Literatura

Génesis o turbulencia de la palabra (IV)

Berta Lucía Estrada

27/07/2017 - 08:15

 

 

En Puerto de Amor (Nada que ocultar), la poeta Gloria Young forja un nuevo lenguaje en el que hurga, se sumerge -bucea es la palabra adecuada- en las emociones que han bailado al son de su propia vida; como una inmensa marea que viene y que va…

Aun sin conocerte/en el misterio del atardecer y su yerba oscura/te amaba

Y al mismo tiempo  araña, desvela la realidad sociopolítica de Centroamérica. En sus versos desfilan los bananeros expoliados, los eternos desheredados de la tierra: “Aquí, nadie quiere pensar en el mañana/este puerto de entrada y salidas/donde se tiñen los obreros de sangre bananal

Es un fresco de la frontera, territorio de nadie y de todos, esa línea invisible que los gritos y fallidas esperanzas balancean como si se tratase de una hamaca sacudida por un violento vendaval:

“Esta frontera tiene vida

                -una voluptuosa pasión por lo efímero-“:

“En el corazón del pueblo los chanceros hacen el día

y conversan las señoras de los últimos muertos que entierran

conozco este puerto bebedor de ira y rumores ajenos

lo conozco en las voces de los manifestantes

y el chisme acalorado de sus habitantes”.

La poeta se convierte en el testigo que nombra la miseria humana. Su voz es la voz de las prostitutas marchitas que vagan por las callejuelas de los puertos y que dejan su vida hecha harapos en un viejo catre, desvencijado y maloliente:

“Septiembre cruzó la frontera

Con sus cantinas, sus prostíbulos

Sus chinamos

Con su aduana y papeles migratorios”

Su poesía se sumerge en la condición humana y pone ante nuestros ojos, como si se tratase de una película, imágenes de hondo contenido sociopolítico; sin descuidar por ello el lenguaje y la estética que siempre debe acompañarlo.

“El hormigueo en las calles

Me embriaga de colores ardientes

De contrabando, de arroz tico,

De aceites, de cebolla, de natilla

Esta frontera tiene vida

                -una voluptuosa pasión por lo efímero-“

Y al retratar lo efímero, al fijarlo en la retina, lo transforma en imperecedero, le da consistencia, solidez, lo convierte en perpetuo. No todo podía ser vestigios, ni ruina, ni derrumbe. Y con septiembre llega otro puerto, el amor.

Este puerto de tus brazos,

la lluvia llena de noches sin estrellas

… tus besos en mis ojos mirando el naranjal

… olvidé el miedo

… Septiembre no se acaba

queda inmóvil, perdido, en la enredadera del chayote

en los pasos que abordan el asombro

en tu ombligo, orificio perfecto, escondite de amor.”

El regocijo da paso al derrumbe cuando descubre el rostro oculto de su nuevo puerto:

No sé cual es el júbilo que embarga mi agonía

en este puerto donde no anclan los barcos

… muelle destartalado

Este no lugar donde dejé mi vida

… aquí no están mis abuelos

ni tengo por qué hacerme preguntas antiguas”

El júbilo se manifiesta finalmente como lo que siempre fue: hojarasca, turbulencia, naufragio. Es entonces cuando toma conciencia del violento huracán que le borró la memoria por algún tiempo. Y al despertarse sola, en un recodo de las callejuelas desconocidas, se da cuenta que ese no es su mundo ni el de sus ancestros; y que Po Chi I se niega a visitarla cuando más lo necesita; porque allí no están ni sus raíces ni sus ramas y que si quiere ver la luz debe buscarla lejos de ese paisaje mustio.

Este puerto es tu casa,

… donde tu niño grita

y el hombre que te acompaña, se deshace

El hombre que creía el ombligo del mundo sólo es tierra transformada en lodo, en arenas movedizas. Es una especie de tormenta de arena, de esas que azotan el desierto destruyendo a su paso todo lo que se les atraviesa. Y aun así la poeta reconoce:

“[…] amo este puerto viejo y desolado/… no quiero morir en otros mares

Más adelante dirá, como si se tratase de una letanía,

Cuánto duele abuela ser feliz

 

Días sin ti

“¡Qué cese ya esta asfixia

de respirar con pulmón ajeno!

El aire no es bastante para los dos

                             Rosario Castellanos

Este epígrafe da inicio a la tercera parte del libro que lleva un subtítulo bastante sugestivo, Días sin ti.

El epígrafe es un abrebocas que sumerge al lector en una atmósfera viciada y que nos lleva a navegar -o a hundirnos- en el mar “tumultuoso” que pretende ahogar a la poeta que canta para no sucumbir a la violencia del agua.

“Fibras de agua,…/Cual ola embravecida”

Su cántico es un lamento que atraviesa centurias, mareas, universos.

