Opinión
Editorial: Un Mundial que invita a pensar

La cita más esperada del futbol inició la semana pasada en medio de emociones antagónicas: la pasión y la rabia.
Nadie hubiera pensado que las protestas que agitan a Brasil desde mediados del año 2013 se extenderían hasta el día de la apertura y obligaran el Estado brasileño a movilizar el ejército para garantizar la seguridad.
El contraste no deja de sorprender: la nación que siente el futbol con más devoción ha recibido el Mundial de la manera más controvertida y crítica de las últimas décadas. Y esa protesta ha ido creciendo de forma sostenida, sin reposo, ante muestras de insensibilidad que impelen a la indignación.
Hoy en día los manifestantes brasileños no protestan contra el Futbol, ni siquiera para un cambio de gobierno, sino para expresar su total desacuerdo con una clase política desconectada de su base y contra unas decisiones políticas que no responden directamente a las necesidades de un país que crece de una manera extremadamente desigual.
La imagen popularizada de unos brasileños sin agua potable en sus casas, en la miseria o padeciendo hambre, ante unos estadios de futbol inmensos y flamantes, no es una exageración o un despropósito comunicativo.
La realidad absurda de Brasil estremece: este país que puede competir con Estados Unidos en materia tecnológica y militar es incapaz de responder a las necesidades básicas de sus habitantes y garantizarles unas oportunidades de trabajo.
Recordemos que las protestas iniciaron para rechazar el aumento de precio de un viaje en bus y terminaron denunciando la corrupción imparable. Así fue consolidándose un movimiento ciudadano que cumple cerca de un año.
Todo esto nos invita a pensar qué tipo de crecimiento queremos en la costa Caribe y en todo el resto del continente latinoamericano. ¿Es juicioso apostar única y ciegamente por algunos sectores económicos y tecnológicos? ¿Es coherente que, en ciudades de medio millón de habitantes (y más), grandes sectores se vean en la imposibilidad de acceder al agua potable, no tengan sus calles pavimentadas, cuando se construyen a pocos metros proyectos comerciales que podrían competir con los de Miami?
Plantear un modelo de desarrollo no requiere necesariamente escoger entre una ideología u otra, sino simplemente entender que una casa no se empieza por el tejado. Y Brasil es quizás ahora el mejor ejemplo de esa casa lujosa que no se sostiene.
PanoramaCultural.com.co
0 Comentarios
Le puede interesar

Vuelve y juega el Festival Corazón Caribe
Un puñado de entusiastas líderes del Caribe colombiano, residentes en Bogotá, entre los que me cuento, iniciamos otra vez la difíci...

Editorial: ¿Día del ciclista o del taxista?
El pasado viernes 4 de julio fue decretado en Valledupar el día de la bicicleta: una jornada de civismo promovida por el alcalde Fredy...

Festivales en parques o coliseos
Desde el año 1968, cuando se efectuó la primera edición del Festival de la Leyenda Vallenata, y hasta la versión treinta y seis d...

Administraciones paralelas
Cuenta la historia que en un país muy lejano existían dos municipios de un departamento que eligieron sus burgomaestres y, por casu...

Chikunguña en Macondo
Con un nombre algo pintoresco, que en ocasiones puede sonar bastante ordinario, el chikunguña, o chikungunya, fue el protagonista del ...