Ocio y sociedad

Un faro cultural para Barranquilla

Ricardo Moncada Esquivel

24/05/2016 - 07:25

 

Biblioteca Pública Piloto del Caribe / Foto: Adrián Quintero

El sol despunta con toda su fuerza sobre el sector de La Isla, un asentamiento subnormal ubicado en zona rural de la ciudad de Barranquilla, pero que dista a escasos tres minutos del casco urbano. Basta con atravesar en canoa el caño de La Ahuyama, desde el populoso barrio de Barlovento, para llegar a este sector, en el que conviven cerca de 130 familias desplazadas por la violencia, provenientes de los departamentos de Córdoba, Magdalena y Bolívar.

Se trata de un grupo de origen campesino que ha levantado en el lugar sus viviendas, en madera y tejas de cartón. En el lugar han sembrado huertas de cebolla, cilantro, zanahoria, entre otras yerbas, que les sirven para vender en el mercado, como una manera de conseguir un sustento económico y para su propia alimentación. 

Es un día sábado y hasta allí ha llegado un grupo de profesionales y voluntarios de la Biblioteca Pública Piloto del Caribe (única entidad que presta sus servicios a esta comunidad), conformado por bibliotecólogos, promotores de lectura, psicólogas y docentes de artes, quienes cada semana atraviesan en canoa el Caño de la Ahuyama, con el fin de que los 85 pequeños de La Isla y sus familias tengan la oportunidad de mirar diferente su futuro por medio de los libros. Esta actividad hace parte del programa ‘Érase una vez una Loma y una Isla’, una iniciativa de esta biblioteca que atiende a poblaciones de escasos recursos de dos sectores vulnerables de La Arenosa.  

“Muchos niños llegan a cursar primero de primaria sin saber tomar una tijera o incluso no saben saltar. Así que no solo promovemos la lectura, también hacemos actividades artísticas como pintura o teatro y diversas acciones lúdicas. Entonces, parte de nuestro trabajo se centra en suplir esas necesidades para que cuando ingresen a la escuela tengan mayor posibilidad en su educación”, explica la coordinadora de la Biblioteca Piloto Infantil, Rosiris Reyes.

Una mañana de sábado como ésta, es fácil encontrar a un grupo de niños de mirada curiosa a la sombra de un palo de mate, mientras un promotor de lectura los seduce para que se aproximen a los libros y de esta manera abrirles la imaginación a nuevos mundos.  “Para nosotros es importante que la biblioteca venga a La Isla, porque de otra forma ellos no podrían tener estos programas. Desde que vienen a ofrecer los talleres se nota un cambio en los niños, aprenden muchas cosas. Nosotras también hemos aprendido a compartir más con nuestros hijos y a mejorar la convivencia en casa y con los vecinos. Ya no hay tantas peleas. Pienso que los libros son importantes para los niños porque les ayuda a despejar la mente”, afirma Ilba María Becerra, una de las madres atendidas por este programa, quien llegó hasta este lugar proveniente de la Sierra Nevada de Santa Marta.

Una Biblioteca para el desarrollo comunitario

Pero este es solo uno de los muchos servicios que ofrece la Biblioteca Piloto del Caribe, una institución que con 22 años de labor lidera importantes procesos en torno a las letras y las artes en la región mediante sus servicios bibliotecarios básicos y diversos programas de extensión. La entidad cuenta con dos sedes, la biblioteca para adultos y la biblioteca infantil. 

Las dos sedes están ubicadas en la Comuna 10, un sector vulnerable de la Capital atlanticense, que trabaja en especial con madres, niños y abuelos de los barrios Barlovento, Barrio Abajo, Montecristo, Villanueva, Centro y Rosario, y las comunidades subnormales de desplazados de Brisas del Río y La Isla (Loma I). Para sus habitantes, la Biblioteca representa un oasis para estar a salvo de los problemas de violencia generados por factores como la delincuencia, el microtráfico y la falta de oportunidades que padece el sector.

Estos dos espacios culturales están a cargo de la Corporación Luis Eduardo Nieto Arteta, que dirige Cielo Támara Hoyos. “Esta es una biblioteca que está concebida no como un edificio donde reposan estanterías con libros, sino como un espacio de encuentro que aporta al desarrollo sociocultural de la comunidad, atrayendo lectores y desarrollando programas de extensión cultural para salir al encuentro de los ciudadanos”, asegura. 

La Biblioteca Piloto del Caribe, que en la actualidad está seleccionada para aspirar al Premio Nacional de Bibliotecas ‘Daniel Samper Ortega’, organizado MinCultura por medio de la Biblioteca Nacional de Colombia, es una de las 1.424 bibliotecas que constituyen la Red Nacional de Bibliotecas Públicas del país.  

“Para nosotros ha sido importante el apoyo que hemos tenido del Ministerio de Cultura y de la Biblioteca Nacional de Colombia, en la creación y el fortalecimiento de nuestros programas de fomento a la lectura, al igual que en el acceso al uso y la apropiación de herramientas TIC. En el primer caso, nos ha permitido capacitar al grupo humano para la atención a la primera infancia y en el segundo, nos ha entregado la dotación de tecnologías mediante el Proyecto Uso y apropiación de TIC en bibliotecas públicas. Todo ello es una alternativa para el enriquecimiento de los procesos lectores que les amplia a los usuarios los horizontes del conocimiento. Pero, además, nos da la oportunidad de formar lectores críticos que aprenden a usar las redes virtuales de una forma más positiva y provechosa”, explica el director de la Biblioteca, Miguel Iriarte Díazgranados.  

Servicios innovadores de la Biblioteca

Hasta la Biblioteca Piloto Infantil llega semanalmente Johedis Arango, una jovencita de 13 años que desde los seis, visita la moderna sede abierta en 2004 en el Parque Cultural del Caribe para disfrutar los diferentes servicios que allí se ofrecen a la comunidad. 

