Opinión

Cuando las mujeres son candidatas políticas…

Fabrina Acosta Contreras

03/08/2015 - 06:00

 

Conozco a valientes mujeres que en diferentes regiones del país han propuesto su nombre a alguna candidatura (municipal o departamental). Aunque ellas no se conocen, hay algo que las relaciona; y corresponde a la persecución que tal decisión  genera. Por ejemplo: le sacan a flote que tuvieron un novio feo, que son “corronchas” a la hora de vestir, que no tenían dinero para la merienda en su época escolar o que eran las más chismosas del barrio, puede parecer exagerado lo que digo, pero considero que socialmente se activa un moralismo (extralimitado) que pretende truncar las aspiraciones electorales de las mujeres y que se agrava cuando gozan de favoritismo.

No busco escudar a las mujeres que hayan cometido actos de corrupción, pues los hombres y las mujeres como seres humanos que son comenten errores, pero sí quiero hacer énfasis en aquellas que, teniendo perfiles cualificados y que pueden demostrar con el buen historial de sus cargos que tienen compromiso con el desarrollo social, les toca trabajar (a veces) más en la defensa de los ataques que en su proceso electoral.

En este sentido, si una mujer cuenta con robustez financiera para asumir su proceso la adjudican a que tuvo algún marido millonario, si es carismática le señalan de provocadora o calienta huevos (erotizan todos sus actos), si tiene un asesor u hombre de confianza es amante de ella, si es separada la condenan, si tiene un novio más joven es llamada asalta cunas, sino tiene hijos es criticada y si los tiene murmuran que no es capaz de gobernar en su hogar por todas las ocupaciones y que es sospechoso creer que lo podrá hacer en su municipio o departamento.

Esto es totalmente contrario a lo que sucede con un hombre (candidato); pues conozco a muchos que tienen dos hogares y nadie los señala por eso, golpean a la esposa o novia y el público les aplaude y les cree cuando en sus discursos hacen referencia a la importancia de prevenir la violencia basada en género, otros hacen shows de borracheras (criollas) en las esquinas del pueblo y eso parece que no tuviera relevancia porque no es una mujer que lo hace.

Cuando las mujeres deciden hacer política, les corresponde asumir la madurez para soportar actos de violencia psicológica y/o persecución, porque parece que a pesar de todos los avances que se han logrado en temas de igualdad quedan muchos rezagos patriarcales que limitan sus roles a la “gerencia doméstica” y al sometimiento de tener que responder por la estabilidad de una familia, porque si pasa algo negativo en dicha familia es su culpa por abandonar el hogar para emprender procesos de empoderamiento social.

Cuando las mujeres deciden ser candidatas, se alborota el avispero de la condenación social, le sacan cualquier pasquín de su pasado o presente y tiene que prepararse para que la condenen por detalles que van desde no tener tiempo para arreglar su cabello hasta haberse divorciado, lo extraño es que pocas veces se dan noticias de su capacidad, aunque demuestre con creces que la tiene.

No quiero parecer una mujer victimizada y revictimizante (de otras), lo que pretendo dejar es un mensaje de igualdad, esa materia en la que nos estamos rajando como sociedad, pues nos cuesta aceptar que las mujeres tienen derechos al poder político y social, así como lo ha tenido históricamente en el hogar; sé que habrán candidatas que no han tenido persecución no lo dudo, pero es claro que la mayoría de ellas son atacadas y afectadas psicoafectivamente por dichos señalamientos, porque el moralismo se activa sin anestesia alguna para ellas pero existe una protección especial para los hombres, pues estos aunque sean borrachones, maltratadores, enamoradores no tienen que sufrir el estruendo perverso de los moralismos que solo producen pasquines generadores de involución, algo así como el anclaje en un mundo tercermundista que se niega a trascender al desarrollo integral, especialmente el humano.

Y cierro estas letras haciendo pública mi admiración por las amigas y mujeres que se lanzan a cargos políticos/electorales (a las que lo han logrado y a las que lo lograran) y les dejo un mensaje de motivación para que continúen escribiendo una historia de transformación, en la cual, las mujeres de manera decidida asumen un real empoderamiento político/social.

De ñapa les dejo esta frase:

“Respecto de las mujeres, cuando buscan trabajo, además de calificación se le pide presencia y no basta con que sean amables y generosas, sino que deben además ser graciosas, simpáticas y coquetas, pero no mucho. Se les exige estar presentables y cuando juzgan que se ha pasado un milímetro, se les critica por presuntuosas. Se les elogia por ser madres y se les excluye por tener hijos.

De la mujer se sospecha cuando es joven porque desestabiliza a la manada y se le rechaza cuando los años pasan porque ha perdido competitividad. Es excomulgada por fea y también cuando es bella. En el primer caso se dice que es repulsiva, en el segundo provocadora. Cuando no es lo uno ni lo otro la tildan de mediocre”, Camila Vallejo.

 

Fabrina Acosta Contreras 

Sobre el autor

Fabrina Acosta Contreras

Fabrina Acosta Contreras

Evas&Adanes

Nieta de Rita Contreras, leyenda viva de 109 años. Escritora e investigadora Guajira, psicóloga, Magister en estudios de género, Magister en Gestión de Organizaciones y Especialista en Alta Gerencia. Creadora de la Asociación “Evas&Adanes” desde la cual lidera diversas iniciativas ciudadanas como los foros “La Mujer en el vallenato”, “Tejiendo esperanzas por la Guajira”, el programa radial Evas&Adanes, entre otras. 

Ha recibido reconocimientos por la causa que lidera tales como: Joven sobresaliente de Colombia TOYP 2018 (JCI Colombia), máxima distinción del departamento de La Guajira medalla Luis Antonio Robles, personaje diez en el departamento de Amazonas, medalla a Mujer extraordinaria con proyección social otorgada por la Asociación de Mujeres de la Guajira. 

Ha sido columnista por más de 10 años de varios medios puntualizando temas de género y derechos de las mujeres, así como las causas por la guajira. Es autora de los libros Mujer Sin Receta: Sin Contraindicaciones para hombresEvas culpables, Adanes inocentes”, “De esas costumbres que hay en mi tierra: una mirada a los imaginarios sociales de la violencia de género”, “Mujeres sin receta: Más allá de los mitos”.

 

@Facostac

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