Artes plásticas

Ronald Prado y la conquista artística de Bogotá

Samny Sarabia

25/02/2016 - 03:10

 

Ronald Prado y una obra extraída de su última exposición

La diminuta figura de Ronald Prado no es proporcional al potencial artístico que tiene y proyecta. En la actualidad, podría afirmarse, es el más prometedor de la nueva generación de artistas plásticos del Cesar. Su estilo único, su técnica y la profundidad de su obra lo han llevado a obtener ese merecido reconocimiento.

A pesar de que lo urbano no es lo suyo, la mística que refleja su trabajo lo llevó a ser uno de los dos artistas principales de un ambicioso proceso artístico que se realiza en estos momentos en la capital colombiana, el Proyecto Z / Just a bite, espacio organizado por la Galería Beta donde confluyen artistas nacionales e internacionales de la talla de  DAST, Taxicómano Callejero, Artistrash, Crisp, Colectivo MDC, Dj Lu, Pez, Emepe, Marconi y Lesivo, los más representativo del arte urbano.

La muestra que estará abierta al público hasta el 15 de abril en la Galería Beta, ubicada en el barrio San Felipe, lugar que le da vida al Bogotá Art District, una zona que busca convertirse en el distrito cultural por excelencia de la ciudad, en la arteria principal del arte en Colombia.

Brindar diferentes miradas de lo que puede ser y ofrecer el arte urbano y cómo éste se integra y permea otras manifestaciones y viceversa, es el intención del Proyecto Z / Just a bite y fue precisamente lo que se logró con la integración de la obra de Ronald Prado; la cual se caracteriza por reunir todo lo que tiene que ver con el diseño, los patrones geométricos y la cosmogonía indígena, tomando como referencia lo visual pero también su percepción de la ciudad y  del movimiento diario de la vida.

El proyecto Z, es una apuesta artística importante que se está desarrollando en el barrio San Felipe de Bogotá ¿Cómo se configuró tu participación en él?

El primer paso fue haber estado el año pasado en la Feria Internacional de Arte de Bogotá ARTBO  que es la feria de arte más importante del país; en el pabellón de Arte Cámara que es el designado para artistas que no tienen representación con una galería y pues, fui el único artista del Caribe seleccionado, y hablo de esto porque la gente de la Galería Beta, que es donde está el proyecto Z, estuvo allí y vio mi trabajo.

El año pasado, después de eso yo les mandé mi portafolio con mi propuesta, ellos revisaron y de ahí empezamos a cuadrar para el proyecto. A partir de ese primer acercamiento, me citaron en Bogotá, fui y Daniela Camero, la directora de la Galería Beta me planteó la idea de lo que quería hacer  que era una integración entre el lenguaje del arte urbano y  el lenguaje de un trabajo que si bien se relaciona con lo urbano no es todo como grafiti.

A partir de ahí, tuvimos un par de reuniones más y cuadramos objetivos que implicaba no solamente mi participación sino la de otro artista dentro de la galería, o sea dos artistas principales, ‘DAST y yo; complementados  con otros artistas que entregaron obras y que además hicieron una intervención fuera de la galería.

¿Específicamente, cuáles son los objetivos de ese proyecto?

La idea de la directora de la Galería Beta era integrar el grafiti o la manifestación de los artistas urbanos de Bogotá con el lenguaje de mi trabajo que tiene un poquito de eso y un poquito de otras cosas. Era explorar y experimentar cómo se relacionaban estos dos lenguajes, la de un grafitero tradicional con un  artista que no lo es tanto y ver qué pasaba a partir de ahí.

Otra cosa era tratar de dinamizar el barrio porque la exposición no se queda solamente en la galería sino que invita a los artistas que hagan intervenciones fuera, en diferentes casas alrededor de la galería.

El barrio San Felipe de Bogotá se proyecta como el distrito del arte de la capital ¿Cómo fue para ti ver ese movimiento de tantas galerías y tantos artistas en un solo espacio?

Es bien interesante porque es un movimiento que está tomando fuerza, todavía está en proceso de consolidación pero ya tiene mucho público que asiste, los artistas lo conocen y las galerías están trabajando juntas apuntando a un mismo propósitos que es consolidar sus espacios y bueno, hacer que la ciudad se dinamice alrededor del arte por medio de este Bogotá Art District.

