Opinión

Lactancia en público: ¿Prejuicio moral o hipocresía social?

Eber Patiño Ruiz

21/10/2015 - 06:50

 

Con muy buenos argumentos, la revista Fucsia en su edición No 175 del mes de octubre de 2015 hace una interesante reflexión que podemos ahondar un poco y ver desde otra óptica: este acto de amor, cuando una madre amamanta a su hijo, sin importar el lugar y el espacio, las creencias o desavenencias culturales.  

Sin embargo, hoy, por increíble que parezca, hay sociedades que persisten en discriminar este encuentro íntimo, único e irrepetible en la vida del hombre.

No se entiende:

Que el mismo hombre desconozca, señale y condene que una mujer alimente a su hijo en cualquier espacio, teniendo ella la plena y legítima voluntad de hacerlo sin tener que pedir permiso a nadie, por el solo instinto maternal de preservar la vida de su hijo, que es suyo y de nadie más, para que ahora vengan a decirnos unos señores, que este acto es bochornoso e incómodo para la sociedad.

Pura hipocresía:

Ya quisiera ver sus ojos desorbitados viendo los senos de Sofía Vergara alimentando a su hijo, o los pechos de Shakira o cualquiera otra mujer famosa y adinerada, ni hablar de Thalía y Jennifer López.

No es sino ver la cara de morbo y la boca entreabierta a punto de chorrear la baba, porque estas mujeres, parecen que tuvieran la gracia de que todo lo que hacen y dicen es lo último en tendencia de moda.

Ahí es donde está el nudo:

¿Por qué unas mujeres sí pueden ser aceptadas y otras no? ¿Prejuicio moral o hipocresía social?

Los eventos de moda y desfiles de pasarela en ropa íntima siempre son exitosos y ahí no hay nada que censurar, ni reprochar por la diminuta seda, no importa que el espectáculo sea en medio de la calle a la vista de todo el mundo, eso sí está bien visto y aplaudido por todos.

Pero:

Si una mujer en la calle descubre su pecho para alimentar a su hijo, los transeúntes con la mirada lo dicen todo. Un acto de amor, el más bello del mundo, pasa a ser el acto más despreciable, no digno de ver y admirar, sino de señalar.

Esa es la triste realidad de una sociedad hipócrita, falsa y lisonjera, porque: ¿Cómo es posible que se niegue la esencia de una madre, que no se le reconozca lo que por naturaleza sólo las mujeres pueden hacer, por la razón de que son las perpetuadoras de la vida?

También habría que hablar de:

El consumismo actual de este mundo mal llamado globalizado, vende la idea de que la leche sintética es el mejor sustituto de la leche materna, una falaz mentira acompañada de grandes campañas de moda donde se le rinde culto a la figura estilizada casi perfecta de la mujer como prototipo de belleza y los senos caídos sin forma no tienen cabida en este modelo, por eso muchas mujeres prefieren tomar droga para no producir alimento y no es raro que pasado los años, por razón de causa y efecto, los hijos rechacen a sus mamás porque no tienen es sus genes ese amor y reconocimiento de madre.

Negarle a un recién nacido la leche materna, el mejor alimento del mundo, el único alimento irremplazable del universo, es negarle el derecho a la vida.

Yo estoy de acuerdo:

Que las mujeres alimenten sus hijos a la luz de todos y no metidas en los baños o en rincones, como si fueran otra especie animal, como si fueran las cenicientas de la sociedad o inferiores ante los ojos de los hombres.

Ver a una mujer lactando, nos debe llenar de orgullo y recordar a nuestras madres cuando así lo hacían con nosotros; ver a una mujer conectada con su hijo en la mirada más sublíme de madre e hijo, es el cuadro más bello que puede presenciar el hombre, pero por desgracia para muchos sociedades en el mundo, es un cuadro oscuro sin valor, un acto mecánico sin importancia alguna.

Todo es con la intensión con la que se mire:

¿Cómo no va ser hermoso ver a mi esposa alimentar a mi hijo, y agradecerle por todos los sacrificios por los que ha pasado? ¿Cómo se censura y reprocha que mostrar un seno pueda ser un acto de indecencia, si es el vehículo por donde llega la sabia de la vida, el almíbar que hace posible que nuestra existencia tenga sentido?

Hombres hipócritas de doble moral:

Si lo primero que ven al pasar una mujer con un escote, son sus tetas, pensando cómo sería estar pegados de ellas como un niño recién nacido. Esas son las cosas de la vida, de las que hay que hablar, para que no se nos olvide cuál es nuestra condición como seres humanos.

Ver una  madre alimentando a su hijo, es ver a Dios en cuerpo y alma, quienes niegan este acto de amor, son unos verdaderos diablos y habría que preguntarles cuánta leche materna les dio su madre por los celos inconscientes de no ser ellos los que tuvieron ese placer.   

 

Eber Patiño Ruiz

Sobre el autor

Eber Patiño Ruiz

Eber Patiño Ruiz

Hablemos de…

Eber Alonso Patiño Ruiz es comunicador social, periodista de la Universidad Católica del Norte Sede Medellin, Antioquia. Su gran pasión es la radio y la escritura. Tiene dos novelas terminadas y una en camino, un libro de cuentos y otro de historias fantásticas; tres libros de poesía: Huellas, Tiempos y Expresión del alma.

@Eber01

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