Opinión

¿Qué es lo peligroso de las 50 sombras de Grey?

Juliana Villate

20/02/2015 - 04:45

 

¿Qué es lo peligroso de las 50 sombras de Grey?

Escena sadomasoquista en 50 sombras de Grey

Me pregunto cuál será la ética de los medios de comunicación, a nivel mundial, que están dedicados a vender masivamente un producto de contenido tan peligroso como las Cincuenta Sombras de Grey.

Esta película propone un retorno explicito-simbólico al sometimiento de lo femenino, a  la posibilidad  real de convertir a una mujer moderna, inteligente y autónoma en un objeto sexual cosificado, que se obsesiona con lograr que un sádico la ame. Se utilizan tres ganchos, que dejan por fuera de la histeria colectiva  a muy pocas mujeres. Primer gancho: hombre soltero multimillonario. Aquí caen todas las que buscan un príncipe azul proveedor .   Segundo gancho: hombre atormentado por abusos y maltrato severo en su infancia . Aquí caen todas las que tienen delirio de salvadoras.  Tercer gancho:  Hombre que nunca ha amado. Aquí cae el resto: las que  asumen como reto, por su Edipo mal elaborado, lograr que un  hombre imposible y complicado las ame.

No se necesita ser psiquiatra para intuir que, en la segunda parte, el sádico se va a transformar milagrosamente, y todo gracias al amor y a la perseverancia de Anastasia. Y aquí va el mensaje más peligroso de todos: en el inconsciente de millones de mujeres, va a quedar la idea, totalmente errada, que el amor puede curarlo todo, cambiarlo todo. Si logra cambiar  a un sádico,  a alguien que siente placer en el sufrimiento de su pareja, ¿por qué no pensar que también puede curar a un alcohólico maltratante, a un descalificador recurrente, a un misógino, a un hombre que no sabe amar sanamente? Y eso es falso.

Porque esta película no trata, como alegan sus defensores de una relación consensuada. Anastasia claramente, y durante todo el film,  expresa que ella quiere un novio. Quiere dormir arrunchada con su pareja, quiere recibir chocolates y no azotes el día de su grado, quiere palabras de amor, quiere caricias, quiere ir a cine tomados de la mano, quiere ir  a la disco, quiere abrazar, besar dialogar, ser confidente, amante, amiga,  quiere ser pareja . Ella quiere una relación normal. No necesita ser flagelada, vendada, maniatada, azotada, abandonada,  sometida, humillada, para sentir placer. Y ahí está lo más grave de todo. Que Anastasia accede a todo,  no por placer, eso queda claro en la película, sino para no perder al hombre amado.

Cede al chantaje emocional del sádico, y aunque patalea un poco, sigue ahí. ¿Por qué?  Por el temor a perderlo. Actúa como una dependiente emocional. Sabe que el hombre es un sádico, lo dice claramente, sabe que le hace daño, sabe que debería dejarlo. Pero vuelve. Para salvarlo, porque piensa que va a cambiar, por lo que sea. Vuelve, acepta chantajes emocionales “ si tu vas a mi cuarto de tortura y te dejas azotar yo salgo contigo a cine una noche” . Se siente feliz porque lo está “cambiando”. Y en ese momento  ya se ha perdido por completo.

Es también interesante preguntarnos de qué se enamoró Anastasia.  Fuera de millonario y guapo, Grey es sólo un sádico. Un sádico atormentado eso sí, un sádico que comienza a hacer pequeños-grandes cambios por ella, un sádico que hace concesiones, un sádico que regala carros ultimo modelo y que tiene colecciones de carros de lujo, de aviones de lujo, de vida de lujo. Pero es un sádico. Y este  sádico es el galán por el que suspiran en este momento las mujeres del mundo. ¡Increible!

Hagamos una pequeña comparación entre el fenómeno de Mujer Bonita y las sombras de Grey. En mujer bonita, una prostituta con muy poco futuro, encuentra un hombre normal que al tratarla bien, al consentirla, al hacerla sentir valiosa y única, la rescata de la cosificación mujer-objeto-propiedad , hasta el punto en el que la chica decide dejar la prostitución, volver a estudiar y  acceder a una relación de pareja normal.  Un lindo cuento de hadas, que sembró en muchas mujeres una semilla de autonomía y de esperanza. Felicitaciones a los productores. Lograron un éxito de taquilla y, además, aportaron algo al mundo: un mensaje claro donde una mujer objeto se  construye a si misma como una mujer integral.