Toda el alma inundada

De vientos  y de truenos

Las filosas afrentas

Asesinando

El corazón enamorado”

Su cántico recuerda la sal que quema su cuerpo.

Léase corroer, incinerar.

 

“No albergaré esperanzas

en el invierno inhóspito de este puerto

de sal

y de diluvios tumultuosos”

Y aunque la violencia de un tsunami suele llevarse consigo todo lo que encuentra a su paso, también puede ocurrir que el agua simplemente arrastre antiguos dolores, y que como el agua amniótica dé lugar a nuevo alumbramiento:

“… el agua,

                finalmente,

                                               también

                                                                              borra el dolor

La poeta, convertida esta vez en testigo, en elegida para contar la historia, su historia, para contar la leyenda, su leyenda, hace alusión a “la voluptuosa pasión por lo efímero”; donde el puerto de los brazos del amado, es un “árbol de granadina desfigurado”; por eso se pone en la tarea de “desprender/ una a una a todas las mujeres que atrapan mi locura”.  Y al hacerlo poco a poco descubre un horizonte donde el temporal ha dado paso a la calma:

«árbol de guayacán de flores moradas rebeldes/ donde los pájaros se posan un momento antes de reemprender el vuelo/ colgaré como en un tendedero mi libertad inaugurada ».

El árbol le indica -nos indica- que la libertad no es sólo un sueño. Y luego, en un grito que atraviesa el cosmos, rompiendo su silencio, interpela a las mujeres ancestrales, y a las que están por venir, con el  verso al que ya había hecho alusión y que parece una espina: “cuanto duele / abuela / ser feliz”. 

 

Llama de los abrojos

Algunos significados de abrojo: (Del lat. aperi oculos, abre los ojos.). 1.Planta de tallo rastrero, hojas compuestas con folículos pares y fruto casi esférico y espinoso, frecuente en los sembrados. 2. Pieza de plata u otro metal que tiene forma de abrojo y que ponían los disciplinantes en el extremo del azote para aumentar su penitencia.

Llama de los abrojos es un poema en prosa vertiginoso, es un profundo lamento nacido de la noche de los tiempos. Es un relato-poema lleno de música, como si se estuviese al lado de una catarata, o más bien al lado de una avalancha dispuesta a destruirlo todo en las tinieblas del cosmos; repitiéndolo, una y otra vez, hasta el fin de los tiempos.

Así, la mujer-poeta-testigo de su tiempo -testigo de los tiempos- se levanta cada amanecer convencida que la tempestad pasó, que sólo fue una pesadilla, que la calma por fin dejará crecer los bananales. En este relato-poema, vendaval bíblico, aparece nuevamente la cólera del primer poema del libro, y al cual se hacía alusión antes.

Llama de los abrojos es un precipicio que pareciera no tener fin, un salto al vacío, a la nada. Pareciera que el amado hunde, una y otra vez, la cabeza de la amada en un pozo oscuro; y cuando ella cree estar ahogándose, él, en su omnipotencia, le saca nuevamente la cabeza dándole un poco de oxigeno, el necesario para que no sucumba; porque si ella muere él ya no tendría excusas para seguir viviendo. Sólo en la derrota absoluta de la amada él, el victimario, puede encontrar la fuerza para seguir viviendo; esa es su pírrica victoria.

Llama de abrojos es un relato universal. En él podemos reconocernos las mujeres que hemos sufrido maltrato psicológico, ese del que nadie habla porque no deja cicatrices visibles. No olvidemos que la poesía describe el dolor humano, el que se encuentra en el pozo oscuro del patriarcado, y cuando las mujeres nos contemplamos en sus aguas turbias. No olvidemos que la poesía describe el dolor humano, el que se encuentra en el pozo oscuro del patriarcado, y cuando las mujeres nos contemplamos en sus aguas turbias, contemplamos el dolor humano; y, por supuesto, eso hace de Llama de los abrojos un relato universal. Máxime si el dolor infligido viene acompañado de una caricia. Máxime si viene de la mano que no duda en hundir nuestras cabezas en ese espejo transformado en fango.

Hay otro aspecto muy importante en este relato poético, y es el fresco que está detrás de las bambalinas; el fresco que dibuja, pinta, describe, nombra, narra. El fresco que filma la miseria de los desheredados de la tierra, de los olvidados,  de los desarrapados, seudoesclavos que trabajan por pocas monedas; es un fresco al cual ya se había hecho alusión. Y por supuesto es un texto político, militante, sin dejar de ser poético; como en la poesía de Diana Morán:

Escuchen lo que digo/con la capilla ardiente del rencor más viejo:/Mi patria, cántaro de amor en todo idioma,/que ofrece su agua buena al peregrino/ha arrastrado sesenta calendarios/sin derecho a la fruta, al árbol de su huerto,/saqueada en la bondad de su cintura./Escuchen lo que digo:/En cada sitio de mi cuerpo hay un dolor de siemprevivas/para contar al mundo la parábola del buen vecino/que aplastó la luz recién nacida ». (del poema « Soberana presencia de la patria», D. Morán).

