Medio ambiente

El uso responsable de la electricidad, una historia que empieza por casa

Redacción

31/05/2012 - 10:23

 

¿A usted se le olvida a menudo  la luz de su habitación prendida durante el día? ¿Deja su computador encendido mientras realiza otras actividades? ¿Mantiene el aire acondicionado encendido sin interrupción?

Entonces, este artículo puede ser de su interés. No sólo porque queramos ayudarle a hacer unos ahorros notables en su factura mensual sino también porque puede contribuir a la preservación de nuestro bello planeta.

Puede parecer extraño pero todas las acciones mencionadas arriba tienen una repercusión importante sobre el medio ambiente y son factores directos del calentamiento global.

Algunos lectores se preguntarán: ¿Y cómo el hecho de prender el televisor o dejar encendido un bombillo puede impactar en la temperatura de nuestra región Caribe y del mundo entero? Es una buena pregunta y, como todo, tiene sus explicaciones.

Primero, hemos de destacar que el calentamiento global se debe a una creciente concentración de gases en la atmósfera –entre  los cuales podemos mencionar el C02 (Dióxido de carbono)– y que esos gases se deben a la imparable actividad humana.

Dentro de nuestro consumo diario de energía, la mayor parte corresponde a una electricidad obtenida mediante la quema de carbón, petróleo y gas. Así pues, si consumimos electricidad de manera desproporcionada nuestro comportamiento se verá también reflejado en la quema de petróleo o gas.

En realidad, lo importante es entender que todos somos parte de una cadena y que, si queremos llegar a un estado de armonía, el consumidor tiene tanta influencia como el productor.

Tampoco es cuestión de reprimirnos de manera exagerada e ir en contra del bienestar que nos ofrece este sistema, sino de comprender los mecanismos que tienen un impacto más notable que otro en el entorno.

A todo lo que hemos comentado, algunos lectores se apresurarán en responder por Twitter que los mayores consumidores del mundo son las empresas industriales, los grandes consorcios o centros informáticos, y a todos ellos debemos decirles que tienen razón.

Es reconocido que las fábricas de producción (y los medios de transporte) son los principales responsables del calentamiento global, pero póngase, por un segundo, en una situación delictiva y fantasiosa.

Considere que en algún momento ha participado en una pelea multitudinaria en la cual se ha linchado por error a una persona: ¿Usted ganaría en tranquilidad pensando que los demás son los que han propinado los golpes más arrolladores? ¿Le serenaría pensar que usted ha llegado más tarde que los demás para pegar una paliza?

Ahora, piense en nuestra querida Tierra y verá a esa persona linchada por error, pero en este caso, de modo diario y sin otro motivo que la codicia y nuestra tendencia a pensar en la comodidad inmediata. Por eso, caer en la respuesta fácil de que otros agentes son más contaminadores no es una solución ética y sostenible. Esto sólo contribuye a que el problema crezca y se convierta en una amenaza de dimensiones mayores.

El uso responsable de la electricidad empieza en el hogar, en la familia, en su vida rutinaria y, luego, por fuerza sinérgica, se extiende a los otros hogares, a la nación y los demás continentes.

Todo esto es muy bonito –nos responderán algunos lectores por las redes sociales (ya que el diálogo se ha hecho más directo con a ellas)–, pero, ¿cómo se puede reducir el consumo sin morir en el intento? Y aquí la respuesta es muy sencilla: haciendo uso de razón y observando cada uno de nuestros comportamientos.

Lo más fácil es empezar por lo esencial: la iluminación, y eso consiste en:

- Apagar las luces durante la noche de sus habitaciones o locales comerciales.

- Desconectar todos los equipos de sonido, computadores o celulares cuando no se usen.

- Reemplazar los bombillos tradicionales por los economizadores de energía.

- Mantener los aires acondicionados a una temperatura razonable (es preferible mantenerlos entre 20 y 24 grados y no caer por debajo).

- No dejar las puertas de la nevera abiertas durante demasiado tiempo.

- Secar la ropa al aire libre en la medida de lo posible.

Todos estos consejos pueden ponerse en práctica en la casa sin mayores esfuerzos que revisar de vez en cuando esta lista e implementar una rutina. No se olviden que, al fin y al cabo, todo es cuestión de costumbres y cuidar nuestro planeta también puede ser una de ellas.

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