Bienestar

Colores de la vida

María Ruth Mosquera

21/02/2017 - 05:10

 

 

Cuando cumplió sus trece años, Liliana advirtió un par de manchitas debajo de sus párpados. Parecían marcas gemelas, guardaban el mismo tamaño y uniformidad en el color, más claro que su piel, que es blanca.

La aparición de las manchas coincidió con un viaje a Cartagena, donde playa brisa y mar hicieron que se olvidara de la molestia. Cuando regresó a Valledupar, cayó en cuenta que las manchitas habían desaparecido por arte de magia. Se le hizo extraño porque no se aplicó ninguna crema especial ni otro remedio mágico, pero no pensó más en el asunto.

La sorpresa llegó dos meses después cuando las manchitas, que esta vez no eran tan pequeñas, aparecieron en sus brazos; eran como una réplica exacta una de la otra; en esta oportunidad no desaparecieron y al contrario comenzaron a crecer vertiginosamente.

Alarmada, su madre decidió llevar a la adolescente al médico, cuyo diagnóstico le retrató un futuro de dos colores: las manchas seguirían apareciendo porque la menor era portadora de una enfermedad llamada vitíligo, para la cual no existe un tratamiento ciento por ciento efectivo, aunque pueden lograrse avances y mejorar el aspecto de la piel.

Las manchas crecieron, al mismo ritmo que la incomodidad de la jovencita, quien comenzó a ser blanco de las miradas en la calle porque se veía distinta. Incluso, algunos se atrevían a preguntar qué le había pasado. Ella se volvió una experta en la enfermedad y cada vez que le preguntaban entregaba detalles al respecto.

“Nunca me sentí acomplejada por tener la piel así; soy completamente feliz y me encanta disfrutar de la vida, me gusta mucho bailar y asistir a fiestas”, dice hoy, a sus más de 30 años, está felizmente casada con unos hijos hermosos y llevando una vida normal.

Pero la realidad de Liliana, está en contraposición de muchas personas que, pese a que llevan muchos años conviviendo con esta enfermedad, no han logrado aceptarla y padecen serios problemas de autoestima y autoaceptación, convirtiéndose a veces en personas hurañas, introvertidas y solitarias que evitan dejarse ver por los demás.

En este sentido, Liliana, con toda la autoridad para hacerlo, aconseja que no importa que su piel no sea como las demás personas, “que se sientan hermosas que Dios las quiere así y que para él todos sus hijos son lindos”.

En la familia de Liliana no existen antecedentes de vitíligo, pese a que algunos estudios científicos la han descrito como una enfermedad genética. Su caso fue asociado a cuestiones nerviosas. “Yo era muy nerviosa. Me asustaba cualquier cosa; por ejemplo no podía ver perros porque me quería morir del susto”. Solo hasta hace unos pocos años su miedo a los caninos comenzó a menguar. “Yo era capaz de tomar un taxi una cuadra solo por esquivar un perro”. Esos sobresaltos habrían desembocado en vitíligo.

El vitíligo es un padecimiento muy común en la comarca del vallenato, de cuyas gentes escribió alguna vez un francés, citándolos como ballenatos con ‘B’, debido a la similitud que toma la piel con el hijo de la ballena.

 “Soy vallenato de verdá, tengo las patas bien pintá,

un sombrero bien alón y de remate me gusta el ron”.

Aquel verso legendario del paseo vallenato ‘Compai Chipuco’, compuesto por ‘Chema’ Gómez, no es más que el fiel retrato de un hombre vallenato, Antonio Guerra Bullones, quien padecía carate o la enfermedad del vitíligo y quien a la hora de presentarse, mencionaba esa característica con orgullo.

Los registros históricos muestran a Compai Chipuco como un hombre andariego, jocoso y dicharachero, ejecutante del acordeón, que le sacaba versos a todo; se le veía constantemente  montado en su burro viajando de la ciudad a la finca que tenía a orillas de río Guatapurí.

Vivía orgulloso de ser lo que era, aun cuando su piel presentaba un color desigual, que para esa época le achacaron a la maldición de una bruja o algún tipo de hechizo que alguien le habría hecho. Pero Chipuco no le prestaba mayor atención a eso. Son solo ejemplos de los muchos que se han dado y que seguramente se seguirán dando en el Caribe colombiano.

Aunque muchas personas miran a los ‘ballenatos’ con extrañeza, los casos en el caribe colombiano son más comunes de lo que parece, de acuerdo con algunos dermatólogos que ubican una mayor presencia de estos casos en la zona limítrofe entre Cesar y La Guajira, donde el vitíligo llegó a ser una enfermedad endémica alcanzando hasta el 30 por ciento de la población.

Aunque no existe un diagnóstico preciso sobre las causas generadoras de la enfermedad, los profesionales dicen que al parecer está asociado a desórdenes internos. Según esto algunas personas tienen lo que podría denominarse la célula del vitíligo, producida por su mismo organismo, que destruye la gemina y evidencia una progresiva aclaración en la piel. Se dice que el estrés puede provocarla, actuando como un gatillo que la dispara.

Lo más delicado del vitíligo, según expertos, son los habituales problemas psicológicos que acarrea, resultado del carácter antiestético de sus lesiones, que presenta complicaciones, principalmente en las personas de piel negra.

¿Qué es el vitíligo?

Los expertos lo explican como una enfermedad en la cual las células que fabrican el pigmento de la piel (melanina) se destruyen dando lugar a manchas blancas, que pueden aparecer en cualquier parte del cuerpo: cara, cuello, nariz, pezones, ombligo, genitales, pliegues del cuerpo como axilas, ingles...

Se presenta también en lugares que han sufrido traumatismos como cortadas y quemaduras y en el pelo se presenta en forma de lunares o manchas de canas.

Aunque la causa generadora de la enfermedad se desconoce, se cree que los altos niveles de estrés y los traumas físicos como quemaduras, inducen a su aparición.

Según expertos, la mitad de las personas que desarrollan vitíligo tienen alguna perdida de pigmento antes de los 20 años, pero en la otra mitad la solo se presentan los primeros síntomas después de esa edad.

Se trata de una enfermedad benigna y en la mayor parte de los casos constituye solo un problema estético, no obstante una minoría de pacientes tienen mayor riesgo de padecer enfermedades de la glándula tiroides, anemia perniciosa (falta de vitamina B12), enfermedad de Addison (funcionamiento insuficiente de la glándula suprarrenal) y alopecia areata (caída de pelo a rodales).

Debido a lo anterior, recomiendan realizar en todos los pacientes con vitíligo un análisis que incluya un hemograma, una bioquímica sanguínea y un estudio del nivel de hormonas tiroideas, a fin de descartar una posible asociación con las enfermedades en mención.

 

María Ruth Mosquera

@Sherowiya

 

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