Educación

Una mujer excepcional: María Montessori

Nora Obregón

22/09/2020 - 04:40

 

Una mujer excepcional: María Montessori
María Montessori / Foto: Asociación Montessori Española

María Montessori fue la creadora del sistema de educación que lleva su nombre. Nació el 31 de agosto de 1870 en el poblado de Chiaravelle en la provincia de Ancona, puerto del mar Adriático en el centro de Italia, año en el que este país se convirtió en una nación unificada.

Su padre, Alessandro Montessori, descendía de una familia de la nobleza de Bologna y fue un militar del Partido Liberal que había luchado por la independencia de Italia. Su madre, Renilde Stoppani, era sobrina de Antonio Stoppani, gran filósofo y científico. Renilde era liberal y católica, además de gran devoradora de libros. En 1882 la familia Montessori se mudó a Roma, con el fin de que María asistiera a mejores escuelas, pues ya había demostrado inquietudes intelectuales y un especial talento para las matemáticas. Un pasaje importante en la vida de María Montessori fue su entrada a la Regia Escuela Michelangelo Buonarroti, en la que predominaban los varones; María era la única alumna. Su padre quería que estudiara para maestra, pero en 1884, por iniciativa propia, se inscribió en una escuela técnica de hombres para estudiar ingeniería, la cual abandonó después de un año, cuando surgió su interés por estudiar medicina.

En 1892, pese a la negativa de su padre y al inicial rechazo del director de la Facultad de Medicina, el doctor Guido Bacelli, logró empezar sus estudios superiores en Medicina y superar una serie de dificultades por su condición como única mujer en una carrera que en esos tiempos sólo estaba pensada para hombres, al grado de tener que practicar con los cadáveres sola, durante las noches. Una noche en que María Montessori iba rumbo a su casa y se sentía muy fatigada por el exceso de trabajo y sola por el distanciamiento con su padre por haber elegido la carrera de medicina, decidió interrumpir sus estudios. Iba atravesando el parque Pincio que normalmente estaba vacío a esa hora, cuando vio a una mujer muy humilde pidiendo limosna acompañada de su hijo, quien se entretenía con un papel rojo del piso. Entonces regresó a la sala de disecciones de la escuela a trabajar con los cadáveres y decidió que continuaría sus estudios para poder ayudar a sus semejantes. Este episodio fue muy importante para María Montessori, porque comprendió que el deseo de vida y de amor no contradecían los principios de la medicina y pudo darse cuenta de que ésta no es una ciencia que se limite a seccionar, separar, fragmentar y analizar con violencia. Fue así como María logró unir amor y ciencia.

La reconciliación de María Montessori con su padre vino más tarde. En la Facultad de Medicina se acostumbraba que los estudiantes dieran una conferencia ante el público después de su primer año. Precisamente el día que María debía presentar su ponencia, su padre se encontró con un conocido, quien le preguntó si iría a la conferencia de su hija, provocando tal curiosidad que asistió para escucharla. La participación de María Montessori fue tan brillante que su padre se sintió muy orgulloso y se acercó para abrazarla. Finalmente, en 1896 se convirtió en la primera mujer médica de Italia.

Ya desde el inicio de su vida profesional María Montessori demostró la tendencia de alzar su voz en favor de los menos privilegiados. En 1896, la eligieron para representar a la mujer italiana en el Congreso Feminista celebrado en Berlín, donde defendió la causa del trabajo en la mujer y lo hizo con tanto ardor y eficiencia, que su presentación fue publicada en la prensa de varios países. En 1900 participó en un congreso similar en Londres, donde atacó severamente la práctica de emplear niños en los trabajos de las minas de Sicilia y dio su apoyo a un movimiento en contra de la explotación laboral infantil, patrocinado por la reina Victoria I.

