Opinión

Otra gata que le sale al pato

Diógenes Armando Pino Ávila

01/09/2017 - 05:40

 

 

Jamás había visto oposición desatada con más encono, más odios y más mentiras que la que se ha registrado en Colombia contra el proceso de paz. La virulencia encarnada en el uribismo y la religiosidad sectaria de algunos sectores desbordaron la capacidad de reacción del gobierno y este no pudo escudar el proceso cuando dispuso lo del referéndum por la paz. No obstante, la votación contra los acuerdos, el gobierno Santos encontró el resquicio legal para sacarle el capotazo al triunfalismo desmedido de un Arrazola agrandado y un uribismo salido de sus ropas por la inflamación del ego de su idolatrado jefe.

Pasado un tiempo, y muchos debates tendenciosos en cámara y senado, amplificados por los medios de comunicación que hacían de caja de resonancia a esta venenosa oposición, las aguas se fueron decantando y solo se casaban debates en las redes sociales donde la derecha trataba de guerrilleros a quienes defendían el proceso, sin importar si eran de izquierda o moderados inscritos en la tradicionalidad política del país. La derecha daba a entender que los que estábamos de acuerdo y defendíamos las tesis de un proceso de paz efectivo y duradero teníamos un arrebato nostálgico por la guerrilla y que por eso tratábamos de hacerle ambiente a la paz.

El proceso de paz, muy a pesar de los palos en la rueda, siguió su marcha, los guerrilleros se concentraron y los opositores pusieron su grito en el cielo, diciendo que las fechorías de las FARC asolarían las zonas aledañas a los sitios de concentración. La verdad fue otra, la insurgencia se concentró y trabajó juiciosa en sus sitios, viviendo en cambuches ante el incumplimiento del gobierno.

Más tarde se habló de la dejación de armas y los enemigos de la paz iniciaron debates candentes con las palabrejas “dejación y entrega” como si fuera secundario lo principal, el silenciamiento de los fusiles. La guerrilla entregó más de 7.000 armas y la ONU certificó la cifra y el estado de las mismas. Los enemigos de la paz pedían un arsenal mayor y de mayor alcance tratando de minimizar la trascendencia de este acto de seriedad en los compromisos firmados.

La ONU anuncia que los sediciosos geo-referenciaron 779 caletas, las cuales buscarán con el amparo de las Fuerzas Militares. La oposición siente que es una nimiedad y levantan airadas voces de protesta, piden más y aventuran cifras mayores como si tuvieran la información de primera mano.

Los ex guerrilleros anuncian la entrega de los menores de edad y vuelve a encenderse el panorama, la oposición saca a relucir cifras de menores en las filas de La FARC revolcando archivos históricos, sin importarles que algunos ya no eran menores pues habían malgastado sus años de niñez obligados a participar en la guerra. Los rebeldes entregan dichos menores y la oposición se cabrea porque no los mostraron en televisión, es decir querían revictimizarlos.

Los exguerrilleros entregan un inventario de sus bienes, entre otros: 606 fincas de las cuales 201 tienen papeles y suman 241.000 hectáreas. En ganado 20.000 cabezas, más 597 mulas y caballos. Y casi medio millón de dólares. También 3.753 kilómetros de carretera y el armamento. Además 2.500 millones en efectivo, a los que hay que agregarles 267.520 gramos de oro y 450.000 dólares. El total supera el billón de pesos. Tal vez no es todo, digo yo, pero entregaron más que los otros grupos que se han desmovilizado. La oposición sacó cifras de los gringos y pedían decenas o cientos de billones.

¿Quién entiende al sector opositor de la paz? Antes querían exterminar la guerrilla, proponían acabarla a como diera lugar. Hoy que se entregaron, y ante los escándalos de corrupción a todo nivel que se han destapado, esos mismos que querían su exterminio íntimamente parece que pidieran a grito que vuelvan, que no se entreguen para seguir adormeciendo al pueblo con sus discursos de guerra mientras tapan lo que les viene encima, escándalos y cárcel, casi todos los comprometidos son del grupo opositor de la paz. Está claro que hacían negocios con la guerra y se enriquecían con la corrupción oculta en sus discursos guerreristas. Para ellos: Otra gata que le sale al pato.

 

Diógenes Armando Pino Ávila

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Sobre el autor

Diógenes Armando Pino Ávila

Diógenes Armando Pino Ávila

Caletreando

Diógenes Armando Pino Ávila (San Miguel de las Palmas de Tamalameque, Colombia. 1953). Lic. Comercio y contaduría U. Mariana de Pasto convenio con Universidad San Buenaventura de Medellín. Especialista en Administración del Sistema escolar Universidad de Santander orgullosamente egresado de la Normal Piloto de Bolívar de Cartagena. Publicaciones: La Tambora, Universo mágico (folclor), Agua de tinaja (cuentos), Tamalameque Historia y leyenda (Historia, oralidad y tradición).

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