Cine

“Los actores de trayectoria somos de una sola toma”: María Eugenia Penagos

Germán Posada

20/12/2017 - 07:05

 

María Eugenia Penagos / Foto: Círculo Colombiano de Artistas

 

Las radionovelas y las telenovelas fueron parte trascendental en nuestras vidas en épocas en las que la radio y la televisión eran de gran compañía en Colombia. Gracias a ellas nuestra imaginación voló a través de las ondas hertzianas y las imágenes aún en blanco y negro, nos hicieron maravillarnos de la más espléndida sensación de aquel mundo mágico visual.

Héroes y heroínas conquistaron nuestros corazones y sus voces e imágenes se depositaron en nuestras memorias para nunca más olvidarlos. La reconocida actriz, María Eugenia Penagos, es una de aquellas heroínas que cautivó con sus actuaciones a millones de colombianos.

Bella, amable y cautivadora en su ser, María Eugenia Penagos nos rememora su radiante época de consagrada actriz y nos revela que hoy su papel -quizás el más importante de su vida-, es el de ayudar y proteger a sus colegas y amigos de escena.

Germán Posada: ¿Qué le indicó en la vida que actuar era lo que quería hacer en su vida?

María Eugenia Penagos: Aunque suene chistoso, a los cuatro años me fui sola de la casa a una emisora en Medellín que se llamaba La Voz de Medellín, porque quería participar en un programa de concurso que se llamaba “Póngale la cola al burro”, que yo había escuchado por radio y quería decir una poesía que me había enseñado mi abuela Soledad que se llama “A SOLAS” de Ismael Enrique Arciniegas. En las visitas de la casa me hacían recitar.  En la escuela desde pequeñita quería estar en las obritas de teatro que se montaban.

En su época, ¿cómo veían en su casa que la actuación era lo que quería hacer?

Creo que no lo detectaban, simplemente que la niña recitaba muy bonito y se lucía en las presentaciones de la escuela… Ellos nunca se esforzaron pero yo seguía aprendiendo poesías y las recitaba ante el espejo cuando estaba sola.

¿En qué momento se decide de lleno por la actuación?

1963 fue el año en que entré por mi cuenta y riesgo en la escuela del Distrito, ya vivíamos en Bogotá. Empecé allí haciendo lo esencial como elementos de actuación, expresión corporal, declamaba, y al poco tiempo, quizá dos meses, entré en el reparto de una obra de teatro.

También fui titiritera con ese mismo grupo.  Allí uno de los profesores que, además, era director y actor, Fernando Sáenz, me enseñó a hacer títeres. A los seis meses de habernos conocido nos casamos, durante ese tiempo íbamos a los barrios donde vivía y vive la gente más vulnerable y vulnerada y llevamos los títeres, les hacíamos presentaciones, los hacíamos reír y participar. Ese hombre gran artista, con maravilloso espíritu social, a los dos meses y medio de habernos casado murió, fue asesinado en un atentado terrorista que hubo en el Centro Colombo Americano, solo tenía 25 años y yo 17. Heredé POMBOLANDIA el teatrino con el que recorríamos caminos.

¿Cuál fue su primer papel en la televisión?

Fue un papel pequeño en un piloto que se hizo de “María” de Jorge Isaacs. 

¿Le tocó la época en la que no existían los pregrabados?

Sí… Hice televisión en vivo y directo en los grandes teatros que se pasaban en televisión.  Viví esos momentos maravillosos en que los actores éramos muy estudiosos y más todavía los que veníamos del teatro.

¿Cuál considera ha sido el papel estelar de su carrera?

No sabría decirlo, cada papel pequeño, mediano o grande, en teatro so televisión, para mí ha sido estelar, importante, determinante. Amo todo lo que he hecho, no me arrepiento de haber aceptado ningún personaje. 

¿Y el papel que más le costó caracterizar?

No lo sé, creo que he sido muy juiciosa para estudiar los personajes, hubo otro hombre en mi vida, Felipe González, que me enseñó a conceptuar, me hizo trabajar mucho el sentido de la observación.  Pude desde joven hacer personajes característicos, damas jóvenes y primeras actrices y nunca me he negado a desempeñar un rol. 

¿De su época a la actual que tanto ha cambiado la industria de la actuación en Colombia?

Primero la tecnología que nos avasalla y obviamente se trabaja a varias cámaras, con HD, muchísimos equipos con tecnología de punta.  Venimos de una época con dos cámaras Thompson, grandísimas, por razón de la definición y que la televisión era en blanco y negro, los maquillajes eran pesados, recargados. Poco a poco y tímidamente empezó a aparecer una tercera cámara… los actores fuimos adaptándonos a las nuevas técnicas. 

Hoy en día muchísimas personas salen de los reinados de belleza, de los realities, de los protagonistas de novela y se convierten en actores y actrices por arte de birlibirloque.  El argumento es que el público quiere caras nuevas, jóvenes, hermosas, con senos exuberantes, o delgadísimas las figuras, los hombres muy musculosos, con la “chocolatina” bien formada…  y todo se arregla en edición.

Incluso al grabar se nota la diferencia porque los actores de trayectoria somos de una sola toma, sin descartar obviamente la infinidad de planos que hoy se hacen para seleccionar en edición, y con los nuevos actores hay que hacer cada escena muchísimas veces.

