Música y folclor
Edinson Brito y Franklin Vega, a la conquista del Valle de Upar
Su voz le hizo ganar el título de Padrino hace muchos años en una parranda, y desde entonces es el apodo con el cual todo el mundo lo conoce en el mundo del vallenato. Edinson Brito tiene esa capacidad de acaparar la atención del oyente desde la primera nota, desde la primera respiración, volcando todo su sentimiento en cada entonación.
Veinte años después de haberse ido a Venezuela en busca del éxito profesional, Edinson Brito vuelve a Valledupar para promocionar su última producción musical y lo hace como todo Padrino lo haría, es decir bien acompañado.
Franklin Vega –el acordeonero que resultó Rey infantil en 1992– se asegura que el acompañamiento sea el más pulcro y melodioso. No es fácil ser el dúo musical de un Padrino, pero él lo lleva a la perfección. “Tiene buena espalda”, comenta Edinson.
Las notas de Franklin, siempre atinadas, y su compás salpicado de tanteos sutiles se propagan por el escenario con una armonía romántica y, mientras tanto, el jefe de prensa los observa, vigila cada paso, rodea el set de Vallenatos fans en busca de una foto, de un detalle. Definitivamente, el Padrino está bien rodeado.
El retorno a Valledupar no es fácil y ellos lo reconocen. Supone mucho esfuerzo comunicativo, mucha perseverancia, pero Edinson Brito tiene muy claro cuáles son sus aspiraciones: “Quiero ser alguien aquí también”.
Venezuela y Caracas son los lugares donde el Padrino se formó musicalmente, donde logró abrirse unas puertas y forjarse un nombre. “Le debo mucho a Venezuela”, expresa Edinson con el tono de una persona que ha luchado por hacerse un espacio. A continuación, nos recuerda una canción que produjo siete años atrás y que le valió un gran éxito comercial: “Las pesquitas”.
Los tiempos han cambiado y la música del duo Edinson y Franklin también. El tema que ahora promocionan se titula “No me quieren nada” y es una de las composiciones claves de la nueva producción. Una de las sesenta que preseleccionaron y que terminaron grabadas en ese proceso de casi cuatro meses de duración.
Ante el público atento, Edinson canta su tema estrella ilusionado y rebosante de energía. No le molesta cantar y repetirlo. Lo hace con mucho gusto, entregado a los que se desplazan y lo retribuyen con un aplauso o una sonrisa.
Aunque el camino es largo, Edinson sabe que Valledupar es una ciudad donde poco a poco le irán conociendo, donde sus producciones se irán escuchando y donde también encontrará mucho sentimiento.
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