Ocio y sociedad
El día que Valledupar se despidió de Leandro Díaz
El domingo 23 de junio la Plaza Alfonso López de Valledupar fue testigo del último y sentido adiós al maestro Leandro Díaz. El epicentro de un sentimiento de congoja y agradecimiento. Y de ese día nos quedan las palabras de Ivo Luis Díaz quien vio a su padre “dejar de ser grande para volverse inmortal”.
En la misa campal a la que acudieron familiares, autoridades civiles, destacados músicos y seguidores, el Obispo de Valledupar, Oscar José Vélez Isaza, marcó este momento de una solemnidad innegable, destacando que el maestro Leandro fue un hermano en la fe y un maestro no solamente en el campo musical sino en la vida. Resultó ser el hombre que enseñó a superar las adversidades y crecer ante los problemas. Supo ver lo esencial de la vida y del amor y convertir sus canciones en poesías.
Después de cumplida la ceremonia religiosa se presentó la despedida musical con la canción ‘Ciegos nosotros’ de la autoría del compositor Adrian Pablo Villamizar, ganadora del 44 Festival de la Leyenda Vallenata que se realizó en homenaje al maestro Leandro Díaz. Esta canción la interpretó el joven invidente Juan David Atencia, acompañado por Los Niños Vallenato del maestro Andrés ‘El Turco’ Gil.
Seguidamente, le rindieron un homenaje póstumo Los Niños del Vallenato de la Escuela ‘Rafael Escalona Martínez’, los cuales presentaron la célebre canción ‘Matildelina’.
El momento más emotivo del acto se realizó cuando Ivo Luis Díaz y otros compositores como Carlos Vives, Oscar Díaz, Carlos Lleras Araújo, Iván Ovalle, Rafael Manjarrés, Jimmy Murgas, Elkin Uribe y José Díaz, entonaron la canción ‘Matilde Lina’ ante la inspiradora de la canción original: Matildelina Negrete.
Exaltaciones al maestro
En el acto se destacaron la vida y la obra del maestro Leandro Díaz, a través de Félix Carrillo Hinojosa, Santander Durán Escalona, Rafael Oñate Rivero, y se leyeron los decretos de los gobiernos del Cesar y Valledupar; menciones de honor, notas de estilo y el acuerdo de la Fundación Festival de la Leyenda Vallenata, donde, entre sus apartes se indica que “el destacado juglar Leandro José Díaz Duarte, escribió una historia que tuvo alta resonancia partiendo desde su natal Altopino, hasta alojarse en el corazón de todos los que hemos sido testigos de esta importante gesta que hoy es gloria y honra para la auténtica música vallenata.
Que por el invaluable aporte hecho por este destacado juglar, la Fundación Festival de la Leyenda Vallenata, resalta su amor y entrega a la música que lo acompañó siempre y la cual defendió hasta sus últimos días, siendo considerado por la Ex Ministra de Cultura, Consuelo Araujonoguera, como ‘El Homero Vallenato’.
Que Leandro José Díaz Duarte deja como ejemplo su impronta de humildad, gentileza, serenidad y actitud ponderada y que para el Festival de la Leyenda Vallenata, fue motivo de alegría y complacencia al brindarle una serie de reconocimientos, como el sucedido hace tres años al lado de su amigo Lorenzo Morales.
Que fruto de su trabajo y creatividad quedan para el patrimonio musical colombiano, hermosas páginas de gran sabor vernáculo que en su partida para la eternidad, son recordadas por sus familiares, por los artistas, por sus amigos, por los medios de comunicación y especialmente por todo el pueblo que conoció las hazañas del poeta y filósofo ciego del vallenato.
“Papá dame tu alma”…
Al final es la plaza Alfonso López y antes de que el féretro hiciera su recorrido al campo santo Ivo Luis Díaz, rindió un nuevo homenaje a su papá interpretando la canción ganadora del 26 Festival de la Leyenda Vallenata, año 1993, titulada: ‘Dame tu alma’. “Papá, llegó la hora que me entregues tu alma” y comenzó a cantar…
Cuentan de que él nació una mañana serena
cuando la brisa de la primavera estaba por llegar
dicen que una viejecita lloraba de pena
tan sola y triste porque una condena él tenía que llevar
pero tal vez no imaginó la vieja
cuan fuerte era su muchacho
que soportó en la vida la miseria
tan solo con un canto.
Sigue vagando cual nubes viajera
atado siempre a una eterna cadena, terrible oscuridad
pero nacieron bajo su ceguera
rosas y lirios, lindas azucenas, verano, brisa y mar
se convirtió entonces la nube negra
en una lluvia de amor, y al poeta le decían al cantar.
Coro
Canta, canta Leandro, noble barranquero
que tu irás dejando glorias a tu pueblo
Canta, canta viejo, viejo canta, canta
Cántale a tu pueblo, canta con el alma
Siento que Dios, en su afán de sentirse vivo,
cerró tus ojos y buscó el camino. Destino de un hombre
Pienso que te mandó la ceguera y te dijo:
Un mal, un bien para ti yo he elegido, serás ciego y noble
Naturaleza, tu no podrás verla
tu mente si la verá
par que te consueles de tu pena
tu te pondrás a cantar.
Entre San Diego, Tocaimo y el Valle
viviste siempre cantando a tus males, tu alma miraba al sol
en Altopino, Barrancas y sus lares creciste.
Retoño entre cafetales, grandeza del folclor
desde Hatonuevo tu llegaste al Valle
abriste paso. Grande entre los grandes, figura hecha canción.
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