Cine
Stockholm: amor, juventud y mucho suspense

Stockholm comienza con la premisa tÃpica de dos jóvenes que se conocen en una fiesta, no se puede desvelar mucho más de su argumento sino dejar al potencial espectador con las ganas y rezar para que vaya a verla y corra la voz de que esta cinta es más que eso. Pues gran parte de su atractivo inicial reside en el misterio que desprende; únicamente roto en el momento justo por la irrupción de una atmósfera enfermiza y perturbadora que se va adueñando de la historia.
Una mirada en el espejo y una gota de sangre en una pared blanca constituyen el punto de inflexión en el que ya no cabe un posible retorno. AsÃ, la vuelta de tuerca se produce a la mañana siguiente, dejando al descubierto a los verdaderos yos que yacÃan escondidos ante las convenciones sociales.Â
Stockholm concentra dos historias en una. Su primera parte es un retrato generacional de las relaciones de hoy en dÃa. Mientras que la segunda viene precedida por un fundido a negro que comienza cuando la chica amanece y sube la persiana, dando lugar a una realidad más cruda de la que ninguno de los dos podÃa imaginar. Se da un claro contraste entre la noche anterior, marcada por una subida al cielo (aunque con altibajos), y la mañana, seguida de un descenso literal a los infiernos. El metraje se retuerce hasta encontrar su lugar en el thriller más tenso y psicológico que uno pueda esperar. Su planteamiento inicial de chico conoce a chica muda de piel para convertirse en algo más oscuro y denso.
El único defecto que me veo capaz de subrayar en Stockholm es la sensación de mediometraje largo que le queda a uno tras los créditos finales. Quizás porque ya estamos cada vez más acostumbrados a ver pelÃculas de dos horas. O porque la idea inicial de su director (Rodrigo Sorogoyen) y co-guionista (Isabel Peña) era rodar un corto y al alargar la idea no han sabido adaptarla a un formato más largo, fallando ligeramente al no otorgarle al resultado final toda la complejidad que debÃa justificar su desenlace. Pasando esto por alto, es obligado mencionar lo técnicamente cuidado que está el filme y el papel de unos diálogos sutiles y certeros elevados maravillosamente por el duelo interpretativo de la pareja protagonista: Aura Garrido (Crematorio, El cuerpo) y Javier Pereira (No tengas miedo).
Rodrigo Sorogoyen demuestra con elegancia en su segundo filme que no hace falta hurgar en la tragedia de un tsunami para mantenernos pegados a la butaca ante una buena historia capaz de dejarnos petrificados. Toda una lección de buen cine y simplicidad que ha cosechado ya tres premios en el Festival de Málaga (España). No quiero dar a entender que me parezca mal copiar las fórmulas que triunfan en otros paÃses, pero sà creo que el cine español necesita encontrar su propia voz.
Stockholm ha sido financiada con el método crowfunding. Y parece que ya es bastante motivo de alegrÃa que haya visto la luz. Mucho serÃa esperar que no pasase desapercibida para el gran público en parte por culpa de un sistema y una industria que no están dispuestos a levantar y hacer visible este tipo de cine.
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Laura Lazcano
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