Literatura

El erotismo en la pluma de la musulmana Salwa al Neimi

Berta Lucía Estrada

05/10/2017 - 03:50

 

Salwa al Neimi / Foto: britannica.com

 

Las Mil y una noches, es una referencia literaria universal, que no necesita presentación. Es un libro de un gran erotismo y sensualidad; y pocas veces recordamos que en realidad es un libro que pertenece a la rica cultura árabe. Como pocas veces también recordamos a los poetas de Al-Andaluz, Ben Farach de Jaen (siglo X): “Y así pasé la noche con ella como el pequeño camello sediento al que el bozal impide mamar. / Tal, un vergel, donde para uno como yo no hay otro provecho que el ver y el oler”. O al poeta Ben Suhayd de Córdoba (992-1034): “Besé el blanco brillante de su cuello; apuré el rojo vivo de su boca”. O al poeta Marwan Ben Abd Al-Rahman: “Su talle flexible era una rama que se balanceaba sobre el montón de arena de su cadera y de la que cogía mi corazón frutos de fuego”. Estos versos hacen parte de las jarchas, poemas que marcan el inicio de la literatura castellana.

Las jarchas hacen parte de nuestro legado literario, más aún, son parte fundacional del mismo. Desafortunadamente no siempre las tenemos en cuenta a la hora de esgrimir argumentos racistas y xenófobos. Y así, como desconocemos dichos poemas, desconocemos libros de la talla de El Kama Sutra Arabe, de Malek Chebel. Libro que analiza dos mil años de la literatura erótica de oriente. Un libro erudito, conocedor del Corán y de la inmensa riqueza de la cultura islámica. Chebel pone el dedo en la llaga al recordarle hoy en día, al ala musulmana más fundamentalista, la importancia de la educación y de la libertad sexual.  También pone el dedo en la llaga cuando nos recuerda a los occidentales que la cultura árabe es milenaria y de una inagotable riqueza; algo que no estamos siempre dispuestos a reconocer. Poetas de lengua árabe –transgresores, libertinos, poseedores de gran refinamiento- se cuentan por centenas, sólo que no los conocemos. El libro de Chebel es una prueba irrefutable. He aquí algunos nombres: Bachchar Ibn Burd (s VIII), Abul-‘Attahya (s IX), Abu Nûwas (757-815).

Digna heredera de esta tradición poética y sensual es Salwa al Neimi. Siria de nacimiento y francesa de adopción, ya que vive en París desde la década de los 70. El libro “La preuve par le miel” ("El sabor de la miel" en su versión española) la catapultó a la fama, una fama más que merecida. Esta novela, escrita en árabe, es publicada en el 2007 en el Líbano, por la editorial Ryad El-Rayyess y contrario a lo que suele suceder, con la mayoría de las obras escritas en árabe, inmediatamente fue traducida al francés y publicada nada menos que por la Editorial Robert Laffont en el 2008. La traducción fue revisada por la misma autora. La obra ha sido prohibida en la mayoría de los países musulmanes, y rotulada como novela para adultos, lo que ha contribuido aún más al deseo de leerla por aquellas personas que normalmente no suelen hacerlo.

Esta novela, escrita en primera persona, es un canto al sexo, y está llena de citas eruditas que aluden a la libertad sexual que imperaba en los autores musulmanes de la literatura clásica; puede decirse que es una obra que está a medio camino entre dos géneros literarios, novela y ensayo. Es una crítica a la sociedad musulmana actual que ha querido “castrar” al deseo y a la lujuria. Es un libro con una gran belleza poética, pero al mismo tiempo no tiene miedo de llamar a las cosas por su nombre. No maquilla, no esconde; al contrario, se regodea en la palabra:

“Detrás de la puerta su hasta luego me retenía, no lográbamos separarnos. Me besaba y me besaba. Yo no podía alejarme. Me arrodillo delante de él. Me inclino. Con mi cara froto su entrepierna. Deseo que me llene la boca. Mi prisa me ahoga. Él se viene y yo me trago hasta la última gota. Luego levanto los ojos para ver su cara crispada por el placer. Su cabeza descansa, sus manos reposan en mis cabellos. Es entonces cuando yo puedo regresar al mundo, iluminada por un sabor de un blanco espeso, dulce, con un perfume fuerte de alcanfor. Como en los libros.” [1]

En otro de los apartes de La preuve par le miel ((El sabor de la miel), la autora dice claramente: “Je baise, donc j’existe” (cojo, luego existo), o “follo”, como dicen los españoles, o “culeo” como dicen los chilenos. Y es que una de las críticas que hace Salwa Al Neimi, es la castración que se hace al lenguaje. Ella dice que si bien el árabe es la lengua del amor, en la práctica se le ha castrado. En una entrevista decía que escribir el libro había significado una dura prueba lingüística, ya que el computador le subrayaba en rojo todas las palabras que normalmente son consideradas sucias o groseras.

