Bienestar

Los Emos, una realidad que requiere comprensión

Este artículo ha sido escrito en memoria de chicos muy jóvenes que han decidido quitarse la vida por seguir una moda o un movimiento urbano.

Padres de familia, no critiquemos a nuestros hijos por querer pertenecer a estos grupos, por querer usar ropa negra, por sentirse deprimidos y no encontrar sentido a la vida.

Este llamado de atención es para expresar a las personas que se encuentran cerca de un seguidor del movimiento “Emo”, que son personas que necesitan amor, afecto, que se sienten solas y que ese estilo de vida son gritos de ayuda.

Detrás de esas conductas y de esas indumentarias peculiares se encuentran los siguientes mensajes: no me siento bien, no estoy contento, no me gusta esta vida, prefiero morir a seguir acá, no hay nada por lo que valga la pena luchar.

EMO es un estilo de vida que la gente, en especial los jóvenes, adopta y aprende de amigos cercanos o círculos de influencia. Puede describirse como un estilo de comportamiento o un estado general de infelicidad, melancolía y sensibilidad.

En su origen, el término EMO era usado para describir la música de mediados de los años 80 en Estados Unidos. Después de un tiempo, adoptó el término Emo-Core, abreviación de Emotional Hardcore ya que, en algunas ocasiones, los miembros de las bandas se volvían muy emocionales durante sus conciertos.

Como su nombre lo indica, hacen públicos sus sentimientos y emociones, se caracterizan por vivir en constante depresión debido a que, según ellos, el mundo es miserable y denigrante.

Algunas características de los emos:

- Usan ropa oscura.

- Les gusta usar piercings y tatuajes.

- Tienen como símbolos las calaveras, corazones rotos y cualquier cosa de color rosado (estrellas, lunas, fuego, etc.).

- Siempre usan accesorios: brazaletes, correas gruesas, collares, etc.

- Son extremadamente delgados como sinónimo de la vida que quieren llevar (sin sentido y muy sufrida).

- Tratan de que siempre el pelo les cubra la cara. No les gusta ser vistos. Dicen que esto significa que su existencia es sombría y triste.

- Sus habitaciones suelen ser oscuras, de pocos colores y sencillas.

- Tienen camas duras  que les recuerdan lo miserable de su existencia.

- Se cortan la piel como sinónimo de descontento con el mundo que los rodea.

- Fantasean con el suicidio.

Si observan bien, se darán cuenta que, desde sus inicios, son personas muy sentimentales que expresan su profunda tristeza de una manera muy llamativa. En el fondo, tienen fuertes deseos de ser atendidos.

Entiendo la rabia y el descontento que puedan sentir los padres o familiares de una persona joven al ver cómo va cambiando su personalidad y aislándose del mundo. Sin embargo, la invitación que les estoy haciendo es entender lo que les está pasando. La tristeza profunda en la que están viviendo. No necesitan reprimendas o llamados de atención, necesitan compañía, amor, ilusión, esperanza, ganas de vivir, sentirse importantes y valorados por sus seres queridos.

En los últimos años y en diferentes países del mundo, he tenido casos de chicos y chicas que hacen parte de grupos emos. Sus padres recurren a buscar ayuda cuando sienten que ya no saben qué hacer con ellos. Les va mal en el colegio, pierden semestres en la universidad, se la pasan todo el día encerrados en su cuarto, no quieren comer, son rebeldes y siempre contestan mal… Estos son los primeros síntomas que pueden tener y lo importante es no permitir que avancen.

Recomendaciones:

- Estén cerca de sus hijos, hermanos, primos, sobrinos, nietos, amigos… que sientan que siguen el movimiento emo. Hablen del futuro, reconozcan sus fortalezas, los logros que han tenido en la vida, busquen acercarse a ellos y mostrarles que entienden el dolor profundo que sienten.

-Muestren la empatía y las ganas de querer ayudar sin criticar, solo con amor y comprensión.

-No rechacen estos movimientos, estén cerca de los jóvenes. Una de las características es ir en contra de lo que pide la sociedad. Solamente llenen de cariño sus corazones.

-Brinden calidad de tiempo. Cuando decidan compartir tiempo, olviden los teléfonos móviles, los computadores y toda la tecnología para estar presentes de corazón.

-Generen actividades o juegos divertidos para sacar sonrisas y alegrar el día.

-Pregunten por el futuro, por sus sueños y ayuden en lo que puedan para que logren cumplirlos.

-No se comparen con ellos. Todas las personas somos diferentes y no existen dos personas iguales en el mundo. Aceptemos a nuestros seres queridos.

-Si definitivamente sienten que no logran generar cambios en ellos y que cada día los ven empeorar, busquen ayuda profesional: psicólogo, psiquiatra, médicos o servicios sociales de la comunidad.

-Busquen temas de conversación diferentes en casa. No hablen permanentemente de los emos y de todas las cosas malas que hacen.

Una de las grandes tareas que tenemos es ayudar a estos jóvenes a ser felices y a despertar sus ganas de vivir.

 

¡Buen viento y buena mar!

Maira Ropero

@MairaRopero