María Montessori mantuvo una relación amorosa con el doctor Giuseppe Montesano, quien fuera su colega en la escuela para retrasados mentales (en donde Montessori trabajó de 1898 a 1899), relación de la cual nació su único hijo, Mario. En esa época era una situación muy vergonzosa para una mujer tener un hijo fuera del matrimonio, especialmente tratándose de una profesionista, por lo que ella, como otras mujeres en situación similar, tuvo que buscar los medios para solucionar el problema, así que María Montessori mandó al niño con sus familiares a otra ciudad, para que lo cuidaran como un hijo más de la familia y no fue sino hasta que era un adolescente, cuando supo que ella era su verdadera madre, presentándolo más tarde como su sobrino.

Su transformación en maestra

Durante los dos años que dirigió la Escuela Estatal de Ortofrenia y con la ayuda de otros colegas, entrenó a maestros de Roma en los métodos especiales de observación y de educación de niños anormales. Más tarde ella misma se dedicó a trabajar con los niños, además de dirigir a los maestros del Instituto Pedagógico, donde se había concentrado a los niños de las escuelas primarias prejuzgados como “ineducables”, así como a todos los discapacitados de los manicomios de Roma.

María Montessori enseñaba a los niños desde las ocho de la mañana hasta las siete de la noche; nunca tomaba vacaciones. Esos dos años de trabajo continuo con los niños le dieron lo que ella consideró como su verdadero título de pedagogía: “estos dos años de práctica son mi primer y mejor ganado título en pedagogía”. A partir de este evento, se convirtió en una maestra como su padre había pretendido años atrás, pero una maestra diferente a las tradicionales, una maestra con gran respeto hacia los niños y con una gran capacidad de observación que le permitía conocer las necesidades de éstos para un fácil aprendizaje.

Ella misma se sentaba a trabajar con cada niño el material que les había preparado con anterioridad y los alumnos del asilo pudieron aprender a leer, escribir y a contar. La gente lo vio como un milagro, pues nunca creyeron que esos niños deficientes tuvieran capacidades para aprender. Los logros de María Montessori fueron resultado de la confianza que les brindó, así como de las oportunidades para trabajar.

Los acontecimientos con los niños del asilo se publicaron en diferentes periódicos. Los trabajos y el pensamiento de María Montessori se difundieron en otras ciudades y países de Europa, empezando a hacerse famosa.

La convicción de que la aplicación a niños normales de métodos similares a los aplicados a niños de lento aprendizaje contribuiría a desarrollar su personalidad de una forma sorprendente, la inclinó hacia el trabajo con niños normales.

Mientras todos admiraban los progresos de mis idiotas, yo pensaba en las razones que podían mantener a los alumnos de las escuelas públicas en un nivel tan bajo que podían ser alcanzados en las pruebas de inteligencia por mis infelices alumnos [...] Pero los idiotas así educados quedan todavía reducidos a una vida vegetativa [...] el idiota se ha convertido en un hombre; pero en medio de los otros hombres resulta siempre un inferior, un individuo que no podrá nunca adaptarse al ambiente social: “Nosotros somos como ramas tronchadas; en nosotros ha muerto toda esperanza”. Precisamente por eso abandoné el fatigoso método de Sèguin; la enorme cantidad de procedimientos y de esfuerzos que exigía era desproporcionada dado lo exiguo de los resultados. Todos me lo repetían: quedan todavía demasiadas cosas para hacer en la educación de los niños normales”.

Más tarde descubrió que entre la medicina y la antropología había una relación muy estrecha. Matriculada como alumna de filosofía, tomó cursos de psicología experimental —que acababan de introducirse en las universidades de Turín, Roma y Nápoles—, practicando al mismo tiempo observaciones de antropología pedagógica en las escuelas primarias y estudiando los métodos de enseñanza para niños normales. Estos cursos le dieron la preparación para que posteriormente diera un curso libre de antropología pedagógica en la Universidad de Roma. Esta formación multidisciplinaria le permitió estudiar al hombre bajo un enfoque holístico.

 

Nora Obregón

Asociación Montessori Mexicana.

Acerca de esta publicación: El artículo “ Una mujer excepcional: María Montessori ”, de Nora Obregón, corresponde a un extracto del ensayo titulado “¿Quién fue María Montessori?” de la misma autora, publicado anteriormente en la revista académica Contribuciones desde Coatepec.

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