Refiriéndose a un escritor árabe, Cheikh Sidi Mohammed al-Nafzawi, Salwa al Neimi dice lo siguiente: “Mis lecturas secretas me hacen pensar que los árabes son el único pueblo del mundo para quien el sexo es una providencia que hay que agradecer al Señor. Cheikh Sidi Mohammed al-Nafzawi, sabio y valiente, paz eterna a su alma, comienza así su libro: El Jardín perfumado: Gloria a Dios que ha hecho que el gran placer de los hombres se encuentre en el coño de la mujer y que el placer de las mujeres se encarne en el miembro del hombre. El coño no se calma, no se sosiega, sólo encuentra satisfacción después de la visita del miembro masculino. El miembro del hombre encuentra su salvación en la vagina.” [2]

Salwa Al Neimi hace énfasis en la aclaración que para los escritores árabes, el coito además de servir para la perpetuación de la especie humana, sirve también para la salvación eterna. El coito representaría así el presagio del paraíso y de los placeres que se encontrarían permanentemente en él.

En otro aparte la autora dice: “El amor es al alma, lo que el deseo es al cuerpo. Yo no tengo alma. Esta idea me acechaba incluso antes de saber que hubo un tiempo en que las mujeres no tenían alma. … Sólo soy un cuerpo, estoy convencida de ello. No poseo nada más. Mi cuerpo y mi inteligencia, mi naturaleza despierta y mi conocimiento. Quien desea mi cuerpo me ama. Quien ama mi cuerpo me desea. Es el único amor que conozco; el resto es sólo literatura”.[3]

No en vano Malek Chebel se ha referido a ella con un elogio desbordante: Salwa al Neimi es la "precursora de una generación de mujeres árabes decididas a deshacerse de los tabúes". Por su parte la autora reconoce que ella no es la primera en seguir la senda de la expresión y de la libertad: "No soy una pionera. Hay otras escritoras, como las libanesas Huda Barakat, Iman Humaydane Younes o Alawiya Sobh, que también osan". Escritoras a las cuales ella alude en su libro. Incluso un diario del Golfo Pérsico se refirió a todas ellas como “La Intifada femenina”. Sin embargo, tanto Malek Chaleb como Salwa Al Neimi eluden el nombre de otra gran escritora e intelectual musulmana, Azar Nafisi; quien escribió una obra verdaderamente impactante desde el punto de vista de la crítica literaria, pero también desde el punto de vista de crítica al gobierno iraní, me refiero a la obra Lire Lolita à Téhéran (Leer Lolita en Teherán). Una obra contestaria, rebelde, y que pone el dedo en la llaga de una sociedad machista, prepotente; una sociedad que ejerce una dura dictadura en contra de la mujer, en contra de la libertad de expresión, en contra de los Derechos Humanos en general y de la mujer en particular. Los nombres de estas escritoras ponen en evidencia que hay un movimiento de mujeres intelectuales que están dispuestas a generar un cambio y que exigen una reflexión más profunda de la condición femenina en los países musulmanes. [4] También omiten el nombre de Marjani Satrapi, con su porverbial Persépolis.

La lectura de La preuve par le miel, me hizo pensar en otro libro de literatura erótica, y escrito también por una mujer musulmana. Me refiero a L’amande (La Almendra) de Nedjma. Una mujer de origen magrebí que utilizó dicho seudónimo para escapar a una más que posible persecución en su país de origen. Es un libro que habla sin ambages de la sexualidad femenina y de su disfrute pleno y sin complejos de ninguna índole. Al igual que el libro de Salwa Al Neimi, la protagonista encuentra un hombre sabio en el arte de amar y al mismo tiempo bastante libertino, para quien la sexualidad no tiene fronteras, ni límites, donde todo está permitido, con tal de experimentar placer y gozo. El seudónimo de Nedjma es en sí mismo una provocación, puesto que el nombre hace alusión a una mítica amazona argelina que ha terminado por convertirse en el emblema de las mujeres musulmanas que luchan por sus derechos. Al Neimi y Nedjma se han apropiado de un lenguaje que hasta ahora había sido del dominio masculino. El poder de la palabra, y su buen uso, nos dignifica y nos enaltece como mujeres y como escritoras.