Entonces, es bien chévere porque se comparte con un  montón de artistas. El barrio adquiere un sentido artístico interesante. Es un barrio normal pero se está convirtiendo en ese centro artístico y cultural con mucha fuerza dentro de la capital y de paso dentro del país porque obviamente, ser la capital quien está liderando estos espacios también se vuelve un lugar muy llamativo para los artistas del resto del país.

La verdad, uno que vive acá y que sea invitado a participar de ese tipo de iniciativas pues, hace sentir que uno está haciendo bien las cosas, hace sentir que está haciendo un trabajo importante, abriéndose un espacio y que puede uno insertarse dentro de ese sistema del arte nacional.

Obviamente en Bogotá hay otro montón de galerías que tienen otra tradición y que tienen mucha fuerza, mucho poder pero bueno, las del Bogotá District Art están trabajando juntas para ganarse su espacio. Ellas tienen un evento en toda Bogotá que se llama ‘Noche de galerías’ que es el próximo jueves 03 de marzo y es que todas las galerías estén abiertas y que la gente pueda recorrerlas y apreciar las diferentes exposiciones.

Tu trabajo tiene algo de arte urbano pero qué son esas otras cosas que distinguen la obra de Ronald Prado, qué define tu trabajo?

Mi trabajo es una integración de muchas referencias. Este trabajo que estoy haciendo, este lenguaje que he ido construyendo nació, primero, del ejercicio de dibujar todos los días, una constante búsqueda y exploración desde el dibujo que es lo que yo siento más personal, más allá de la pintura o cualquier otra cosa.

Lo que me interesa es explorar a través del dibujo porque lo siento como una extensión mi ser, es una exploración del dibujo a partir del dibujo y es una exploración del dibujo tratando de alejarme de la figuración o de la representación realista de las formas, de los objetos o de lo que puede parecer una fotografía.

Todo esto me llevó a darme cuenta que esos primeros dibujos que estaba haciendo podían relacionarse muy bien con la referencia gráfica del diseño indígena en general, o por lo menos del latinoamericano. Todos esos patrones de líneas, de movimientos, esa configuración geométrica, los puntos, las líneas gruesas, lo negro, lo blanco y bueno, empecé a investigar sobre ello y traté de integrarlo todo en un solo lenguaje. Era tratar de unir cosas de una manera muy espontánea.

Ahora que hablas de la Galería, la Beta tiene una larga trayectoria en Argentina ¿Qué representa para ti ser parte de esta galería?

Ellos están en Colombia desde el 2014, son nuevos de estar acá pero se han apropiado con mucha fuerza. La directora es una venezolana muy joven pero con ideas innovadoras y con criterios claros sobre lo que quiere tener en su galería. Básicamente lo que buscan son trabajos más abstractos, geométricos, nada de figuración ni esas cosas, tienen un perfil especifico acerca de los artistas que quieren mover en su espacio.

Es una galería joven pero tiene cierto reconocimiento, a sus exposiciones asisten personajes como Jaime Cerón; quien es un curador nacional muy importante. También llega Juan David Quintero Arbelaez el curador del Museo de Arte Contemporáneo; con quien tuve el placer de conversar sobre mi trabajo.

Entonces, es como un espacio que se ha ido instalando con un proceso serio, organizado, con unos eventos muy bien construidos, con artistas que tienen una propuesta con cierto reconocimiento nacional y con unos objetivos claros; lo cual es muy rico porque en el espacio del Bogotá District Art hay galerías que tienen otro enfoque. En esa variedad de enfoques que cada galería tiene se encuentra la fortaleza de este proyecto, que tiene tendencia a convertirse en un escenario muy importante del arte nacional.

La galería también tiene la idea de llevar gente de fuera de Bogotá, tal vez porque ellos no son colombianos, creo que eso también es relevante porque de alguna manera es como encontrar una puerta para el resto del país en Bogotá para que esos artistas tengan la oportunidad de  mostrar su trabajo, de darse a conocer  y trabajar con ellos en su parte comercial, como en el caso mío.

Entonces, tu obra, al igual que el Proyecto Z / Just a bite, integra diversas miradas en espacios diversos ¿Cómo fue ese intercambio de técnicas y de experiencias con otros artistas?

Estuvo muy chévere.  La galería tiene dos pisos y en la parte de abajo estábamos ‘Dast y yo, los principales el Proyecto Z. En la parte de arriba estaban los otros artistas que hicieron intervenciones en las casas de los alrededores  con obras pequeñas. Al principio tuvimos que conversar, examinar el trabajo del otro y a partir de esa observación y conocimiento tratar de integrarlo.

