Opinión

¿Se suicida el vallenato o goza de buena salud?

Rodolfo Quintero Romero

06/03/2013 - 10:50

 

Silvestre Dangond y Rolando OchoaDicen que al hombre viejo todas las mujeres le parecen lindas, todas las cosas le parecen caras y toda la música moderna le parece horrible.

¿Será esta la razón por la que a Daniel Samper Pizano no le gusta el vallenato actual y, en consecuencia, anuncia la muerte, el suicidio, de nuestro folclor? ¿Cuántas veces no hemos escuchado la misma profecía?

La lanzaron contra Alfredo Gutiérrez, de quién decían quería matarlo con sus innovaciones, rebeldías y paseboles. También sospecharon de Calixto Ochoa y su “ritmo movido” porque, según los profetas, intentaba hacer lo mismo.

A Luis Enrique lo acusaron de contaminarlo con influencia cienaguera por introducir, en las parrandas, la timba y el cencerro. A Colacho lo criticaron por transformar cantos llaneros en vallenatos y grabar con bombardino. A Alejo, por cantar con un estilo bajero, tocar puyas como merengues y grabar tamboras y chandés.

Sindicaron a Gustavo Gutiérrez de arrancherarlo con su voz aflautada, su sentimentalismo llorón y su acordeón piano. “¿Habrase visto mayor disparate?” “Ahora si se acabó el vallenato”, alcancé a escuchar.

Después llegaron los Hermanos López, Oñate y los Zuleta. Una modernización aplaudida por los jóvenes y estigmatizada por los tradicionalistas, quienes advirtieron que Migue tocaba muy rápido y era el único acordeonero mudo; Poncho, gritaba en lugar de cantar; y Emilianito no tocaba los bajos.

No quiero mencionar al Binomio de Oro. Los puristas lo rechazaron de entrada. Lo bautizaron “El vallenato balada” y quisieron organizar una policía folclórica para meterlo preso por asesinar la música de Chipuco. ¿Cuántos velorios van ya?

Luego, apareció Diomedes y apabulló a sus antecesores, cuyos seguidores decían que lo del “Cacique”, con sus composiciones azucaradas, no era el vallenato costumbrista y puro de Poncho y Jorge. Más tarde, surgió Juancho Rois con su “firi-firi”. “Se acabaron los acordeoneros”, pronosticaron los ilustrados.

Hace nada irrumpió Carlos Vives con su versión light. La crítica sentenció: “ni canta un carajo ni canta vallenato”.  Ahora los sepultureros del folclor son los de la “Nueva Ola”. Qué dolor, qué pena, protestan los profetas del apocalipsis vallenato.

Los mismos que prefieren el merengue de Viloria al de Juan Luis Guerra; la salsa de Lavoe a la de Marc Anthony; a José Alfredo Jiménez que al “Potrillo”; a Lucho Bermúdez que al Joe; a Serrat que a Calle 13; y que terminarán oyendo misa en latín al lado del Procurador.

Por fortuna, se equivocan, como nos hemos equivocado todos, salvo la juventud, en la condena a los músicos herejes. Gracias a ellos, el vallenato es nuestra música nacional, triunfa en el exterior y está lejos de correr la suerte del bambuco, la guabina, el porro y la ranchera.

No exijamos a los nuevos acordeoneros que toquen como nuestros viejos juglares. Ni a los compositores que compongan como Escalona. Si lo hicieran, el vallenato sería un anacronismo y nuestros jóvenes solo escucharían reggaeton.

Los que hoy nos escandalizan mañana serán clásicos, como lo son los que ayer fueron considerados sicarios del folclor. Dentro de veinte años veremos una telenovela llamada Silvestre Dangond, criticaremos a los músicos del momento y anunciaremos, una vez más, la muerte del vallenato.

Daniel, “el tiempo que se va no vuelve, ni aunque le manden papel”, decía Lorenzo Morales, decía Lorenzo Miguel. El muerto que matas aún goza de buena salud. ¡Larga vida al vallenato, creativo e innovador!

 

Rodolfo Quintero Romero

@rodoquinteromer

Sobre el autor

Rodolfo Quintero Romero

Rodolfo Quintero Romero

Causa común

Rodolfo Quintero Romero. Agrónomo. Máster en Economía, especialista en Derecho del Medio Ambiente y Profesor Universitario. Su columna nos invita a conectar con la actualidad cesarense y entender los retos a enfrentar para lograr un crecimiento sostenible y duradero en el departamento.

@Rodoquinteromer

0 Comentarios


Escriba aquí su comentario Autorizo el tratamiento de mis datos según el siguiente Aviso de Privacidad.

Le puede interesar

Hay que recuperar las orillas del rio Guatapurí

Hay que recuperar las orillas del rio Guatapurí

El río Guatapurí es patrimonio de los vallenatos y de todos los visitantes.  El mayor encanto de la ciudad es la magia musical de lo...

#DANTE2018: un ejemplo a seguir

#DANTE2018: un ejemplo a seguir

  Una tarde, en alguna pared de la ciudad, vi un graffiti que decía: . Desprevenido, pensé que el escritor tenía razón pues la pa...

No hay orden

No hay orden

  Sigue doliendo la muerte del joven Johandryz Martínez, así como la de muchos que también han encontrado el final de su existenci...

La letra de la canción vallenata

La letra de la canción vallenata

La música Vallenata es la expresión cultural del hombre caribe, representa la vivencia y las costumbres del hombre del norte de Col...

Como si no sobreviniera otro mañana

Como si no sobreviniera otro mañana

  “Lo bueno es que gran parte de la investigación y desarrollo que necesitamos innovar y preparar para la próxima pandemia son co...

Lo más leído

La historia del café

Antonio Mederos Vazquez | Ocio y sociedad

Sutil anecdotario sobre la familia García Márquez (1)

Eddie José Dániels García | Literatura

La Junta, la tierra de Diomedes Díaz

Alcibiades Nuñez | Turismo

Cuento: La leyenda de Isabel Báthory

Carlos César Silva | Literatura

Magangué, la capital de los ríos en Colombia

David Ernesto Arias Silva | Turismo

La agricultura urbana en Colombia

Redacción | Medio ambiente

Síguenos

facebook twitter youtube

Enlaces recomendados