Opinión

La otra cara de la tragedia en Mocoa

Eber Patiño Ruiz

20/04/2017 - 08:15

 

 

Dos semanas después de la tragedia ocurrida en el municipio de Mocoa Putumayo, la cifra en pérdidas humanas es dolorosa, más de 300 muertos identificados, 78 desaparecidos y más de 2 mil personas que quedaron en la calle, sin casa, sin ropa, sin nada, lo perdieron todo, y a ese dolor hay que sumarle los días que vienen, las noches largas escuchando los gritos desgarradores de la muerte rio abajo, que no permite dormir y aquietar la mente.

Para los que se fueron, paz en sus tumbas y una oración al cielo. Para los que quedaron para contar la historia, apenas comienza la tragedia, pues no será fácil volver a empezar, máxime cuando la mayoría de los pobladores del municipio son desplazados víctimas de la guerra absurda que se vive en nuestro país, entre las guerrillas, las milicias populares y la ausencia del estado.

Apenas inicia la tragedia

Saber que no hay un lugar a donde llegar, donde dormir, unos hijos y una esposa que abrazar, un perro que mueva la cola al ver llegar a su amo a casa, esas simples cosas que son tan intimas, pero tan fuertes, que son las que crean las emociones y los sentimientos (de apego), es la sensación más triste que pueda tener el hombre.

Esa es la tragedia que viven los que hoy, apenas, están despertando de la pesadilla de sus vidas, no es un sueño, es real, no es sino mirar a su alrededor para saber que es cierto lo que pasó. De los 17 barrios afectados, 3 fueron borrados del mapa, solo hay grandes piedras, trozos de árboles, una capa gruesa de lodo, un panorama de horror y hedor a muerte.

Las otras realidades

Nuestros compatriotas lo perdieron todo, es imposible ver las imágenes y no sentir escalofríos en el cuerpo, pero más allá de esta verdad impactante, está la otra realidad de la tragedia. Se han recibido más de 800 toneladas de ayuda humanitaria, más de 5 mil millones de pesos para la reconstrucción de los barrios afectados, pero pasados un mes, ningún medio de comunicación hablará del municipio de Mocoa.

En las bodegas de la Cruz Roja de todo el país, se van a podrir los mercados, el agua en botellones no será apta para su consumo, el dinero donado por los colombianos  y las empresas, se quedará en los intermediarios de transporte y carga terrestre, en combustibles para la maquinaria (buldócer, volquetas, retroexcavadoras, cargadores), en viáticos de alimentación para los socorristas, y en todo lo que implica la logística para llegar hasta la cabecera municipal, con unas vías que prácticamente están ahí por el paso continuo de los campesinos, en sus mulas. Como se dice coloquialmente una trocha, como las innumerables que hay en el país, y no por lejanos, sino porque no hay voluntad política de pavimentar las carreteras y otras por el tema de las reservas como es el caso de la carretera de Mocoa, que pretende atravesar la Reserva Forestal Protectora de la Cuenca Alta del Río Mocoa (Rfpcarm).

Este impedimento ambiental es la piedra en el zapato, se debe hacer un nuevo trazado de la vía y dejar que se pierdan más de 400 mil millones ya invertidos en la vía, y con la noticia de que no hay más presupuesto para el departamento por tener ya comprometidas sus vigencias futuras de inversión, de acuerdo al informe entregado por el Departamento Nacional de Planeación e Invías.

¿Qué pasará de ahora en adelante?

Lo que viene ahora es otra tragedia, volver a reconstruir el tejido social, en una región donde la pobreza es su pan coger, porque no solo son estas dos mil personas, sino todo el municipio, no hay fuentes de empleo, no hay empresas generadoras de empleo, cuando terminen de entregar todos los vivieres y se vayan los organismos de socorro, qué van a hacer estar personas, para dónde se van a ir.

Hay que reconstruir medio municipio, el alcantarillado colapsó, no hay acueducto, los brotes de infecciones intestinales y de la piel, el problema de las basuras generado por el consumo de alimentos diarios que vienen en: latas, en bolsas; el plástico, cartón, papel, manejo de los baños públicos, etc.

¿Qué será de los niños que quedaron huérfanos, los adultos mayores que ya no tienen quien los ayude? Quedaran ahora a merced de lo que pueda hacer por ellos el estado.

Las familias que dependían de los arriendos ya no tienen nada que cobrar, no hay casa ni inquilinos, que va a pasar con estas personas, que ya no tienen de qué vivir. El comerciante que lo perdió todo: su negocio, sus clientes y las facturas vencidas. La señora que vendía empanadas, el carretillero, el pequeño restaurante, ¿de qué van a vivir de ahora en adelante?

Lo que nunca nos han dicho los bancos, es: ¿qué hacen con el dinero que queda en la cuenta de alguien que ya murió y no tiene quien lo reclame, o un hijo o familiar pero no tiene como demostrar que es el doliente del dinero y lo necesita?

Detrás de cada tragedia, surge otra más larga y tortuosa, que es volver a tener confianza en la vida y volver a construir lo que el rio se llevó.

 

Eber Patiño Ruiz

@Eber01 

Sobre el autor

Eber Patiño Ruiz

Eber Patiño Ruiz

Hablemos de…

Eber Alonso Patiño Ruiz es comunicador social, periodista de la Universidad Católica del Norte Sede Medellin, Antioquia. Su gran pasión es la radio y la escritura. Tiene dos novelas terminadas y una en camino, un libro de cuentos y otro de historias fantásticas; tres libros de poesía: Huellas, Tiempos y Expresión del alma.

@Eber01

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