierra Gómez PedrosoÂ
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