Y Gloria Young nos dice: «Nos sentíamos fuertes y felices conquistaríamos todos los territorios posibles juntos a la par y nadie sería capaz de derrotarnos aunque nadáramos contra la corriente porque así éramos no nos compraban la conciencia ni tenían precio nuestras convicciones y mucho menos nuestro amor aparecíamos invencibles ante el mundo éramos el uno para el otro poderosos en la palabra y en la acción y me fui a vivir a tu territorio de obreros pobres e indígenas olvidados y de recuerdos de riquezas pasadas que parecían nunca más volver y asumí tus luchas como las mías y ayudaba a los necesitados porque era tu pueblo el que sufría y me fundí en el mismo y lloraba sus miserias como si fuesen mías y penetrábamos los bananales donde tú corriste de niño y cruzábamos la frontera y nadie como tú para conocer esos caminos de realismo mágico ya hubiera querido Gabo conocer los senderos de las palmas de aceite y los prostíbulos que me contaban que había donde los obreros dejaban tanto dinero como el que ganaban en tiempos del oro verde y los cines de las casetas de los obreros en las fincas bananeras donde convivían con los tóxicos que les quemaban la garganta y les dejaban la piel seca y volvía estériles a los hombres y me llevaste a Golfito a conocer el lugar donde estuviste exiliado y donde tuviste tus hijos y me llevaste a Nelly donde también viviste mientras no dejaban que entraras a tu patria y donde fue tu madre a morir en tus brazos. »

La frontera, el territorio de nadie y de todos.

La huella de la tragedia, del dolor humano.

Ese fresco es el que sirve de telón y de trasfondo a la historia de amor que narra la poeta.

« […] desapareciste por varios días y yo sin saber nada a punto de llamar a la policía para que te buscaran me llamaste que no te había pasado nada que vivías solo que tenías un misterio que yo no conocía te fuiste a beber licor a la frontera y te perdiste con alguna mujer de alquiler…no sabía cómo eras solo intuía que el dolor entre mis piernas de tantas noches de mi cuerpo sacrificado en la pasividad de tus deseos y esas ganas de amar insatisfechas tenían un rostro un nombre y un lugar desconocidos para mí". 

 

El puerto de amor aparece nuevamente, como el lugar al que se llega,
ni el que brinda reposo, ni en sus costas se puede mirar más allá de la linea del horizonte. 

No.

Es un puerto que ha visto pasar otros amores y otras épocas, todas ellas alejadas del sosiego, de ese minuto eterno que nace después de las caricias, ese efímero momento en que los sentidos creen estar colmados,
cuando en realidad es el caos el que los habita.

«En la mesa aún reposaba el pan caliente y en las tejas se escuchaba la lluvia refrescando nuestro amor nuestro amor pregunto nuestro amor mejor escribir algún verso para sentir que estoy viva que no podrán las mentiras volverme loca el alma errante en el vacío mirar hacia otros puertos de otros mundos como el de Alanya por ejemplo en la inmortal Turquía donde Marco Antonio y Cleopatra se amaron y donde como prueba de amor él le regaló Alanya y ella taló todos los árboles de cedro y envío la preciosa madera a Egipto para hacer embarcaciones de guerra Alanya donde Helena desató la guerra de Troya con su mágica belleza como por ejemplo Haifa en la Israel de la guerra y la paz puerto que conduce a la tierra santa aquélla de la que habla la biblia que leías todos los días mientras me engañabas… ».

Sólo que en este caso la poeta no es Cleopatra ni comanda ejércitos ni es dueña de astilleros de guerra…

Y sin embargo, eso no le impide vivir la guerra, no desde lo alto de un acorazado, sino como el círculo perfecto, allí donde se juega al tiro al blanco, allí donde caen todas las saetas cubiertas de ponzoña.

Y cuando el amado cree haber vencido, encuentra que él mismo, sin saberlo, se inoculó el veneno que por años diseminó a diestra y siniestra.

Es entonces cuando el telón se cierra

y la marioneta

no cae…

es aspirada por el vendaval de su propia vida.

Porque

« la poesía no duerme ni se derrota el amor mientras aparecen nuevas ciudades nuevos puertos nuevos mares y en palacio de Knossos  frente a la imagen del Príncipe de los Lirios un silbido desata mis manos para no necesitar que me sostengas »

Repito :

« un silbido desata mis manos para no necesitar que me sostengas »

Con estas palabras Gloria Young cierra el libro.

