Cine

Noventa años de los Óscar

John Harold Giraldo Herrera

03/03/2018 - 16:11

 

 

Es una noche de estrellas, se extiende la alfombra roja. La academia del séptimo arte de los Estados Unidos, una industria cultural y del entretenimiento, traza la bitácora de las películas convertidas en el objeto preciado de los ojos de una muy buena parte del mundo. Esos actores, actrices, directores, se ubicarán como los referentes, no sólo serán llamados a dirigir y encarar otros proyectos, sino que sus formas de contar, lo que mostraron, la manera de ser otros y esas historias tendrán un sello único. La versión noventa tiene de nuevo unas películas que vienen siendo comentadas y se hacen apuestas, no sólo de los atuendos de los actores o de lo que podrán decir si son galardonados, sino de quién ganará. El festín de la máquina de hacer cine es impresionante. Se estima en 100 millones de euros lo que cuesta el certamen (con esto se acabaría la pobreza en todo Haití). Sólo para que se hagan una idea, se alquilan 1200 limosinas para cargar a las estrellas, por un monto de 1.5 millones de euros.

Entre historias reales y que mezclan lo histórico con lo ficcional, las que realzan el heroísmo en la guerra: Dunkerke, las que dan cuenta de asuntos medio sobrenaturales y de suspenso: La forma del agua, aquellas infaltables de terror: Get out, aquellas que sitúan la vida de las élites en medio de las telas: El hilo fantasma, las que no olvidan los sucesos pasados: The Post, o que dan cuenta de la vida de una persona de la historia: Las horas más secretas, que incluyen el ideario de las minorías: Llámame por tu nombre, que claman justicia de manera creativa: Tres anuncios y un crimen o narran una historia simple: Lady Bird, son las que compiten por una estatuilla.

Para ponerle picante o expectativa, primero surte el efecto la llamada Nominación. De ahí unas historias tienen varios respaldos, otras quedan relegadas y unas más posan con cautela, la carrera al Óscar pasa por convencer a siete mil jurados que votan, las productoras deben armarse de dinero para no sólo ganar con lo que ya hicieron (tener una película), sino con aparecer en los medios, “coquetear” con los miembros votantes. Con un efecto mediático: las críticas hacia su historia o el recato por haber tenido alguna situación desfavorable, por ejemplo, La forma del agua, con trece opciones, se apunta con que fue un guion plagiado o que la Llámame por tu nombre pone un debate muy moralista: las familias que “promueven” en los menores la homosexualidad. También en las entrañas de la nación de las libertades, no deja de causar roncha, el hecho de insistir con temas que les causa malestar en los sectores conservadores como recordar el fraude de la guerra de Vietnam y las falacias promovidas por los presidentes, The Post, evidencia con los archivos secretos del Pentágono, las artimañas y el fracaso de combatir en esas tierras y se dice que Spielberg coloca su posición política en la era Trump.

También sucede, que incómoda, que un mexicano -de nuevo: Cuarón o González- como Guillermo del Toro obtenga lo que a los “propios” se les escabulle. Así, es posible, que siendo más merecedor el mexicano, gane Nolan. O que una película como Lady Bird, contada en una provincia -Sacramento-, un poblado del que se quiere pronto huir, sea el protagónico y no la capital o los estados de mayor interés. Lo mismo ocurre con la pareja de Get Out, una relación entre un afro y una mujer mestiza y que pueda causar revuelo dicha situación.

En juego no sólo se ubica el honor de la Academia, sino sus decisiones, desde varios años, se ha considerado la forma excluyente de postular a los ganadores, y se menciona la necesidad de tener a otros sectores participando: las mujeres han sido relegadas en las categorías de mejor Dirección y mejor película, de hecho, en esta ocasión solo hay una. O el caso de los afros, quienes han venido ganando la batalla, ahora, cuentan con varios escaños, cuando ha habido momentos que ni siquiera han sido mencionados. Denzel Wasintong, se encuentra nominado, por representar a un afro rebelde y que su papel se ve reivindicado, luego de contar su historia en la película: “Roman J Israel”. Se trató de un abogado, que luchó en contra del racismo y a favor de los derechos de los afros. Lo mismo que tiene de opciones el director Jordan Peele por la historia de Get Out. Octavia Spencer, es posible que gane esta vez por su papel de reparto en La forma del agua.

