Educación

Hay que repensar la educación

Ya se aproxima el regreso a clases, dentro de poco las redes van a estar inundadas con memes graciosos, sarcásticos e incluso con algo de genialidad sobre el valor de los útiles escolares y el valor de las matrículas, abundará la mamadera de gallo con los profes o entre profes, la de los estudiantes o entre estudiantes; hará falta la de los padres de familia, ya que la mayoría ve la educación de sus hijos como una obligación delegada a las instituciones educativas y a los educadores.

El sistema educativo colombiano es complejo mírese por donde se mire, hoy deseo llevarles una visión personal de lo que es la educación que se imparte y las pruebas del Icfes, según las cuales se les mide la capacidad a nuestros estudiantes y es la llave que abre puertas en la universidad y posibilita el tránsito a una movilidad en la pirámide social rígida y arcaica como la colombiana. En los últimos años, el gobierno le ha apostado a la visión de técnicos y burócratas en el sentido de que la Educación Media debe estar enfocada a pasar honrosamente las pruebas del estado, las que con un sistema ponderado suma resultado de las áreas básicas con un puntaje de 500 puntos de los cuales, por el simple hecho de presentarse, ya lleva ganado 100 puntos de los 500 probables. La realidad de esta visión, si bien tiene buena intención, es finalmente perversa por cuanto la gran mayoría de nuestros estudiantes quedan por debajo de la media departamental y a nivel de departamentos quedamos por debajo de la media nacional.

Se despliega en todos los colegios una estrategia para que nuestros estudiantes superen esta prueba, pero los resultados son tozudos y cada año se repiten los puntajes bajos, claro está, con contadas excepciones, mientras que los educadores andamos ocupados haciendo bancos de preguntas tipo Icfes, para que nuestros estudiantes acierten sobre “Falso o Verdadero”, parear, y qué sé yo, otro tipo de preguntas y tratamos de calificar resultados de los previos llevando a los alumnos a competir entre sus compañeros por lograr el “Primer puesto” del grado.

En ese proceso, los maestros descuidamos que la vida tiene otro formato, que no sólo es la de tratar de adivinar lo verdadero de lo falso, se nos olvida que para discernir en la vida real se requiere criterio y que ese criterio se adquiere viviendo, razonando en cada caso de la vida; por tanto, es necesario formar alumnos con criterio, con opinión propia, olvidamos que debemos darle a ese joven las herramientas conceptuales para razonar con objetividad, sobre la conveniencia o no de asumir una actitud, de acoger o no una idea, un conocimiento y que es obligación del estudiante dudar de todo y que ante la duda debe razonar con mayor profundidad.

El sistema nos lleva como maestros a pensar que la vida está cuadriculada en falso y verdadero, nos convencieron que el mundo tiene dos colores: el blanco y el negro, lo peor es que como educadores nos hemos tragado el cuento y hemos convencido a los alumnos sobre lo mismo, desconociendo la gama de la policromía de la vida y la sociedad. En esa visión de blanco y negro, nos hemos involucrado en el concepto de que los hechos hay que aceptarlos por conveniencia o porque la mayoría lo acoge, desconociendo que debe haber un sustento ético que lleve a razonar, sobre lo bueno o lo malo y que no todo lo que acepta la mayoría es bueno ni todo lo que rechaza es malo.

La pregunta por hacerse y contestar es: ¿el sistema educativo colombiano y la estrategia desplegada para pasar las pruebas de Icfes permite a un joven enfrentar su vida futura?

También sería bueno preguntarnos, ¿por qué en algunos pueblos proliferen los universitarios y profesionales en algunas profesiones y en otras no?, ¿será que nuestros jóvenes analizan el mercado laboral de la carrera que escogen? o ¿sencillamente ante las bajas notas de las pruebas del estado no alcanzan las exigencias de algunas carreras universitarias y se ven abocados a escoger las que tienen menos demanda de estudiantes, pues sus notas solo alcanzan para esa carrera?

Creo que se hace necesario repensar la educación desde el seno de las instituciones educativas sin tener en cuenta algunas estrategias o lineamientos departamentales o nacionales. Al fin y al cabo, desde la escuela es que se vive la realidad del territorio y las vivencias locales, marcadas por las ventajas y desventajas propias de cada localidad.  

Diógenes Armando Pino Ávila