La araña, que vive en su interior, pudo reconstruir nuevamente el tejido, el lienzo que la protege, no el sudario que el amado, -léase rémora-
deseaba para ella, reconstruyó la piel, no la piel curtida, la piel suave que le dio otra vida ; la que le permitió salir del marasmo, de las aguas turbias,
de las aguas turbulentas en las que se ahogó durante años… Encontró las aguas calmas; esas aguas que son las palabras, palabras que exorcisan dolores antiguos, dolores que como parásitos impiden ver la luz.

La fuerza de Gloria Young es como el fuego que sale indemne de los aguaceros bíblicos del Caribe.

Antes de finalizar quisiera recordar dos aspectos fundamentales en el libro de Gloria Young: En Llama de los abrojos cabe resaltar la concepción del estilo de su prosa poética.  Me refiero a la ausencia de puntuación. Recurso poco usual, y nada fácil, que muestra la pericia de la poeta Young en el momento de la creación poética. Gloria Young sabe que si no se mira de frente al pasado, se propicia el proceso del silencio y del olvido; lo que facilita que se reproduzca como las cabezas de una hidra .

Para terminar diría que Nada que ocultar es una nao que nos lleva por mares ignotos; y en cada viaje, en cada puerto, descubrimos nuevos horizontes. Y en alguno de ellos la vemos caminando triunfadora, como la vemos hoy en Casa de América con este libro que acabo de presentarles.

Y ésto es válido desde el punto de vista personal y por supuesto desde su posición de ciudadana que asume la historia de su país y que enfrenta los retos políticos de cada día sin darles la espalda.

Nada que ocultar es un poemario que desnuda sin pudor a hombres y mujeres agotados por la sociedad patriarcal. Y lo que es más importante aún, aniquila prejuicios que sólo atan nuestras gargantas y que nos impiden encontrar la ruta que conduce a la libertad.

Para terminar diría que Gloria Young, la mujer, la poeta, la política, la feminista, se reinventa una y otra vez. Puede emular a Neruda y afirmar como él para nacer he nacido y puede decir también, sin que nada se le quedé en el tintero, confieso que he vivido.

 

Berta Lucía Estrada

bertalucia@gmail.com 

 

Referencias: 

Génesis o turbulencia de la palabra (I)

Génesis o turbulencia de la palabra (II)

Génesis o turbulencia de la palabra (III)

Sobre el autor

Berta Lucía Estrada

Berta Lucía Estrada

Fractales

Berta Lucía Estrada Estrada (Manizales). Estudios: Literatura en la Pontificia Universidad Javeriana, una Maestría y un Diploma de Estudios Profundos (DEA) en literatura, en la Universidad de la Sorbona (París- Francia), una Especialización en Docencia Universitaria en la Universidad de Caldas, un Diplomado en Historia y Crítica del arte del Siglo XX y un Diplomado en Cultura Latinoamericana. Soy librepensadora, feminista, atea y defensora de la otredad. He publicado nueve libros, entre ellos La ruta del espejo, poesía, Editions du Cygne (Francia-2012), en edición bilingüe, Náufraga Perpetua, ensayo poético, Ediciones Embalaje-Museo Rayo, 2012, ¡Cuidado! Escritoras a la vista..., ensayo literario sobre la mal llamada literatura de género; y el ensayo sobre literatura infantil y juvenil ... de ninfas, hadas, gnomos y otros seres fantásticos. Docente universitaria en las áreas de lengua francesa, literatura hispanoamericana y francófona en la Universidad de Caldas; conferencista internacional y profesora invitada en universidades de Brasil y Panamá. He dado recitales de poesía en Colombia, Brasil, Francia, Panamá, Polonia y Alemania. Soy integrante de Ia Asociación Canadiense de Hispanistas y del Registro Creativo, éste último fundado por la poeta argentino-canadiense Nela Río.

Premios literarios:

Primer Premio Nacional de Poesía 2011 Meira del Mar, realizado por el Encuentro de Mujeres Poetas de Antioquia, con el libro "Endechas del Último Funámbulo", basado en la vida y obra de Malcolm Lowry.
Premio Especial, fuera de concurso, Ediciones Embalaje del Museo Rayo-2010, con el ensayo poético "Náufraga Perpetua".
2o puesto en el Concurso Nacional de Poesía Carlos Héctor Trejos Reyes-2011.
4o lugar en el XXVII Concurso Nacional de Poesía Ediciones Embalaje-Museo Rayo 2011.

Blog El Hilo de Ariadna, en www.elespectador.com
http://blogs.elespectador.com/elhilodeariadna/
Blog personal: Voces del Silencio:
http://beluesfeminas.blogspot.com
*Correo electrónico: bertalucia@gmail.com

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