Todo parece indicar que el ganador a mejor actor será para el veterano Gary Oldman (recordado por participar en las películas sobre Drácula, Batman, El quinto elemento, Harry Potter, entre muchas más), su figura como Churchill, el líder británico en sus aposentos, en la milimetría de la guerra, en la preparación de sus discursos, en las contiendas con los militares, da, además por su transformación cercana a ese personaje, para que se lleve la estatuilla, allí compiten personas Daniel Day Lewis por la aclamada El hilo fantasma que tiene seis nominaciones. Han sonado también, las películas como Proyecto Florida, donde William Dafoe, hace de las veces de un administrador de un motel, donde al lado de Disney, una madre (aparente prostituta) vive con total libertad la compañía de su hija, se muestra la pobreza y la decadencia, y se narra de lugares marginales. También de la actriz Allison Janney que interpreta a la patinadora gringa que se hizo famosa por hacer un triple salto Axel en 1991, Tonya, y al tiempo, ubica esa relación compleja entre madre e hija.

Los Óscar lo que hacen muy bien es otorgarles prestigio y público a las películas. Multiplican las taquillas, de inmediato y posterior a los premios se incrementan los negocios para directores y quienes hacen de actores y actrices. Ya se fraguan las nuevas historias que podrán competir en otros momentos de la Academia de cine en Estados Unidos. Ahora, no siempre se concede el honor a las películas mejores, esto es relativo, porque los Óscar en su actuación han venido acumulando deudas y el público y los críticos y la propia industria han incidido en que se cambien las formas de selección. Son miles las historias que quisieran al menos ser mencionadas, pero no alcanzan a tener un peldaño de gloria.

Los de la Academia, han tenido que escoger, incluso, películas contrarias a su parecer, las que no reflejan el ideario de los Estados Unidos, las que son cuestionadas por asuntos morales, las que no cuentan historias truculentas ni espectaculares.

En la categoría a mejor película de animación, tengo dos favoritas, la muy sentida Coco, cautivadora por su colorido, una historia de sorpresas, por manifestar un aprecio a esa bailarina de la memoria, por elogiar que las costumbres -no siempre- son lo adecuado, por enaltecer valores tan vitales como el de luchar por lo que se quiere. Pero, creo, que el merito, se la lleva una película, hecha con maestría: Vincent, cuyos pasajes, son la búsqueda de la muerte de ese pintor que cambió la forma de vernos en la pintura: Van Goh. En esta categoría se asocia con las películas para niños, y esta no cumple el requisito a cabalidad, es más una historia para quienes les interesan los asuntos del arte, de los misterios de la historia.

Las películas extranjeras o de habla no inglesa, en la versión 90, tienen una participación variopinta, hay del Líbano: El Insulto, mostrando códigos culturales ajenos a occidente, lo mismo que la polémica sueca El animal, con una crítica al arte y a una sociedad donde también hay indigencia, incluyen a África con La herida, a Rusia con Sin amor, y se encuentra la latinoamericana Una mujer fantástica, tratando de hacerse a un reconocimiento al narrar la figura de una trans que convive con su pareja hombre y este muere y por tanto se enfrenta a esos ojos de la sociedad, la familia que no le harán pasar los mejores días de su vida.

Se guardará la alfombra para el otro año (costó 100 millones de pesos en el 2015). Las ganadoras tendrán más espectadores, una parte de la aldea global ha tenido un momento de entretenimiento. Creo, que Tres anuncios y un crimen será la ganadora y el tema de los abusos sexuales, se convertirá en un tema a combatir (así sea por los medios) de manera más decisiva.

 

John Harold Giraldo Herrera 

Docente Universidad Tecnológica de Pereira

 

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