Bienestar

Bajar de peso sin sacrificarse: dos formas sencillas

La disciplina y la constancia son esenciales para generar un hábito saludable y conseguir una pérdida de peso sana. Además, un plan de alimentos hipocalórico diseñado para cada persona, nos ayudará a seguir unas pautas de alimentación de grupos de alimentos. Todo esto complementado con actividad física, una buena hidratación diaria, una cantidad de horas de sueño adecuadas para que el objetivo se cumpla sanamente.

De acuerdo a un estudio publicado por el diario el Universal, la obsesión por bajar de peso es muy antigua, ya que, por lo menos desde hace 150 años, eso les quitaba el sueño a las personas sobre todo al género femenino. Hoy en día más que por una cuestión de estética, es una prioridad para la salud el bajar de peso y mantenerse en el peso ideal. Podemos decir que en la actualidad preocupa por igual tanto a hombres como a mujeres.

La primera dieta -o menú bajo en calorías- aparece en el año de 1863 y se le atribuye a William Banting en complicidad con su otorrinolaringólogo, Dr. William Harvey, con excelentes resultados para Banting quien al concluir su primer año de dieta gozaba de mayor vitalidad y había perdido 46 libras de peso. Muchos años después, para el año de 1940, aparecían las primeras tablas de peso y complexión, para después dar paso a los alimentos dietéticos.

Dos opciones saludables y sencillas para perder peso

No hay que “sacrificarse” para perder peso. “Sacrificarse” es una palabra que vale la pena eliminar del vocabulario al empezar un programa de control y pérdida de peso.

Una opción sana para perder peso es eliminar un grupo de alimentos, los carbohidratos. Para esto se diseña supervisado por un médico o dietista; un programa de alimentación y se hace seguimiento a los tiempos y al proceso, así como vigilar los resultados que se van dando cada semana.

También el médico es quien decide en qué momento se debe cambiar o modificar el plan de comidas diarias, en donde el cambio puede incluir algunos alimentos bajos en porcentajes de azúcar, consumir algunas fibras u otros alimentos para que, además de bajar de peso, el estado de salud y nutricional sea balanceado.

Esta opción permite bajar aproximadamente desde una libra por semana hasta cuatro o cinco kilos al mes, lo cual no solo es una buena pérdida de peso, sino que garantiza que resulte saludable.

Alternar este método de alimentación con una rutina de ejercicios cardiovasculares por lo menos 4 veces durante la semana va a arrojar mejores resultados.

Una segunda opción es una dieta hipocalórica, diseñada de acuerdo a los hábitos de alimentación de cada persona que incluye el número de comidas diarias y las porciones de los alimentos adecuados. Esto es un desayuno, media mañana, almuerzo o comida, media tarde y la cena. Este tipo de dietas se diseña para cuatro días y al quinto día es recomendable volver a empezarla.

La dieta hipocalórica debe incluir algunos lácteos, hortalizas, carnes magras, huevos, pescados, frutas y fibras, siempre controlando el consumo de carbohidratos complejos (pan, papas, arroz, pastas), es decir consumiéndolos en poca cantidad de acuerdo a los estándares de alimentación. También es importante controlar el consumo de carbohidratos simples (azúcares, que se encuentran en la fructuosa, sacarosa, lactosa y otros azúcares).

Se recomienda establecer un horario en una alimentación diaria de 5 tiempos, lo adecuado es: desayuno a las 7:00-8:00 am, refrigerio a las 9:30 o 10:00 am, almuerzo entre 12:30 - 1:30 pm, merienda 3:30 pm o 4:30 pm, y cena a las 7:00 - 8:00 pm. También es importante mencionar que si no se tiene hambre entre comidas se puede obviar en algunos casos, esos tiempos intermedios de alimentación.

Desayunar garantiza el balance energético y el aporte de nutrientes en el organismo, que  no haya ansiedad durante el resto del día. El refrigerio ayuda a que en la siguiente comida no se exagere en la cantidad de alimentos que se consume. La comida es el medio tiempo en la alimentación y la cantidad dependerá del consumo de energía que se haya tenido durante la mañana. La merienda y la cena en cantidades deberán ser menor por ser las últimas comidas del día, ya que el rendimiento del organismo y metabolismo es más lento.

Consumir alimentos en las horas correctas no solo garantiza una buena nutrición sino un mejor rendimiento digestivo y metabólico. Un programa como este puede dar como resultado hasta 4 o 5 kilos menos al mes.

Aprender a conocer las necesidades diarias del organismo es fundamental en el momento de iniciar un programa para la pérdida o mantenimiento de peso.

Una realidad es que se subestima que al modificar los hábitos que dan fuerza a la obesidad, se puede obtener un gran resultado, es decir; no pretendamos obtener grandes cambios y alcanzar metas con un mínimo de esfuerzo y en algunos casos sin esfuerzo alguno. Continuar haciendo lo mismo da siempre los mismos resultados, desprogramar la mente y aprender a programarla con la nueva información que se necesita para mejorar, es un paso en el camino a alcanzar la meta: el peso ideal.

Armando León Caña

@Armandoleca