Caso opuesto, el de cincuenta sombras. Toma a una chica autónoma e inteligente, estudiante de literatura inglesa y la hunde en una dinámica sadomasoquista,  donde pasa a ser el objeto sexual de un sádico del cual se enamora y además se propone cambiar. Con el agravante, gracias a la ignorancia irresponsable y atrevida de la autora y de los productores, que seguramente, obviamente en la película, lo va a lograr.

Todo en esa película es falso. Todo es un montaje para lograr que millones de mujeres en el mundo suspiren por Grey. Los medios de comunicación han logrado, que las mujeres se enamoren de un sádico, que además lo vean como un príncipe y que fuera de todo no les importe que sea sádico, porque van a quedar con la idea de que ellas lo pueden cambiar. Y eso es falso.

Me impresionó ver cómo se manejaba en la película la idealización del sadismo. Los azotes nunca produjeron sangrado ni marcas en la piel de Anastasia, las escenas fueron cuidadosamente logradas para no herir la sensibilidad de la más dulce abuelita; para no mostrar la cruda realidad de las prácticas sadomasoquistas. La autora y los productores, trabajaron arduamente para “maquillar” al sádico, y convertirlo en un príncipe. Y lo lograron.

Lo que jamás se les ocurrió pensar es que cualquier mujer que se vincule emocionalmente con un hombre maltratante a nivel emocional o físico va a destruirse. Va a caer en profundas ansiedades y depresiones, va a volverse dependiente afectiva, va terminar con su autoestima y su valor, y además,  jamás va a poder cambiarlo. Porque la perversión sexual sado-masoquista no tiene tratamiento. Es  una cuña insertada dentro de una personalidad, que puede parecer normal y funcional en todos los demás aspectos,   pero que es parte de su estructura. Y la estructura no se puede cambiar. El sádico quedó fijado, por eventos desafortunados de su infancia, a sólo experimentar  placer por el dolor, propio o ajeno. Y esa fijación lo acompañará hasta su muerte. No hay amor ni tratamiento que pueda ayudarlo. Solamente hay que mantenerse lejos, muy lejos de él.

No se pueden hacer concesiones en lo erótico. Es mandatorio que todo lo que se haga en pareja cause placer a los dos miembros de la pareja. Todo está permitido, desde que no haya manipulación o chantaje emocional, desde que  sea placentero para los dos. Y eso no es negociable. En toda pareja lo sexual debe estar circunscrito solamente a aquello que no cause rechazo, dolor o desagrado en alguno de los dos. El erotismo debe construirse sobre la base del amor y del gozo, de la confidencia y de la risa. Lo demás no vale.

El punto está en que las masas no nos creen a los psiquiatras ni a los psicólogos. Podemos gritar alertando el peligro. Nadie nos va a oír. Las masas le creen a los personajes creados por la sociedad de consumo, a los personajes-objeto-mercancía que los medios les presentan, les creen a las radionovelas, a los brujos, a  los jugadores de futbol, y sobre todo, a las historias y a los personajes  creados para hacer lavados cerebrales masivos.

Tocará estudiar, en  poco tiempo, cuantos de los jóvenes de hoy, tan ávidos de sensaciones corporales extremas, comienzan a experimentar con el sadismo.  Me imagino que a nosotros se nos elevará la consulta, con mujeres de todas las edades que van a asistir sintiéndose culpables por no poder disfrutar los azotes, o los ensayos con prácticas sadomasoquistas,  y lo que es peor,  a todas las que van a asistir culpándose por no haber podido cambiar las conductas maltratantes  inadecuadas de sus parejas. Preguntándose por qué Anastasia sí pudo lograr que Grey se enamorara de ella y en cambio ellas no.

La autoestima femenina es muy frágil. Llevamos pocos años -un poco menos  de medio siglo- aprendiendo a ser mujeres autónomas, independientes, seguras, productivas. Llevamos tan pocos años intentándolo. Tratando de no ser mas mujer objeto del placer masculino, de no estar con nadie por el dinero, por la protección, por la vulnerabilidad. Intentando no dejarnos manipular, no dejarnos vejar, no dejarnos maltratar, no dejarnos utilizar….

O tocará decir… llevábamos tan poco!

 

Juliana Villate

Médica psiquiatra, Universidad Javeriana

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