Johedis se encuentra en la sala de lectura de la Biblioteca Infantil, en compañía de un grupo de muchachos entre los 8 y 14 años, participando de ‘Grandes Preguntas en Bibliotecas Públicas, una propuesta de la Biblioteca que tiene como finalidad que los jóvenes se interroguen sobre aquellos temas complejos a los cuáles no le han encontrado respuesta, para discutir las posibles respuestas entre todos y luego, con la guía de los promotores de lectura, buscar su respuesta a por medio de Internet y de las colecciones bibliográficas de la biblioteca. “Lo que más me gusta hacer  aquí es leer. Incluso tengo un libro preferido, ‘Guillermo Jorge Manuel José’, que cuenta la historia de un niño que conoce a una señora de la tercera edad y le ayuda a recordar su infancia”, dice la joven de tez trigueña, cabello oscuro ensortijado y vivaces ojos negros y quien cursa séptimo grado en el colegio Nacional de Comercio de esta ciudad.

Este es uno de los servicios que ofrece esta biblioteca, junto con el Cine Foro y el Clan de Lectura Crítica, como parte de la implementación del Proyecto Uso y apropiación de TIC en bibliotecas públicas, en el cual los bibliotecarios involucran a la comunidad de manera activa por medio del uso y la apropiación de las tecnologías como herramientas clave para la realización de las actividades, por su potencial para conectar a las personas e incrementar las oportunidades de acceso a la lectura y el conocimiento.

Por su parte, Gina Marcela Loaiza González, una joven de 16 años, estudiante de grado once en la Institución Nuestra Señora del Rosario, asiste al Cine Foro todos los viernes, a las 7:00 p.m., junto con cerca de 80 jóvenes del sector. Allí, a partir de actividades lúdicas, comparten con un tallerista y debaten y dialogan conjuntamente en torno a las temáticas  e historias de las películas que aprecian: “Aquí hago amigos, conozco otras personas, como las que vienen a hacernos los talleres también de teatro o de historia de nuestra ciudad. Con el Cine Foro, uno habla sobre la película, hace reseñas y todo eso te lleva aprender a expresarte y perder la timidez, todo en un ambiente muy divertido”, asegura Loaiza. 

Domingo José Bolívar, una avezado lector, quien además escribe poesía y ensayo, es uno de los miembros del Clan de Lectura Crítica y asegura que lo que más le agrada es compartir con las demás personas sus  opiniones sobre lo que leen. “A veces son muy distintas, otras similares, pero todas son válidas, entonces es una retroalimentación muy interesante que enriquece la lectura. La lectura me sirve para no ser tan ingenuo, me ayuda a tener una mirada crítica de lo que me rodea. En un aspecto más íntimo, me ayuda a liberarme un poco. Cuando estoy hastiado de mi vida, entonces me meto en un libro, para vivir otras vidas, que también son duras, pero que al final de cuentas son mucho más emocionantes”, afirma.

“El lema de nuestro club es: la lectura es buena, compartirla, mejor. Si hay algo mejor que leer es hablar sobre lo que leemos. A través de Facebook, tenemos cerca de 300 miembros. Aprovechar estas nuevas tecnologías nos permite potencializar el Clan de Lectura, pues mientras que cada quince días podemos reunirnos unas 20 personas, a través de la red social, hay un diálogo permanente para hablar de narrativa y poesía”, explica Joaquín Matos, coordinador de este programa. 

Además de estos servicios innovadores, la Biblioteca caribeña tendrá uno nuevo: Somos JuvenTIC, pues acaba de ser premiada en el marco de la Convocatoria de Estímulos del Proyecto Uso y apropiación de las TIC en bibliotecas públicas del Ministerio de Cultura de Colombia, que se ejecuta en el marco del Plan Nacional de Lectura y Escritura “Leer es mi cuento”, que busca aumentar los índices de lectura en el país al año de 1.9 a 3.2 en 2018. Se trata de un proyecto innovador que busca que los jóvenes de la comunidad y desplazados descubran la historia de su sector, investigando en fuentes documentales, en el Archivo Histórico, pero también con las personas mayores y líderes de su comunidad. Para ello van a ser capacitados en fotografía, video y en la manera como deben realizar las entrevistas para hacer la historia de su barrio.

Gracias a los servicios innovadores, así como a experiencias consolidadas durante años como el Cine Club, que cuenta con la presencia de un público de cerca de 70 personas de todas las edades y ocupaciones, la Biblioteca Pública Piloto del Caribe por medio de sus dos sedes, infantil y para adultos, beneficia a un amplio sector de la población más necesitada de Barranquilla, como un gran faro cultural.

Así lo considera Rosiris Reyes, quien ha visto personalmente cómo los servicios de la biblioteca llegan a tocar necesidades como la carencia de afecto al interior de las familias. 

“Una vez tuve el caso de un niño de La Isla, de diez años, muy tímido y reservado, proveniente de una familia de 13 hijos. Él era uno de los menores y un día cuando les leía un cuento sobre la importancia de los abrazos, dijo, mientras tenía su cabeza gacha, que él nunca había recibido un abrazo. Yo me acerqué y lo estreché con mis brazos, pero el pequeño no sabía qué hacer con los suyos. Entendí entonces que para una madre con tantos hijos y en tales condiciones, era difícil hasta tener tiempo para abrazar a sus hijos. Han pasado los años y el niño es uno de los jóvenes más adelantados en su colegio, él suele decirme que no olvida que fui yo la primera persona que le dio un abrazo”, recuerda con aire de satisfacción la bibliotecaria. 

 

Ricardo Moncada Esquivel 

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