Cine
Ciro Guerra y el dulce abrazo de la serpiente
Pánico, desesperación, tensión y muchas otras sensaciones similares son las que llegan a la mente al imaginar el abrazo de una serpiente y más si este tiene lugar en la exuberante y enigmática selva amazónica, en medio de días lluviosos. Pero no ha sido así en este caso, cuando el abrazo de la serpiente ha significado una maravillosa experiencia de sueños cristalizados, metas alcanzadas y la grata realidad de estar en un extremo de la alfombra roja, a punto de avanzar por ella.
Así es. El abrazo de la serpiente tiene hoy a Ciro Guerra en la puerta de los premios Oscar, que entrega la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas a quienes considera profesionales excelentes en la industria del cine mundial. Uno de ellos es este hombre con sueños de sur a sur, pues nació en Río de Oro, municipio localizado en el sur del Cesar, y escogió como escenario de sus genialidades Amazonas, el último departamento al sur de Colombia.
Para los críticos del cine, no es sorpresa que el film de Guerra reciba esta nominación, ya que eso se veía venir desde su estreno en el festival de Cannes, el más grande del cine mundial, donde estuvo entre las diez mejores producciones y donde miles de personas se conmovieron con la historia que tiene una alta carga de histórica, espiritual, étnica, científica u de identidad, donde los saberes ancestrales se ponderan. Para muchos fue su oportunidad de descubrir el río Amazonas, incluso para Ciro y el equipo de la producción que terminó seducido por lo vivido ahí, mientras recreaban la historia de mediados del siglo veinte que da cuenta de dos exploradores que, ayudados por chamanes, se embarcan en la aventura de encontrar una planta perdida y milagrosa.
El rodaje se convirtió en una especie de retiro espiritual de siete semanas, de días y noches de aprendizajes y reflexiones que les desnudó el alma y los sensibilizó hacia la imperiosa necesidad humana de compartir, respetar las identidades, las distintas formas de ser y de saber, la complementariedad de lo distinto. El resultado: 125 minutos que hoy tienen a su director en la lista de los más importantes del cine, nominado en la categoría de Mejor Película Extranjera, logro que se suma a los ya obtenidos este año, además de Cannes, pues fue mejor película en el Festival de Lima y Selección Oficial Competitiva (Horizontes Latinos) en el festival de San Sebastián.
Bien por el cineasta cesarense, que viene de recibir premios y aplausos con Los Viajes del viento, protagonizada por el compositor vallenato Marciano Martínez, con una larga lista de exaltaciones e diversos certámenes del séptimo arte como Screenwriters Lab del Festival de Cine Latino de Los Ángeles, Hubert Bals Fund del Festival de Rótterdam (Holanda), Programa Ibermedia, Fondo para el Desarrollo Cinematográfico de Colombia, Sundance NHK Filmmakers Award.
La experiencia en pantalla para el cineasta de 34 años comenzó en el año 2000 con el cortometraje Silencio del alma, al que le siguieron el documental Siniestro: Jairo Pinilla, cineasta colombiano; Intento y La sombra del caminante, ganadora esta última en quince festivales y seleccionada en otros sesenta.
Queda entonces desear a Ciro buen viento en sus viajes y augurarles más éxitos para que el abrazo de la serpiente le depare muchos abrazos de felicitaciones y desafíos para nuevos retos.
María Ruth Mosquera
@Sherowiya
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