Educación
La Fiesta de la ciencia, en homenaje a Colombia y el Caribe
Con el tiempo, la Fiesta de la ciencia organizada por la Fundación Ecojugando se está ganando un espacio notable en los colegios de Valledupar. Su camino desde el primer festival a principios del año 2012 ha ido creciendo y encontrando la respuesta entusiasta de instituciones comprometidas con el desarrollo integral del alumno.
Durante su segunda edición, el evento se centró esencialmente en las instalaciones del Liceo Moderno y, desde el sábado 20 de octubre, los jóvenes compartieron algunas de sus experiencias en compañía de sus profesores.
Entre las múltiples jornadas que animaron la institución podemos destacar la del miércoles 24 de octubre, fecha elegida para evocar los colores del Caribe colombiano y conocer las obras de algunos elementos característicos del patrimonio cultural de Valledupar.
Tras una corta presentación de las maquetas elaboradas en cartón y papel por los alumnos –y durante la cual se pudo apreciar las percepciones de los niños acerca de barrios como la Nevada o el 12 de octubre–, fue proyectado una serie de documentales donde resaltaban los ritmos y la alegría del Caribe.
Bailes, ceremonias, desfiles, risas y muchas otras anécdotas llamaron la atención de jóvenes entretenidos con el ritmo de la cumbia y el sonido de los acordeones. El mensaje de orgullo mantuvo interesada a la audiencia aunque, quizás, faltó explicar las raíces de cada baile o el simbolismo de elementos como el pilón.
A continuación, el talento de los bailarines locales se expuso de la manera más auténtica, es decir en vivo. Jóvenes parejas interpretaron las danzas más conocidas y representativas del Caribe. Primero con la chichamaya de origen wayuu, luego el mapalé, la cumbia, el porro, el pilón vallenato y, finalmente, el reggae de las islas de San Andrés y Providencia.
La muestra de baile, y sobre todo los contoneos sensuales de los bailadores de reggae, provocaron las risas de un público admirativo que no dudó en aplaudir a sus compañeros de colegio.
Finalmente, esa mañana finalizó con una muestra pictórica en la que quedaron visibles los elementos más representativos del Cesar: sus instrumentos, sus lugares y sus gentes.
En definitiva, fue una jornada en la que los niños pudieron interactuar y exponer las facetas más características de sus barrios y ciudad. Un espacio necesario para fomentar el diálogo y la conciencia de una identidad culturalmente rica.
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