Bienestar

Comunicación excelente entre padres e hijos

 

Uno de los grandes motivos de consulta son los problemas que se tienen dentro de las familias por la “mala”, “falta” o “exceso” de comunicación.

Algunas de las frases más frecuentes que escucho y que generan importantes problemas dentro de la familia son las siguientes: “Siento que mi hijo no me cuenta nada…”;  “Nosotros para él, es como si no existiéramos…”, “Solo habla con sus amigos…”, “Mis padres no me entienden…”, o “es que ellos siempre se quieren meter en todo…”.

Todas estas expresiones provocan mucho malestar y empeoran las relaciones. Pero, ¿Qué podemos hacer? ¿De qué manera hablar entre nosotros?

En ocasiones los padres quieren que sus hijos entiendan y piensen como adultos, sin embargo, esto no es posible. Un niño de 5 años no tiene el mismo cerebro que un adulto de 30 años, por ejemplo.

Su estructura mental no lo permite. Por eso en algunas ocasiones decimos con gran sorpresa “piensa como un adulto”, porque no es normal que ocurra. Tenemos que hablar con los niños de acuerdo a su edad. Desarrollar los temas teniendo en cuenta las palabras que tengan sentido para ellos.

Si observan bien, comprobarán que, en los colegios, las clases no son iguales para los más pequeños y para los adolescentes de últimos años. Es decir, los colegios se adaptan a la forma de pensar de los niños y sus etapas del desarrollo, por eso como padres, también tenemos que hacerlo. La gran tarea de los padres es ser CREATIVOS y buscar nuevos recursos cuando hay algo que no se entiende.

Somos lo que nos enseñaron a hacer. Grabamos comportamientos, formas de ver la vida y de relacionarnos de acuerdo a lo que nos mostraron nuestros padres a través del lenguaje verbal y no verbal.

La comunicación saludable es crucial para ayudar a los niños a desarrollar una personalidad segura. Tener buenas relaciones con los padres y los demás le da la oportunidad de ser feliz, equilibrado y sano en cualquier circunstancia. 

¿Por qué es importante la comunicación saludable? Por varios motivos que aquí enumeramos:

• Sentirse cuidado y amado.
• Sentir que él es importante para sus padres.
• Sentirse seguro y no aislado en sus problemas.
• Aprender a decirle a sus padres lo que siente y necesita directamente en palabras.
• Aprender a manejar sus sentimientos con cuidado para no actuar sin meditar o sobreactuar.
• Hablarle abiertamente a sus padres en el futuro. 

¿Para qué ayuda a los padres?

• Para sentirse cercano a su hijo.
• Tener confianza con su hijo y poder educarlo
• Conocer las necesidades de su hijo.
• Saber que cuenta con herramientas para ayudar a su hijo a crecer.
• Manejar su propia frustración y estrés.

Los padres ahora entienden que son ellos los primeros que necesitan cambiar porque sus hijos están replicando su forma de ser. Están reproduciendo su forma de comunicar, de expresar el afecto y de solucionar los problemas.

Según la Programación Neurolingüística (PNL), que es una de las técnicas que trabajo en consulta, existen tipos de comunicación que generan mayores discordias dentro de las familias:

- Las Generalizaciones se refieren a un comportamiento puntual que generalizamos a toda la existencia del niño. Por ejemplo: “Siempre le pegas a tu hermana”, “Tú nunca obedeces”, “Siempre te equivocas”, “Nunca haces nada bien”.

- El Juicio de los mensajes recibidos también influye en la conducta del niño. Por ejemplo, cuando el padre llega de la calle, la madre dice: Parece que hoy llegas más tarde. El padre replica: ¿Qué pasa?, ¿los demás días llego antes? ¡Siempre estás pendiente de la hora a la que llego!

Es importante trabajar sobre una comunicación directa y precisa, que NO contenga juicios o suposiciones, porque no estamos abriendo los espacios para ampliar la comunicación, solo estamos generando ambientes que dificultan e impiden querer comunicar. No demos nada por asumido y preguntemos para aclara significados.

- Las expresiones que impiden el diálogo generan un ambiente tenso. El abuso de los “Tú deberías”, “Yo debería hacer”; en vez de los diálogos que invitan a la negociación - los: “Qué te parece si...”, “Quizás te convenga”, “Yo quiero hacer”.

Como padres debemos ser conscientes que estamos enseñando formas de comunicar, de tomar decisiones y  de resolver conflictos. Si nos permitimos negociar con ellos, estamos diciéndoles es importante lo que tú piensas.

- No saber escuchar para comprender bien lo que quieren decir los demás realmente. En muchas ocasiones, los niños nos están hablando y nosotros estamos pensando en lo que queremos decir o en las interpretaciones que estamos haciendo sobre esa situación. Centra tu atención en eso que te están diciendo y después puedes expresarte.

- Discusiones sobre la versión de algo que sucedió hace ya tiempo. ¿Para qué darle tanta importancia a sucesos ya pasados? Hay padres que mantienen en sus pensamientos situaciones durante varios días, meses y años. Aunque la persona haya cambiado, en la primera oportunidad se aprovechan apara recordar eso malo que hizo o en lo que se equivoco.

- Aplicación de objetivos contradictorios. Si una vez te pareció bien, evita que la siguiente sea al revés. Sé muy claro en las indicaciones que das y si por algún motivo cambias, es importante explicar el porqué lo estás haciendo.

- El lugar y el momento que elegimos. Escoger un buen momento o lugar puede favorecer la comunicación en familia. Calidad de tiempo es algo que los niños, jóvenes y adolescentes están pidiendo a sus padres, en muchas ocasiones lo pueden hacer llamando la atención de una manera inadecuada. Sin embargo, lo que desean es poder tener una conversación sintiendo que sus padres les prestan total atención y se olvidan por un momento del resto de preocupaciones.

Finalmente, tener en cuenta que cuando utilizamos un lenguaje positivo se aumenta la autoestima, la seguridad, la confianza en uno mismo y en el entorno. Generamos mayor nivel de compromiso con los deberes académicos, motivamos a querer seguir viviendo y enfocamos en las soluciones.

 

Maira Ropero

@MairaRopero