La lectura del libro de Salwa Al Neimi fue una grata experiencia y me recordó cuán ignorante soy en cuanto a la literatura árabe se refiere. Es una invitación al conocimiento, a la investigación, a dejar nuestras aprensiones en contra de una cultura de la que poco o nada sabemos. Su lectura nos ofrece la posibilidad de acabar con nuestros prejuicios sexuales. Nos sugiere que debemos ser más libres, más independientes, más osadas, menos sumisas. En otras palabras, es un llamado a vivir la sexualidad de una forma natural, no con la idea del pecado que la religión musulmana, o la tradición judeocristiana, u otras religiones predican, puesto que dicho sermón termina por castrar nuestros instintos naturales y nos hace menos felices y más insatisfechas, sexualmente hablando, por supuesto.

 

Berta Lucía Estrada



[1] Al Neimi, Salwa. La preuve par le miel. Éditions Robert Laffont S.A. Paris. 2008. Pág. 36. (Traducción libre de la autora del presente libro. Las palabras resaltadas son del libro de Al Neimi).

[2] Idem. Pág: 48 (traducción libre de la autora del presente libro. Las frases resaltadas son de Salwa Al Neimi)

[3] Idem. Pág: 39

[4] No en vano en Francia existe el movimiento “Ni putes, ni soumises” (Ni putas, ni sumisas). Por su parte, Rachida Dati enfrentó a la sociedad musulmana francesa, no solamente al ejercer el tercer cargo más importante en el gobierno francés, sino que a los 42 años, siendo aún soltera, dio a luz a su hijo, y se negó  a decir el nombre del  padre.

Nota adicional: este artículo forma parte del libro "¡Cuidado! Escritoras a la vista…" (Ble Ediciones, 2009) de Berta Lucía Estrada. Pueden leerlo en version integral y gratuita en la Biblioteca Virtual de la Universidad Nacional de Colombia

 

Sobre el autor

Berta Lucía Estrada

Berta Lucía Estrada

Fractales

Berta Lucía Estrada Estrada (Manizales). Estudios: Literatura en la Pontificia Universidad Javeriana, una Maestría y un Diploma de Estudios Profundos (DEA) en literatura, en la Universidad de la Sorbona (París- Francia), una Especialización en Docencia Universitaria en la Universidad de Caldas, un Diplomado en Historia y Crítica del arte del Siglo XX y un Diplomado en Cultura Latinoamericana. Soy librepensadora, feminista, atea y defensora de la otredad. He publicado nueve libros, entre ellos La ruta del espejo, poesía, Editions du Cygne (Francia-2012), en edición bilingüe, Náufraga Perpetua, ensayo poético, Ediciones Embalaje-Museo Rayo, 2012, ¡Cuidado! Escritoras a la vista..., ensayo literario sobre la mal llamada literatura de género; y el ensayo sobre literatura infantil y juvenil ... de ninfas, hadas, gnomos y otros seres fantásticos. Docente universitaria en las áreas de lengua francesa, literatura hispanoamericana y francófona en la Universidad de Caldas; conferencista internacional y profesora invitada en universidades de Brasil y Panamá. He dado recitales de poesía en Colombia, Brasil, Francia, Panamá, Polonia y Alemania. Soy integrante de Ia Asociación Canadiense de Hispanistas y del Registro Creativo, éste último fundado por la poeta argentino-canadiense Nela Río.

Premios literarios:

Primer Premio Nacional de Poesía 2011 Meira del Mar, realizado por el Encuentro de Mujeres Poetas de Antioquia, con el libro "Endechas del Último Funámbulo", basado en la vida y obra de Malcolm Lowry.
Premio Especial, fuera de concurso, Ediciones Embalaje del Museo Rayo-2010, con el ensayo poético "Náufraga Perpetua".
2o puesto en el Concurso Nacional de Poesía Carlos Héctor Trejos Reyes-2011.
4o lugar en el XXVII Concurso Nacional de Poesía Ediciones Embalaje-Museo Rayo 2011.

Blog El Hilo de Ariadna, en www.elespectador.com
http://blogs.elespectador.com/elhilodeariadna/
Blog personal: Voces del Silencio:
http://beluesfeminas.blogspot.com
*Correo electrónico: bertalucia@gmail.com

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