Ocio y sociedad

Cuando puya, paseo, merengue y son no se cantan sino que se beben

María Ruth Mosquera

04/11/2016 - 06:30

 

La cerveza Juglar y Rafael Mauricio Rueda

En diversos contextos, el término Juglar está asociado al folclor itinerante, a los artistas trashumantes que viajaban por los pueblos cantando y tocando creaciones musicales propias. En Colombia, esta palabra proyecta de inmediato una visión mental de excelsos protagonistas de la música popular, como por ejemplo de la música vallenata tradicional, en el caso de la región Caribe.

En esta ocasión será necesario comenzar a hacer otras asociaciones cuando de Juglar se hable, aunque la terminología toda esté conectada con la tradición, la ancestralidad, la música, el paisaje, lo étnico y lo productivo; sumado a otros fonemas como cuerpo, color, sabor y aroma.

La ‘Puya’, por ejemplo, es alegre, rojiza, repleta de tonalidades que se perciben con el sentido del gusto; al hacer contacto con el paladar, genera una explosión de sabores. ‘Merengue’ es negra, cremosa, con matices caramelizados; una evocación rítmica del café cultivado en la Sierra Nevada y la Serranía del Perijá. ‘Paseo’ es dorada, una danza heterogénea de sabores alegres, románticos, lentos, rápidos; inspirados en las narraciones musicales que tocan el ánimo del provinciano. Y ‘Son’ es rubia, acanelada, una reminiscencia de las sabanas caribeñas, una experiencia de compases endulzada con miel de la Sierra, que pasa por el paladar dejando una huella que es amalgama de dulce y amargo, de invierno y verano.

Estas: ‘Puya’, ‘Merengue’, ‘Paseo’ y ‘Son’, o mejor, Cerveza Juglar, son el resultado de una idea de emprendimiento y empresarismo con la cual se pretende rendir honor a la música vallenata tradicional y todos los elementos que la rodean como cultura. Es una cerveza producida en Valledupar, de manera artesanal, a base de malta, de una estética ligeramente turbia debido a que el proceso de gasificación se hace de forma natural, implicando unos mayores tiempos de maduración y una diversidad más amplia de sabores.

El artesano de todo esto es Rafael Mauricio Rueda Cala, un bumangués enamorado y ligado a la cultura vallenata, no solamente por las atracciones culturales y los vínculos comerciales, sino porque en Valledupar encontró a la mujer que colonizó su alma para formar un hogar y llenarlo de razones para quedarse aquí, rindiendo honores al territorio, cantando y bailando un género musical que en su pasado no le despertaba nada distinto a deseos de apagar el radio para no escucharlo más.

“No me gustaba el vallenato”, confiesa, enfatizando el tiempo pasado; ya que sus preferencias musicales cambiaron cuando –en su época universitaria- conoció a un guajiro –Juan Carlos Santana- que se hizo su mejor amigo y no sólo le enseñó a beber, sino que lo introdujo en las normas básicas de la parranda, la connotación de ser un diomedista y las diferencias rítmicas y estructurales de los aires que hoy representa en los sabores de las cervezas que fabrica. “Él me enseñó a conocer y querer el vallenato”. Y fue tal la seducción cultural que quiso hacer un homenaje que simboliza agradecimiento, pero también una evidencia de las potencialidades comerciales que ofrece la cultura regional.

La idea surgió hace dos años en México mientras hacía la ‘ruta del tequila’ y conoció de cerca una cervecería artesanal; probó el producto y encontró un sabor atractivo, distinto a los que ofrecen las cervezas comerciales: “No sabía tan aguada; era un sabor con mucho más cuerpo, con muchos aromas; un sabor como a tradición”. La idea quedó sembrada en su cabeza. Más tarde repitió la experiencia en Ecuador, de modo que a su regreso se dio a la tarea de investigar el arte de la fabricación de cerveza artesanal.

Así, un día decidió probar a fabricar su propia cerveza. Comenzó en la cocina de su casa y convirtió a sus amigos cercanos en sus principales catadores. “Las primeras sabían horrorosas”. Pero poco a poco fue perfeccionando su arte, asesorado siempre de amigos cerveceros profesionales que le enseñaron de tiempos y proporciones, mientras él aprendía una premisa indispensable en este tipo de emprendimiento: “Hay que estar dispuesto a ‘prueba y error’; esto es de mucha paciencia, mucho cuidado, mucha pasión”. En el camino hacia la perfección de su fórmula, encontró un socio, Ricardo Velasco, un hombre de más de setenta años al que describe como “la persona más joven con la que yo haya trabajado”, debido a su entusiasmo y vitalidad.

El nombre fue otra aventura, pues tenían claro que la cerveza sería un homenaje a la cultura vallenata, pero no hallaban el nombre que encerrara todo lo que quería significar. En una lluvia de ideas surgieron muchos nombres, entre ellos ‘Guata-beer’, ‘La Nevaa’ y muchos otros que hicieron parte de la ‘romería’ de denominaciones que terminó un día en que su esposa, la vallenata Karol Ardila, le dijo: “¡La cerveza se llama Juglar!”.

Lo que siguió fue un trabajo intenso, que por un lado se concentraba en la fabricación de las cervezas y por el otro indagaba acerca de la simbología en la cultura vallenata, de las ofertas de productos locales que serían sus ingredientes, de la forma más idónea de hacer un homenaje sin incurrir en transgresiones culturales. Así nacieron los nombres asociados a los aires vallenatos. “Todo lleva a una identidad, de acervo con la cultura vallenata, con la herencia ancestral, con el tono del suelo en verano, con la piel del indígena…”, precisa este artesano.

Por el momento, Cerveza Juglar está recién llegando al mercado de Valledupar, donde ha focalizado sus nichos de comercialización en establecimientos exclusivos. Es una empresa que nace generando tres empleos directos con mano de obra local, con proyecciones empresariales y anhelos del corazón de hallar gracia en el paladar de los consumidores, poder crecer y expandirse a otros mercados y otros sabores con los que puedan conectar en la boca las sensaciones que en todos los sentidos produce un buen vallenato.

 

María Ruth Mosquera

@Sherowiya 

 

2 Comentarios


pablo rodriguez 16-04-2018 10:28 AM

Buen dia cordial saludo. para felicitarlos de corazón por su producto. en particular me encanta la cerveza. en estos momentos me gusta la club Colombia negra, tiene un sabor muy elegante. he leído este articulo y me llamo la atención no solo los nombres sino los sabores...mientras se nacionaliza, espero ir personalmente a tomarme unas cuantas, y poder disfrutarlas en forma. les deseo mucha suerte y que pronto se arraigue su consumo por muchas partes del país. att:pablo rodriguez valle del cauca Colombia.

pablo rodriguez 16-04-2018 10:28 AM

Buen dia cordial saludo. para felicitarlos de corazón por su producto. en particular me encanta la cerveza. en estos momentos me gusta la club Colombia negra, tiene un sabor muy elegante. he leído este articulo y me llamo la atención no solo los nombres sino los sabores...mientras se nacionaliza, espero ir personalmente a tomarme unas cuantas, y poder disfrutarlas en forma. les deseo mucha suerte y que pronto se arraigue su consumo por muchas partes del país. att:pablo rodriguez valle del cauca Colombia.

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