Ocio y sociedad

Salud mental y víctimas de la tragedia de Armero

La niña Omaira Sánchez, víctima de la tragedia de Armero / Foto: archivo El Heraldo

Se realizaron investigaciones en salud mental después de la tragedia ocurrida en Armero, ya que los sobrevivientes sufrieron un trauma emocional al presenciar el desastre natural, sufrir pérdidas y sentir culpas.

Omayra Sánchez es la niña que simboliza la catástrofe de Armero al quedar atrapada en el fango y entre los escombros de su casa por 60 horas, antes de morir de gangrena gaseosa. La niña de 13 años, era de familia humilde, se encontraba en la casa con su padre, su hermano que sobrevivió a la avalancha, su tía y una prima de 45 días de nacida.

Tardaron tres días en llevar una motobomba desde Bogotá hasta el municipio de Armero. Un diario de Colombia llamado El Tiempo, prestó un helicóptero para transportarla. Funcionaba de manera lenta y se obstruía por el barro. Murió a las 10 de la mañana del sábado16 de noviembre ante los periodistas, reporteros gráficos y socorristas que estaban en el lugar, mientras su agonía retransmitida a todo el mundo. Una capilla cubre el punto exacto donde Omayra y sus familiares murieron y acuden a visitarla turistas y sobrevivientes de la tragedia de Armero.

Frank Fournier fotografió a Omayra Sánchez en su agonía. Ese mismo año obtuvo el premio World Press Photo of the Year. Comenta que la gente le preguntaba el motivo de no haber ayudado a la niña a salir del fango. Hubo debates acerca del papel de los periodistas ante los desastres naturales, también sobre los que estuvieron en el lugar de la tragedia y no hicieron nada para salvarla, aunque por una parte, no contaban con las herramientas necesarias para hacerlo.

Los sobrevivientes de la tragedia permanecieron en los árboles, colinas y techos de sus casas esperando que un helicóptero los rescatara. La ayuda llegaría doce horas después, por lo que algunos heridos perdieron la vida antes de la llegada de los socorristas. En el municipio de Guayabal las personas deambulaban semidesnudas, cubiertas de lodo y ceniza, con la mirada perdida y caminaban sin rumbo.

Los afectados estaban aturdidos y confusos. Vivían una situación muy traumática, ya que fueron cubiertos por una avalancha de piedras y lodo, mientras presenciaban la muerte de otras personas. Las instituciones en atención a la salud se encontraron con individuos que habían sufrido amputaciones, quemaduras, pérdidas de familiares y pacientes terminales con sepsis o gangrena gaseosa.

Estudios se llevaron a cabo, como el efectuado en 1985 por Issa Fonnergra "La tragedia de Armero: abordaje psicoterapéutico de los pacientes terminales" con personas que tenían gangrena avanzada y sepsis severas. En donde explica las fases por las que atraviesan los individuos ante los desastres naturales, sus reacciones y comportamientos. Además de ejemplificar el acompañamiento proporcionado por el especialista a los pacientes terminales.

El Ministerio de Salud de Colombia con la asesoría de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) estableció un programa de Atención Primaria en Salud Mental para Víctimas de Desastres apoyado por el Dr. Lima y la Dra. Cohen en 1986. En el artículoThe Armero tragedy: lessons for mental health professionals, publicado en diciembre de 1987, la Doctora Cohen menciona que los sobrevivientes de la tragedia de Armero se mostraban ambivalentes acerca de los detalles del desastre y de sus propias pérdidas, presentaban retraso en el duelo porque muchos cadáveres no pudieron ser recuperados y les era difícil aceptar la muerte de sus familiares. Expresaban somáticamente la ansiedad y el miedo y usaban el pensamiento mágico para explicarse los acontecimientos como mecanismo de defensa.

Eduardo Gallardo en el artículo "Christmas sorrowful for mudslide survivors" publicado en Lakeland Ledger, el 22 de diciembre de 1985, entrevistó a Rafael Ruiz, mayor del ejército, quien declaró que había sobrevivientes de la tragedia de Armero que por el trauma sufrido, estaban nerviosos, experimentaban pesadillas y problemas emocionales. Aunque el avance logrado era considerable para la Navidad de 1985, aún quedaba un largo camino por delante.

Sobrevivientes de la tragedia de Armero experimentaron, entre otros padecimientos, miedo, depresión, ansiedad, así como culpa por haber sobrevivido. Lo que podía conducirles a experimentar dificultades en sus relaciones de pareja, así como problemas de convivencia, agresividad y alcoholismo. Algunos programas y estudios sobre salud mental de la erupción del volcán Nevado del Ruiz en 1985 en Colombia, han sido ejemplo de recuperación psicológica después de un fenómeno natural y han servido para la investigación en el área de psicología en emergencias y desastres.

Mónica Fernández