Por otra parte, los personajes para personas mayores ya son eventuales porque el criterio es que las canas y las arrugas no venden. La otra parte es económica porque los nuevos cobran menos.  Se hace un elenco con pocas figuras reconocidas y el resto son personas que recién han empezado o que van a comenzar.

Los estudiantes de arte lo que quieren es que les den unas cuantas herramientas y conseguir oportunidades en televisión, por eso desertan rápidamente del estudio.

María Eugenia Penagos / Foto: Círculo Colombiano de Artistas¿Continúa actuando?

Sí, todavía trabajo en televisión. Este año lo he hecho en cosas pequeñas. También lo sigo haciendo en teatro. En estos momentos, estamos preparando un monólogo para 2018, que en realidad es una denuncia como víctima que he sido de los grupos armados y lo poco que le preocupa al estado y a la sociedad, el dolor y las consecuencias que ello trae.

¿Por qué quiso liderar la defensa de los derechos de los actores?

Primero porque creo firmemente en Dios y sé y entiendo que él me ha dado esas misiones sociales que siempre he emprendido, que otros llamarían “cargas”. Segundo, porque con Fernando Sáenz empecé ese proceso social de llevarle alegría a la gente. Tercero, porque soy la mayor de un hogar disfuncional que a los trece años debió empezar a asumir obligaciones para sacar la familia adelante, una familia paisa, muy numerosa, de 15 hijos. Cuarto, porque mis compañeros actores y actrices no sabían que tenían derechos, mientras que yo si vislumbraba que existían y que podía investigar al respecto para ayudarlos a salir adelante. 

¿Qué es lo más apremiante y que afecta a un actor en Colombia cuando su actividad profesional ya no es tenida en cuenta?

La falta de comprensión de que es un oficio o profesión intermitente.  De que somos un producto y cómo tal debemos procurar estar vigentes, en la figura, en prensa, en los canales, con los grupos de teatro, es como un marketing cultural permanente. Esta es una profesión que es “pan de hoy y hambre pa mañana”, eso nos debe llevar a un buen manejo de nuestra vida.  Necesita un plan A, B, C, D… y eso nos permite hacer una, aunque sea pequeña, prospección.

Así, al llegar a la madurez de los 50 o 60 años muchos se han encontrado que no les quedó nada.  Y ese olvido por parte de los productores, canales, etc., los sume en una depresión grande, la soledad porque hasta los compañeros los han dejado a un lado y el público ya no los recuerda y a eso suma la carencia de recursos económicos.

¿Los actores también deberían preocuparse y tomar conciencia de gerenciar bien su carrera para cuando lleguen las épocas no tan buenas?

Si, es absolutamente necesario, cuando ganas muy bien debes guardar para el mañana.  Creo que hoy en día muchos lo han aprendido.  La gran mayoría de las veces la fama, el éxito, el ego, hace que en el momento en que estás haciendo una serie o una telenovela, te excedas en gastos… termina el trabajo y no queda nada… 

¿Qué tanto le ha servido su carrera como administradora para su profesión como actriz?

Yo considero que ha sido maravilloso.  Alguien me dijo que yo tenía el don de “dar”, tal vez por eso no tengo más, pero administro lo que tengo, no necesito demás para vivir, en cambio otros si necesitan y me siento feliz pudiendo solucionar los problemas que otros tienen. 

¿En su concepto quien ha sido el mejor actor u actor por excelencia en Colombia?

En el transcurso de mi vida he conocido muchos pero dependiendo de los personajes que estén haciendo en el momento, tendría que mencionar muchos nombres. 

¿Y en los mismos términos la actriz?

Hay varias que merecen toda mi admiración y no me gustaría dejar de mencionar alguna. 

La vida le dio dos amores y se los quitó también muy rápido. ¿La vida misma es como una novela?

Si, la vivo todos los días, me duele en el alma todos los días, cada minuto de mi vida. Pero tengo paz que es lo más importante. No sé si soy feliz, pero si la felicidad es paz, ¡ahí estoy!

¿Algún actor o actriz del exterior por quién sienta gran admiración?

Me encanta Morgan Freeman. Lo adoro. 

¿Algún papel que en su carrera soñó hacer y no se le cumplió?

No, no he idealizado un personaje, pero sí he soñado con todos y muchos, cada uno de los que me dan o elijo.

¿Su recomendación para quienes sueñen con tener fama en la actuación?

La fama es casual, momentánea, la tienes en este momento y se te escurre por entre los dedos. Tu vida continúa y tu proceso de formación tiene que llegar hasta el fin.

Quiero agregar que desde hace cinco años desarrollamos el proyecto Jornada Única, Arte y reconciliación para la vida, mediante el cual vamos con Artistas Formadores, actores y bailarines a localidades de Bogotá como Usme, Ciudad Bolívar, Rafael Uribe Uribe, Kennedy, etc., para enseñar a los niños, niñas y jóvenes qué es el arte e involucrarlos en el proceso.  A esta comunidad nunca les ha llegado el arte de esa manera y lo que buscamos es sensibilizarlos, en cada taller imprimir el afecto que les hace falta, enseñarles que a través del arte encontrarán otros caminos, no necesariamente para convertirlos en actores o actrices, sino para acercarlos a esta ruta maravillosa, para despertar los sueños y un nuevo futuro para toda esta juventud tan vulnerada y olvidada.

 

Germán Posada 

Periodista y locutor 

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