Opinión

¿Murió la revolución o un revolucionario?

Eber Patiño Ruiz

13/12/2016 - 06:05

 

Murió el hombre que encarnaba una revolución fallida desde hace varias décadas y se convirtió en un tirano, igual o peor a Fulgencio Batista, al que derrocó por la vía de las armas en 1959. Poseedor de un discurso arrollador, capaz de movilizar las masas a su favor y verse a sí mismo, como el adalid de una causa manifiesta, la que muchos creyeron y defendieron, pero con el pasar de los años, la isla de Cuba se convirtió en una cárcel gigante con un dictador de hierro y un séquito de hombres lisonjeros defendiendo solo sus intereses particulares con el lujo y la pompa que da el poder, mientras oprimían al pueblo con sus fusiles.

El comandante Fidel murió y con ella murió el último reducto socialista del continente. Un Socialismo que sólo era aplicable para el pueblo, mientras que el modelo capitalista hervía de puertas adentro en el palacio de gobierno (palacio de la revolución).

¿Qué sigue ahora?

Algunos analistas internacionales ven en Cuba un gran laboratorio para desarrollar una democracia como nunca antes se ha visto en otro país, dado que el pueblo cubano por más de cinco décadas no sabe qué es elegir un gobernante y las nuevas generaciones deben empezar a implementar el nuevo modelo de gobierno. Pasar de un dictador a las urnas, es un paso trascendental que tendrá más eco que la misma muerte del comandante.

No se entiende cómo un hombre que mantuvo a su pueblo sometido a sus desvaríos de poder omnímodo, al final de su vida y en supuesto retiro, decida convertir la isla en el centro de atención mundial para firmar un acuerdo de paz con la guerrilla colombiana, mientras su pueblo es subyugado. No tiene lógica ni coherencia en el discurso; es como decir que el señor Maduro será el garante de las negociaciones con el ELN.

Como dice el adagio popular “muerto el árbol, se acaba la sombra” y ahora el octogenario presidente Raúl, queda vulnerable ante un pueblo que tiene en las manos otra gran revolución libertaria; un pueblo que tiene sed de venganza acumulada por varias generaciones y se pudo ver y sentir en las calles, con las manifestaciones multitudinarias de alegría en Miami y otros países al conocer la muerte de Castro.

Esa respuesta en las calles tiene de fondo un mensaje que muy bien interpreta el gobierno cubano, que siente la presión y la fuerza de un pueblo oprimido que está a la espera de encender la chispa y pagar el precio con sus vidas si es necesario y no aguantar otros cincuenta años de prisión, represión y dolor.

Claman por un nuevo pueblo, un país diferente, poder hablar en la plaza pública y exigir sus derechos sin temor a ser encarcelados y maltratados.

Coincidencias cósmicas

Esta coincidencia es como si el universo mismo (causa y efecto) se pusiera de acuerdo para que sucedieran los hechos de tal manera que queden en la historia. El 24 de noviembre se firmaba en Bogotá el acuerdo de paz con las Farc marcando así 4 años de diálogos en la Habana Cuba. Después del júbilo y el apretón de manos, al otro día, 25 noviembre, se conoce la noticia de la muerte del comandante Fidel Castro, como un mensaje del más allá, de que la revolución murió para siempre y vienen tiempos de paz y de cambio para Colombia y Cuba.

Y justo ese viernes 25 se festejada en EEUU el conocido viernes negro, Black Friday,donde los almacenes y tiendas rompen los descuentos convirtiéndose en un día muy apetecido por los consumidores y un gran negocio para los comerciantes. Tres días después cuando todos los medios de comunicación del mundo cubrían la muerte de Fidel Castro, en la mañana del 29 de noviembre una noticia exaltaba de dolor todos los diarios del globo terrestre con imágenes desgarradores de un avión destrozado y bajo los hierros retorcidos los cuerpos de 71 futbolistas del equipo Chapecoense de Brasil. Ese día se olvidó el mundo que Castro murió y que en Colombia se firmó un acuerdo de paz con la última guerrilla que quedaba en el continente americano.

Todos los medios de comunicación se volcaron en el morbo y las especulaciones del porqué se había accidentado la aeronave a la espera de los resultados de la caja negra. En el congreso se aprobó el acuerdo de paz para iniciar su implementación y la atención una vez más se centró en la ciudad de Medellín con un estadio lleno a reventar para darle un sentido homenaje al equipo y entregarle la copa Sudamericana como los campeones de la vida. Pudo más la farándula, como bien lo narra Vargas llosa en su libro “La civilización del espectáculo” donde todo se vuelve un show y lo que hoy es trascendental, mañana es trivial.

Sin embargo, el mensaje es claro, murió la revolución y el revolucionario que luchó por todos los medios para mantener viva la imagen del guerrillero lánguido, con el fusil al hombro, luchando contra un sistema capitalista, que fue el que le dio el poder y el dinero para mantener su causa personal y someter a un pueblo a la miseria humana y la humillación.

Toda revolución necesita de hombres tiranos y dictadores, que gobierne a un pueblo que se deja someter a sus desvaríos y obedientemente acepta su destino.

 

Eber Patiño Ruiz

@Eber01 

Sobre el autor

Eber Patiño Ruiz

Eber Patiño Ruiz

Hablemos de…

Eber Alonso Patiño Ruiz es comunicador social, periodista de la Universidad Católica del Norte Sede Medellin, Antioquia. Su gran pasión es la radio y la escritura. Tiene dos novelas terminadas y una en camino, un libro de cuentos y otro de historias fantásticas; tres libros de poesía: Huellas, Tiempos y Expresión del alma.

@Eber01

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