Opinión

Manual de populismo

Eber Patiño Ruiz

15/03/2017 - 05:55

 

 

El término populismo se emplea generalmente en el ámbito de la política. Se dice que un gobierno o un partido es populista cuando su estrategia política se basa en propuestas que resultan atractivas para el pueblo, pero tienen un componente manipulador y demagógico. De hecho, el término demagogia y populismo se emplean normalmente de manera indistinta, pues ambos expresan la intención de atraer al pueblo con ideas que suenan convincentes pero que esconden intereses ocultos. En ocasiones se ha dicho que los populistas dan soluciones falsas a problemas reales.

El mundo de la política está agitado por un discurso que engaña a la masa emocional, de una sociedad que quiere escuchar solo lo que le conviene, cuando ha vivido en correlación con la corrupción de las instituciones del estado y del aparato productor del país.

Aparece entonces de la nada un personaje común y corriente, vociferando a los cuatro vientos que la culpa de todos sus males y de la sociedad, son los gobernantes y sus políticas restrictivas, sumado a ello los altos impuestos y el del gremio administrativo; lo malo de este discurso intencionado, es que tiene fuerza y toma voz y voto en un grueso de la sociedad aislada y reprimida que no tiene nada que perder y sí mucho que ganar al salir a la calle a pedir la reivindicación de sus derechos.

El populismo no es una ideología, es una estrategia para obtener y retener el poder. El populismo es tan antiguo como la política misma, su existencia no es sorprendente.  Pero lo que sí sorprende es lo común que se ha hecho en estos tiempos. Y lo más interesante es que en todas partes los líderes populistas siguen un guion común, como si estuviesen actuando siguiendo la misma receta.

Esto son los cuatro pasos que hacen del “Manual de populismo” un atractivo político para cualquier persona, partido o institución.

Divide y vencerás

Su consigna: nosotros contra ellos y ellos son: el estado mismo, los banqueros, los políticos corruptos, las transnacionales, las políticas económicas, las reformas constitucionales, los cambios de modelos de producción etc.

Los voceros populistas se muestran a sí mismos como los salvadores, los mesiánicos, los que todo lo pueden con el favor del pueblo, se deben al pueblo y para el pueblo es que necesitan hacer los cambios que beneficien a todos, tocando con el trasfondo del socialismo. El otro siempre será el malo, el que corrompió el sistema, el que daño la estructura democrática, el que se beneficia de los bienes del estado. En esa lógica del discurso se generan las grandes divisiones necesarias para polarizar al pueblo y permitir la participación política de la nueva propuesta, vendida como la mejor idea de gobierno para todos. Ahí es donde está la red tendida sobre la que cae la masa enardecida e ignorante, que no calcula y racionaliza lo que quiere lograr su gran orador y representante.

Deslegitimar y criminalizar la oposición

Los populistas se nutren de las críticas al establecimiento político, enfatizan que todo lo hecho por el gobierno es malo, vociferando que solo ellos tienen el poder para hacer los grandes cambios que necesita el país, asumiendo que la falta de experiencia política es precisamente la que les da legitimidad, dado que no están contaminados y confabulados con el gobierno y no son cómplices y no deben favores políticos a nadie, por lo que son libres de denunciar todo aquello que tienen que denunciar sin miedo a perder prebendas y burocracia y por el contrario son los llamados al orden y al cumplimiento de la constitución.

Denunciar la conspiración internacional

El discurso populista tiene un imaginario de muchos enemigos y son de todo tipo y naturaleza, como el rechazo de uno o varios países que vendan armas, la invasión a otro país, el hambre, la pobreza extrema, la acumulación de riqueza, el medio ambiente etc. Cualquier tema que genere escozor y emociones fuertes para poder idealizar el modelo de gobierno que quieren establecer es válido. Estos problemas internacionales les sirven de distractor social cuando enfrentan problemas internos y una justificación para señalar a quienes los atacan cuando son amenazados, porque el populista pone de escudo es a la sociedad que lo defiende.

Desprestigiar a periodistas y expertos

Para los populistas la fórmula del éxito es generar ira, descontento, desconfianza, odio, señalamiento y todo aquello que genere empatía con su público, seguir y pescar en rio revuelto. No les interesa las estadísticas, los análisis y no permiten el cuestionamiento de sus ideas, son a la vez amantes de los medios para difundir sus ideas, pero no les gusta ser cuestionados por los mismos, rechazan de plano a los expertos en temas de política y relaciones internacionales, el ideal es mantener siempre seducido al pueblo en sus emociones primarias para generar polarización y rechazo al gobierno.

El populismo es sin duda una peligrosa arma de doble filo, donde la masa ignorante no sabe que le espera cuando esté en el poder el que se dice llamar el salvador, el reformista, el que todo lo puede, el que tiene el poder del pueblo.

 

Eber Patiño Ruiz

@Eber01 

Sobre el autor

Eber Patiño Ruiz

Eber Patiño Ruiz

Hablemos de…

Eber Alonso Patiño Ruiz es comunicador social, periodista de la Universidad Católica del Norte Sede Medellin, Antioquia. Su gran pasión es la radio y la escritura. Tiene dos novelas terminadas y una en camino, un libro de cuentos y otro de historias fantásticas; tres libros de poesía: Huellas, Tiempos y Expresión del alma.

@Eber01

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