Opinión

Cultura en posconflicto

Diógenes Armando Pino Ávila

20/11/2015 - 04:20

 

En mis años de secundaria, a algún escritor del que hoy no recuerdo su nombre, y que Google, como cosa rara, se negó a encontrarlo –pero cuya frase quedó refundida en ese maremágnum en que los años van convirtiendo mi memoria–, leí que “El hombre es el único animal capaz de escribir su propia historia”  y pensando en ello creo que la cultura es el único medio con el cual ese hombre modifica y resignifica su historia colectiva.

Hoy que estamos a contados pasos de la firma del tratado de paz con La FARC en La Habana, (soy optimista, lo confieso), y que el Congreso de la República, muy a pesar de los guerreristas, le da vía libre al plebiscito por la paz, como una muestra clara de querer dar punto final a esa locura colectiva en que se ha convertido la violencia colombiana, es el momento de pensar cómo afrontaremos como pueblo la etapa siguiente, la del posconflicto. Nuestros municipios y el departamento del Cesar como todos los demás entes territoriales de Colombia deben iniciar el proceso de preparación para esa etapa.

Es la cultura, entendida esta por la Unesco (Conferencia mundial sobre las políticas culturales México D.F., 26 de julio - 6 de agosto de 1982) como “el conjunto de los rasgos distintivos, espirituales y materiales, intelectuales y afectivos que caracterizan a una sociedad o un grupo social. Ella engloba, además de las artes y las letras, los modos de vida, los derechos fundamentales al ser humano, los sistemas de valores, las tradiciones y las creencias” y sostiene la misma organización mundial  “que la cultura da al hombre la capacidad de reflexionar sobre sí mismo.

Es ella la que hace de nosotros seres específicamente humanos, racionales, críticos y éticamente comprometidos. A través de ella discernimos los valores y efectuamos opciones. A través de ella el hombre se expresa, toma conciencia de sí mismo, se reconoce como un proyecto inacabado, pone en cuestión sus propias realizaciones, busca incansablemente nuevas significaciones, y crea obras que lo trascienden.”

Es por ello que, a través de la cultura podemos saltar el escollo, hasta ahora insoslayable, de la violencia y de hecho entrar en ese proceso necesario y urgente del posconflicto. Es a través de las artes y las letras que podemos resignificar la historia, es a través de la música como podemos trasmitir los mensajes de reconciliación, es a través del folclor como podemos extender el perdón, es a través del teatro como podemos distensionar el ambiente cargado de guerra, es a través de la danza como podemos retomar la alegría y rencausar la vida de nuestras comunidades.

La cultura es un espacio amplio donde todos cabemos, y todos somos actores capaces de modificar conductas, que permitan atenuar el dolor causado por la espiral violenta que nos envolvió desde hace más de 50 años, por eso a nivel nacional se hace el llamado a los alcaldes, gobernadores para que a través de su gestión, se le de los recursos financieros suficientes para implementar planes locales y departamentales de cultura, que permitan propiciar el ambiente de paz, reconocimiento de culpas, perdón y reparación que haga posible una nueva Colombia, que permita superar la vergüenza de la barbarie y que permita que nuestros hijos vivan libres del oprobio de ser naturales de una nación en guerra que violó las normas de la decencia y manchó con sangre su historia reciente.

Le toca ahora a los gestores culturales ponerse a trabajar en proyectos ambiciosos  que propicien el sano ambiente de paz, para que nuestros niños y jóvenes participen y resignifiquen su cultura y su historia, y le permita la oportunidad de analizar con ojos críticos la historia de la barbarie, para que con su conocimiento nunca se olvide y ello sea la clave de no repetición. Que los proyectos culturales sean el espacio de catarsis para exorcizar los demonios de la guerra y atar los espíritus violentos para expulsarlos de la vida de nuestros pueblos, permitiendo así el resurgir de una nueva generación sana, reconciliada y civilizada que haga posible una Colombia prospera sin la vergüenza de las masacres, los atentados y las violaciones de los derechos humanos, una nación incluyente y respetuosa de las diferencias y tolerante con las minorías.

Todos de la mano podemos hacer posible una Colombia en paz.

 

Diógenes Armando Pino Ávila

Sobre el autor

Diógenes Armando Pino Ávila

Diógenes Armando Pino Ávila

Caletreando

Diógenes Armando Pino Ávila (San Miguel de las Palmas de Tamalameque, Colombia. 1953). Lic. Comercio y contaduría U. Mariana de Pasto convenio con Universidad San Buenaventura de Medellín. Especialista en Administración del Sistema escolar Universidad de Santander orgullosamente egresado de la Normal Piloto de Bolívar de Cartagena. Publicaciones: La Tambora, Universo mágico (folclor), Agua de tinaja (cuentos), Tamalameque Historia y leyenda (Historia, oralidad y tradición).

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