Opinión

La paz con las FARC, la guerra con el ELN

Eber Patiño Ruiz

03/03/2016 - 03:00

 

Decir que en Colombia se firmará la paz, es un eufemismo que ni en la casa de Nariño se lo creen, considerando que la guerra es otra forma de hacer política, y una acción justificada para mantener viva la fuerza pública (Policía, ejército, la fuerza aérea y la marina).

Sin embargo no es descabellado pensar que se pueda dar una tregua armada en nuestro país, pero nunca una dejación de las armas, eso sí lo tienen muy claro los señores de las Farc, y es donde está el nudo Borgiano que no logra desatar y entender el gobierno, que nos vende la idea de que los guerrilleros pasarán a mejor vida después de firmado el acuerdo de paz y que ahí termina medio siglo de insurgencia.

Grave error:

El presidente solo habla del proceso de paz con las Farc ¿y dónde queda el ELN en este proceso? Se le olvida al gobierno que son dos grupos ideológicamente muy distintos, y no los puede medir con el mismo racero, sus intereses políticos y económicos son diferentes y ninguno está dispuesto a sacrificar sus fortunas fruto de las extorciones y el narcotráfico, ni hablar de las explotaciones mineras de las que son dueños y sustentan altos ingresos.

Porque si algo saben hacer muy bien las guerrillas, es reacomodarse según las circunstancias del momento, para sostenerse económicamente y pasar del secuestro y la extorsión, al negocio de las drogas, en la compra y venta de armas, en la minería, en las cuotas ganaderas, de esmeraldas y petroleras que hoy reciben, en bienes raíces etc.

Esa camaleónica transformación es la que el gobierno combate a ciegas, porque no puede distinguir entre la población civil y la insurgencia, y no puede hacer señalamientos ni juzgamiento sin las pruebas fehacientes. Ese mimetismo lo conoce muy bien el ELN y lo ha sabido aprovechar para poder subsistir en territorios como Arauca, Sur de Bolívar, Catatumbo y Nariño donde tienen gran fuerza territorial y si le sumamos el apoyo de Venezuela y la Guardia Nacional para que entren y salgan de los países como Pedro por su caza, el estado pierde toda legitimidad para entrar a contrarrestar el accionar delictivo de los elenos, porque no puede invadir otro país con el pretexto de que allí están escondidos los guerrilleros.

Los acercamientos de diálogo con el secretariado del ELN es un show mediático del gobierno, para tratar de mostrar voluntad de paz a sabiendas de que estos señores están a la espera de ver cómo les va a sus coterráneos de las Farc, para poder ellos en el tiempo tomar una decisión que también les favorezca y mientras esto suceda, habrá mucha sangre de por medio y terrorismo al mejor estilo del ELN, que es desequilibrar la balanza en las finanzas del estado volando oleoductos y tumbando torres de interconexión eléctrica, bloqueando carreteras y volando puentes.

Esa fuerza disuasiva del ELN es con lo que el estado seguirá luchando, buscando un fantasmas en la selva, porque para hacer un atentado a la infraestructura del país, se necesitan dos hombres con dos cargas de explosivos a las dos de la mañana, en cualquier montaña y pasadas tres horas explota la carga, y los actores ya están lejos, para que después al amanecer, salga un batallón contraguerrilla, tres aviones de la fuerza área a buscar los culpables, ahí es donde el gobierno se desgasta y no tienen como justificar con capturas o bombardeos al mejor estilo de Rambo en medio de la selva el daño hecho al país.

Porque la pregunta es clara: ¿si el ELN no supera los dos mil hombres, porque cuatrocientos mil hombres y el gobierno no los acaban por la vía militar o por la judicial? Muy fácil la respuesta, porque la guerra es otra forma de gobierno y de hacer política, sino creen lo que digo, esperen a que inicie la campaña por la presidencia para que vean al señor Humberto de la Calle hablando de sus logros y de lo que puede hacer en el postconflicto si es elegido como presidente, ese será su discurso.­­­­­­­­

Y en cuanto a sentarse a la mesa con el ELN o combatirlos, el gobierno se hará sentir para que los desmovilizados vean que fue la mejor decisión que pudieron tomar en buena hora, mientras que sus cabecillas seguramente estarán en el poder en cargos públicos como son sus pretensiones.

La paz con las FARC, o la guerra con el ELN, es la disyuntiva que hay en todo este embeleco de firmar un acuerdo que no tiene nada de acuerdo, sino de letras impuestas y decisiones no consultadas por el pueblo, que será en última instancia el que sufrirá los embates de los malos y personales intereses de figurar en la historia como los hacedores de paz, mientras que se ­­­­desangra el país para justificar otro proceso de paz.

Sería bueno preguntarles a los miles de pobladores de Arauca, Sur de Bolívar, Catatumbo, Nariño y Choco, qué piensan ellos de todo este embrollo de estar en medio de la confrontación armada y no poder hacer nada, y si llegase a un eventual acuerdo de paz con la Farc, cómo podrían ellos presionar a los elenos a que también se sienten a la mesa a dialogar. El miedo y la intimidación que hay en estas zonas, es mayor a la voluntad de los habitantes por  decir la verdad de lo que pasa en sus territorios, y ese parte no ha sido tenido en cuenta por el gobierno, que le interesa más la presencia de asesores internacionales que valen mucho dinero y sólo teorizan desde sus conceptos académicos, pero nunca desde la vivencia personal del conflicto.

El ELN es desde ya la piedra en el zapato para un eventual posconflicto, pues muchos de los guerrilleros no querrán abandonar las armas y buscarán nuevas filas donde seguir en la ilegalidad, o porque simplemente no saben hacer otra cosa que estar metido en el monte.

Y es utópico hablar de paz en nuestro país, cuando hace dos semanas el ELN orquestó un paro armado del que el gobierno ha tratado de esconder los alcances de la toma guerrillera, mientras en La Habana se le da todo el despliegue periodístico a las Farc. O hay guerra o hay paz, pero las dos no pueden estar metidas en el mismo cajón, porque las FARC y el ELN seguirán siendo guerrilleras hasta que no entreguen el último fusil y reconozcan a Colombia como un Estado Social de Derecho.

 

Eber Patiño Ruiz

Sobre el autor

Eber Patiño Ruiz

Eber Patiño Ruiz

Hablemos de…

Eber Alonso Patiño Ruiz es comunicador social, periodista de la Universidad Católica del Norte Sede Medellin, Antioquia. Su gran pasión es la radio y la escritura. Tiene dos novelas terminadas y una en camino, un libro de cuentos y otro de historias fantásticas; tres libros de poesía: Huellas, Tiempos y Expresión del alma.

@Eber01

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