Medio ambiente

¿Y el cambio climático, qué?

El cambio climático es, sin lugar a dudas, el tema ambiental que más discusiones genera a nivel mundial, y que enfrentó, a científicos de las grandes potencias industriales con los científicos de grupos de activistas, ecologistas y organizaciones a nivel mundial.

Por un lado, los científicos de las grandes potencias como Estados Unidos, afirmaban que el cambio climático, es una realidad de nuestro planeta y el resultado de una circunstancia natural del mismo, que se ha producido desde milenios. Dicen estos científicos, que la era de hielo, así como las demás transformaciones de nuestro clima, obedecen a patrones externos al hombre, como lo son los ciclos solares que aumentan o disminuyen la cantidad de calor que entra a nuestra atmosfera.

Desde mediados del siglo XIX, los científicos recogieron datos sobre el clima del planeta y comprobaron que las concentraciones de dióxido de carbono en la atmósfera estaban aumentando aceleradamente. En 1990, el Grupo Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés) presentó un primer informe de evaluación en el que se reflejaban las investigaciones de 400 científicos. En él se afirmaba que el calentamiento atmosférico de la Tierra era real y se pedía a la comunidad internacional que tomara cartas en el asunto para evitarlo.[1]  

En la actualidad, con escasa diferencia, la mayoría de los científicos está de acuerdo en que debemos detener e invertir este proceso de calentamiento global, ahora, o enfrentarnos a una avalancha devastadora de desastres naturales que alterará la vida tal y como la conocemos en la tierra[2].

El IPCC se creó en 1988 con la finalidad de proporcionar evaluaciones integrales del estado de los conocimientos científicos, técnicos y socioeconómicos sobre el cambio climático, sus causas, posibles repercusiones y estrategias de respuesta. En Colombia, el gobierno nacional ha diseñado y hecho público el Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático (PNACC), mediante el cual el gobierno prepara al país para enfrentar los eventos climáticos extremos y la transformación gradual del clima. Este documento es el manual técnico nacional para la inclusión de la variable climática en todos los sectores de la planeación.

“Las entidades públicas del orden nacional deberán incorporar en sus Planes Sectoriales una estrategia de adaptación al Cambio Climático conforme a la metodología definida por el DNP, el Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial y el IDEAM y revisado por los mismos previo a la autorización final por parte del CONPES. El Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial, deberá apoyar a las entidades de orden territorial que así lo requieran, a desarrollar sus planes territoriales de adaptación.”[3]

¿En qué consiste la adaptación al cambio climático? La adaptación al cambio climático consiste en la preparación de las comunidades para enfrentar el cambio climático mediante la identificación de los ciclos de variaciones climáticas de determinada zona, además, la identificación de los eventos naturales que han acontecido en dicho lugar, como por ejemplo, avalanchas, inundaciones y terremotos; con el fin de elegir las medidas relacionadas para cada caso y evento. Es importante determinar los siguientes aspectos: amenaza, exposición, riesgo y vulnerabilidad.

En nuestro país, conocemos la variación climática ocasionada por los fenómenos del Niño y la Niña. Estos eventos climáticos en la mayor parte del país, ocasionan excesivas lluvias o largas épocas de sequía en intervalos de 4 años aproximadamente.

Según el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales IDEAM, en la actualidad nos encontramos bajo los efectos del fenómeno del “Niño”, el causante de la temporada intensa de sequía que vivimos en la Costa Caribe de Colombia, por ejemplo.

Debido a que este fenómeno climático se alterna con su antagónico la “Niña”, famosa por su invierno implacable, debemos prepararnos para su llegada; adecuar los sistemas de drenaje mediante la limpieza de los canales de aguas lluvias. Y almacenar toda el agua que sea posible para ser utilizada en la época en la que esta escasee más.

Por último,  los arroceros del norte de Valledupar deberían aprovechar las épocas de lluvias para almacenar el preciado líquido y usarlo para regar los cultivos en la época de sequía. Mirar la tecnología con buenos ojos y adecuar sus sistemas de riego para que se desperdicie el mínimo posible de líquido mediante la reutilización del mismo.

Diego Andrés  Miranda Guzmán