Cine
Amores infieles o cuando las pasiones dictan el camino
El inicio de una película nos revela de inmediato la atmósfera y el nivel de lo que viene a continuación. En “Amores infieles”, la primera escena nos puede dar una impresión equivocada, y con eso juega la trama.
Cuando todavía caen los créditos iniciales, el agua de una ducha da paso al ruido del teclado de una computadora. De repente, se hace hincapié en un hombre (Liam Neeson) que redacta un documento, y, a continuación, se oye la voz de un muchacho que susurra: “Mírame”.
Podría tratarse de una película de terror o suspense con tintes inesperados, pero la realidad es muy diferente: se trata de un drama medio sentimental medio psicológico donde el tema del sexo es ineludible.
“Amores Infieles” relata tres historias que se encuentran o se desencuentran. Por un lado está un novelista (Liam Neeson) que se encuentra con su amante (Olivia Wilde) en París después de haber culminado su relación con su esposa (Kim Bassinger). Por otro, un hombre de negocios estadounidense (Adrien Brody) que en Roma conoce a una bella gitana de la que se enamora. Y, finalmente, una mujer (Mila Kunis) que trata de recuperar la custodia de su hijo después de ser acusada de infligirle daño.
Elenco de lujo para una película donde prima la tiranía del destino. Estos personajes son en realidad la representación de unos impulsos o de un instinto natural, cada uno de ellos presas de un secreto tan grande que serviría como punto de inflexión en la vida de cualquiera.
No es una obra fácil de digerir. Es una historia en donde los personajes a veces se conectan y a veces sencillamente no, pero que por lo mismo genera confusión y presenta fallas en su estructura y su argumentación. Escollos que aunados a la complejidad narrativa convierten una premisa poco convencional e interesante, en una película con ciertos aires de pretensión que es imposible diseccionar adecuadamente sin revelar detalles que arruinarían el desenlace.
Con una lentitud exagerada e innecesaria, el director Paul Haggis conduce y entrelaza las historias mediante una edición que desconoce la sutileza y quiere evidenciar el salto de tramas. Pero en algunas ocasiones ni siquiera con este tipo de pistas es suficiente para orientar del todo. Por lo mismo, no es una cinta fácil de observar y demanda excesiva atención por parte del espectador.
“Amores Infieles” está llena de cuestionamientos filosóficos y sutiles postulados que siempre enriquecen cualquier experiencia cinematográfica. El problema de la cinta radica en su fallida estructura y en el hecho de que a Haggis le toma demasiado tiempo conducir las historias, algunas de las cuales no se cierran, pues tienen un final ambiguo, abierto. En resumen, hay muchas escenas que no le aportan nada al hilo conductual.
Alberto Campos
Sobre el autor
Alberto Campos
Cinescrúpulos
Alberto Campos, Valledupar (1976). Sociólogo y Abogado de la Universidad Popular del Cesar. En Cinescrúpulos expone su faceta de crítico y amante del Cine, pero con total independencia. Su fin es alabar las buenas películas y señalar las malas producciones.
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