A mí me preocupaba mucho no lo que iba a hacer sino cómo me iba a llevar con el otro artista. Era importante para mí que hubiera buena energía entre los dos, tener química porque de lo contrario, hubiera sido más complicado. Afortunadamente fue así y luego entre los dos propusimos ideas de cómo queríamos intervenir el espacio, determinar ese punto en el que los dos lenguaje convergerían, fue sencillo en realidad después que empezamos a trabajar.

Fue enriquecedor ver como confluyen dos lenguajes aparentemente muy distintos desde lo técnico, conceptual y cultural, de dos personas que viven en realidades completamente diferentes, dos artistas que tienen objetivos muy distintos desde su obra y sin embargo puedan lograr que esos dos lenguajes convivan, se conecten y generen algo nuevo.

Fue atractivo jugar a eso, a tocar un poco la obra del otro sin violentarla o violentándola pero de una manera diferente, a dejarse tocar, a que tu trabajo sea integrado con otro sin que uno le quitara protagonismo al otro, que se notara una intención de equilibrio.

Una de las cosas que más me gustó es que pude trabajar con módulos de madera y que la obra no estuviera solamente en la pared o en los papeles que llevé sino que estuviera en un espacio tridimensional más allá de la pared, eso fue muy bueno porque me ha permitido repensar mi obra, hacer todo un proceso de reingeniería de cómo puedo más adelante en otro proyecto hacer cosas más grandes, más arriesgadas y adoptar esta posibilidad de trabajar con módulos y con otros elementos y darle un giro al trabajo, trabajar el mismo lenguaje pero dándole una perspectiva diferente.

Otra experiencia que parece muy sencilla pero que para mí fue significativa y fue trabajar con marcadores negros sobre una pared negra. Al principio estaba dudoso de que si vería y cómo se vería pero el resultado fue interesante porque se genera una especie de velo que el espectador tiene que descubrir porque al ser la pared mate y el marcador brillante cuando le pega la luz es como si develara un poco y se descubriera la imagen, genera una profundidad diferente y una lectura diferente de la obra. Es algo que trataré de usar en otros proyectos.

¿Cómo se llama la obra que presentaste en esa intervención?

No tiene título. Curiosamente a mí me cuesta mucho cuando son trabajos abiertos, ponerle títulos a mis proyectos por eso no le puse. Traté de utilizar el nombre de la exposición, me pareció bueno el nombre de Proyecto Z / Just a bite porque maneja una idea muy amplia.

¿Cuánto tiempo pasó para la realización de la obra?

Con ‘Dast’ nos conocimos en noviembre de 2015 en una cita con la galería, establecimos contacto y ahí empezamos a intercambiar información e ideas a través de redes sociales y por correo electrónico.

Trabajando individualmente como tal en la intervención, estuve dedicado desde muy temprano en la mañana hasta la noche durante una semana completa trabajando en la pared y en los módulos, aunque yo llevé unos dibujos ya listos.

De manera alterna, cada uno trabajaba su parte pero trabajando juntos un solo día, que fue exactamente dos semanas antes de la inauguración de la exposición.

¿Qué viene para ti luego de esta presentación? 

Afortunadamente el miércoles 02 de marzo tengo otra exposición en Bogotá. Se llama ‘Lenguajes en papel’ y es con la Galería El Museo que es mucho más tradicional de Bogotá.

 ‘Lenguajes en papel’ es una exposición que hace tradicionalmente el museo de la Galería El Museo a principio de cada año, esta es la séptima versión. En su recorrido ha contado con la participación de artistas muy importantes a nivel nacional e internacional.

Tuve la fortuna de que ellos me invitaran, voy  a participar con dos dibujos de 50cms por 50cms, y bueno, están construidos con el mismo lenguaje que manejé para el Proyecto Z.

Obviamente estoy muy contento porque son dos eventos seguidos e importantes, ambos con líneas diferentes pero eso también me gusta mucho  porque ese es mi trabajo, diferentes cosas que puedo abordar, con las que puedo alimentarme. También porque es una exposición con prestigio en la que muchos artistas quieren estar presentes y a mí se me han dado las cosas. El miércoles 02 estaré allá a ver qué pasa.

 

Samny Sarabia

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