Literatura

El sabor de la saliva

Carlos Cesar Silva

23/01/2017 - 06:20

 

 

Él hunde su mano derecha con delicadeza en el cabello castaño y ondulado de ella, entonces siente que está ingresando a un caos infinito, ardiente y jugoso, siente que el resplandor de la luna transforma la arena en luciérnagas y que los cantos del mar son menos románticos que vehementes. Luego él toca con sus dos manos las orejas y las mejillas de ella, el acto es sublime porque las carnes que se vinculan son blandas, sudorosas y frágiles ante la pasión. Los ojos de los amantes se entretejen y chispean, ellos saben que el primer beso no se da con la boca sino con la mirada, con la respiración.

Están sentados en la playa de Cabo San Juan. La tranquilidad del entorno y el aislamiento del mundo ordinario los acerca con suspenso y con deleite hacia el olvido, mientras que la Sierra Nevada vigila sus cuerpos bronceados con la misma destreza de los voyeristas. Él acerca con sutileza sus labios a los de ella, va hacia un laberinto de arrebatos, alucinaciones y ojos que lloran semen. Advierte que no será fácil hallar la salida, que no será fácil tropezarse con la monotonía. Antes del contacto glorioso confirma que el tiempo siempre da la oportunidad para vencer al desconsuelo y para descubrir un nuevo sendero que conduzca al placer.

Sus labios se encuentran, se encuentran con timidez, con devoción. Es un beso seco que sirve de preludio y que disimula las ansias, solo las disimula porque ellas están allí, retorciéndose en los vientres de los amantes mientras el viento del Tayrona se santigua cuando olfatea al estallido que viene. La mujer cierra los ojos y ve el infinito, que es su porvenir, su lecho. Luego soba el pecho y los brazos del  hombre y aprieta los dientes, suspira hondo y suelta una sonrisa de goce. Ratifica que huir de un nido sin pasión es más excitante que deplorable y peligroso.

Ahora él abre la boca con lentitud y ella responde de la misma manera, está dispuesta a dejarse transportar hacia el delirio, hacia la perdición. Los labios de los amantes se embrollan, lubrican las esencias y los sentidos y disuelven los cuerpos como el azúcar en el agua caliente. La humedad redime y aprisiona al deseo, hace que deambule por geografías insospechadas y que se enchufe con la eternidad, la eternidad de este momento. Él hombre toca con cuidado el muslo firme y dulce de la mujer, no pretende apresurarse pero sospecha que puede corromper algunas virginidades inhóspitas.

Por fin las lenguas se descubren. Primero se enredan con una ternura fluida y penetrante y luego se convierten en dos serpientes que pelean a muerte, que se aman a muerte. Las salivas se articulan de manera irremediable, es una sola boca con una sola saliva, una saliva que tiene un sabor a melón, a locura. Los alientos y los gemidos de los amantes son frescos como la noche. Él corroe los labios de ella y el dolor no existe, tampoco existe la vida habitual, esa en la que no pueden estar juntos y son infelices.

Temblorosa, la mujer deja caer la parte dorsal de su cuerpo y el hombre viaja encima como un zombi y luego acaricia su ombligo de sol y besa su mentón y su cuello. Claro, él reconoce el aviso, sabe que el trayecto apenas comienza y que le faltan otros labios por besar.

 

Carlos César Silva

@ccsilva86  

Sobre el autor

Carlos Cesar Silva

Carlos Cesar Silva

La curva

Carlos César Silva. Valledupar (Cesar) 22 de noviembre de 1986. Abogado de la Universidad Popular del Cesar, especialista y magister en Derecho Público de la Universidad del Norte. En el 2013 publicó en la web el libro de artículos Cine sin crispetas. Cuentos suyos han sido publicados en las revistas Puesto de Combate y Panorama Cultural. Miembro fundador del grupo artístico Jauría. Cocreador del bar cultural Tlön.

@ccsilva86

0 Comentarios


Escriba aquí su comentario Autorizo el tratamiento de mis datos según el siguiente Aviso de Privacidad.

Le puede interesar

Espacio de ella

Espacio de ella

1) Ven ninfa, ven Ingresa al mundo del letargo   Ahí puedes ver tu obra   El viento te lleva… te dejas Arribas al mundo que...

Cómo leer sin los lentes del prejuicio

Cómo leer sin los lentes del prejuicio

  “No escribas un libro sobre temas que pueden llenar un artículo en algún semanario, ni hagáis un periodo con dos palabras. Lo ...

Décimas a Jaime Gutiérrez Acosta, de José Atuesta Mindiola

Décimas a Jaime Gutiérrez Acosta, de José Atuesta Mindiola

La reciente muerte de Jaime Gutiérrez Acosta, hijo de la periodista Lolita Acosta Maestre y del cantautor Gustavo Gutiérrez Cabello, ...

Todo un carácter, de la escritora catalana Imma Monsó

Todo un carácter, de la escritora catalana Imma Monsó

“Escribo para vivir, escribo por vicio, escribo para reír, escribo para reconstruir lo que pierdo y volver a tenerlo, escribo para...

Décimas a Gustavo Gutiérrez Cabello

Décimas a Gustavo Gutiérrez Cabello

El artista Gustavo Gutiérrez Cabello es el gran homenajeado del próximo Festival vallenato 2013 y, desde que la noticia fue anunciada...

Lo más leído

¿Cuál es la función del arte?

Gemma E. Ajenjo Rodríguez | Artes plásticas

La historia detrás de la canción “La piragua” de José Barros

Alejandro Gutiérrez De Piñeres y Grimaldi | Música y folclor

Aproximación a la definición del Arte

Eduardo Vásquez | Artes plásticas

Los mejores comienzos de novela en español

José Luis Hernández | Literatura

Macondo: perfil de Gabo

Oscar Pantoja | Literatura

Tres poemas de Luis Mizar

Donaldo Mendoza | Literatura

La Poesía de Gabriel García Márquez

José Luis Díaz Granados | Literatura

Síguenos

facebook twitter youtube

Enlaces recomendados