Música y folclor
El Bolero inmortal [II]
Las fiestas tradicionales religiosas y paganas en todo el ámbito del Caribe, suelen aglutinar a individuos de ambos sexos y diversa condición social en plazas y calles cercanas a las respectivas parroquias, o centros sociales para el baile y el jolgorio, tal como explicita la novela cubana “Cecilia Valdés” de Villaverde (1974), en la cual se aprecia la importancia social del baile en las sociedades caribeñas.
En muchas residencias familiares también se organizaban bailes mediante abonos, conformadas por casas de baile, bailes de cuna o cunas, centro de miradas, comentarios y chismes e intrigas de todos los pelambres en la comidilla local. Las cunas eran orientadas por un “maestro”, quien orientaba y trazaba la figura de la danza o baile. De aquí surgen las sociedades de recreo con diversos componentes étnicos y sociales de múltiples intereses, lo cual fomenta el baile popular en el seno de dichas sociedades, para las fiestas patronales, carnavales o decembrinas, con las agrupaciones musicales más ‘In’, sin dejar de promocionar las agrupaciones menores.
El Bolero brilla con luz propia en estos entornos, pues el paisaje natural al lado de los sentimientos de felicidad o de tristeza que despierta el ser amado, conforma objetos con variados propósitos como el sentimiento amoroso, amor filial, la amistad, etc. Los entendidos derivan su empatía con episodios que despiertan sus movimientos de compás ternario de tres por cuatro, con métrica ternaria de tres por cuatro, integrada por negra, dos corcheas y negra. Hay variantes múltiples que han permitido fusionarse con otros géneros, como los de ejecución trovadoresca en serenatas y la música bailable antillano-caribeña, estimuladas ampliamente en los medios y en amplios recursos auditivos y visuales.
Los acercamientos amorosos han hecho apología en el bolero bailable, al conformar un entorno romántico-reflexivo, con equilibrio rítmico entre los géneros con mucha expresividad emocional, alternando momentos claves de la existencia donde Eros y Tanatos conviven, ya descritos desde 1792 en el Papel Periódico en La Habana, con amplio eco en la radiodifusión colombiana desde 1930.
Las voces primo y segundo interpretan el dúo con elevado nivel artístico, donde el segundo se destaca, muy flexible y adaptable para ser fusionado, gracias a su estructura formal en períodos de 16 compases y Modos Mayor y menor.
El Trío Matamoros había causado revuelo en Cúcuta, procedente de Caracas en 1934. De allí continúa hacia Bogotá, acompañado por el tenor Carlos Julio Ramírez. También es memorable la acogida que tuvo Pedro Flores y su conjunto de Puerto Rico.
Los salones del país eran estremecidos por pasillos, bambucos, foxes, blues y blues, con acompañamientos diversos, desde colombianos, cubanos, argentinos y mexicanos, daban pie para resaltar nuestros propios valores. Fue así el bogotano Jorge Añez, quien en 1930 compone el primer bolero nacional, Te Amo, en la voz del mexicano Tito Guízar; luego irrumpe el antioqueño Jorge Mora con la orquesta del español José M. Tena; para esas calendas surge el más exitoso, su pianista paisano Jaime R, Echavarría, quien graba con Fortich y Valencia, los boleros Yo nací para ti, y Me estás haciendo falta.
Me estás haciendo falta – Jaime R. Echavarría
Me estás haciendo falta / mucha falta de verdad, / y fue que la distancia
cambió aquel sentimiento / de la frivolidad.
Y lo volvió nostalgia / de estar entre tus brazos / y sin yo darme cuenta / me enredó el corazón.
Destacamos al versátil José Benito Barros, nacido en El Banco, Magdalena, en 1915, a quien el puertorriqueño Charlie Figueroa lanzó al estrellato, grabándole sus boleros al estilo de Daniel Santos: Busco tu recuerdo, Carnaval, No pises mi camino…
Busco tu recuerdo – José B. Barros [Ch. Figueroa]
Busco tu recuerdo dentro de mi pecho / de nuestro pasado que fue de alegría,
pero solo llegan a mi pensamiento / grandes amarguras para el alma mía.
Sé que tú no has de volver / ni yo lo pretendo… / Soy culpable de tu ausencia
cariñito mío / Pero si supieras lo que estoy sufriendo/ nuevamente regresaras porque tengo frío.
Nadie como tú para quererme tanto / por eso te llamo, llorando mi pena,
porque en las tinieblas de mi cruel quebranto, / sin tu amor mi vida sería una condena.
Tengo mucho frío en el alma / sin el calor de tus besos… (Bis)
Jairo Tapia Tietjen
Sobre el autor
Jairo Tapia Tietjen
WikiLetras - In Memoriam
Codazzi, Cesar (1950-2018). Columna en memoria de quien fue un destacado colaborador de PanoramaCultural.com.co. Bachiller Colegio Nacional A. Codazzi, 1970. Licenciado en Filología Española e Idiomas, UPTC, Tunja, 1976; Docente en Colegio Nacional Loperena, 1977-2012. Catedrático Literatura e Idiomas, UPC, Valledupar, 1977-2013. Director Revista 'Integración', Aprocoda-Codazzi, 1983-2014; columnista: Diario del Caribe, Barranquilla, El Tiempo, Bogotá, El Universal, Cartagena, El Pilón, Vanguardia Valledupar: 1968-2012. Tel: 095 5736623, Clle. 6C N° 19B 119, Los Músicos, Valledupar- Cesar.
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