Opinión

Por la salud cultural de Valledupar… ¡Arriba!

Edgardo Mendoza

30/05/2016 - 07:15

 

Juana Fula y su marido Sergio Moya en el Encuentro de Investigadores de la Música Vallenata / Foto: Enimva

El mundo se paralizaba el pasado sábado por la final entre el Atlético y el Real Madrid, decía la prensa. Se prenden alarmas en Argentina: Messi salió lesionado contra Honduras, repiten los diarios nacionales.

España nos sigue gobernando como borregos. El inicio de la semana comenzó con la española Salud Hernández que orondamente salió a tierras de Santander: dice la guía de turismo de su país que  “Una de las ciudades más elegantes y bellas de la costa norte de España y el destino ideal para organizar una escapada es, sin duda, Santander. Tanto el mar como la montaña están presentes en esta ciudad que conquista a los visitantes por su ambiente señorial, sus edificios decimonónicos, sus encantadoras terrazas o por su espectacular bahía, reconocida como una de las más bonitas del mundo”.

Por simple coincidencia el Santander nuestro tiene un municipio de nombre “El Tarra”, algo parecido a “etarro” un término que Salud conoce perfectamente bien. Allá y aquí. Pero nuestra prensa capitalina y los de provincia siguen el espectáculo como noticia. Como novela. Como drama. Incluso como tema de gobernabilidad de un presidente que se deja mandar por los terroristas “elenos” y “farianos” por  tanto, lo lógico de los uribistas era que ya la periodista estaba en Venezuela madurándose más y había que bombardear todo el Catatumbo. Mejor dicho tumbar a Santos.

Otros dos periodistas –estos si, locales—también fueron retenidos, Carlos Melo y Diego De Pablos, se imaginaron --y ahora como es legal-- muchos pensaron que Diego estaba casado con varios Pablos y por eso se fue al monte. ¡Ay! Elena, cantaba Alfredo Gutiérrez oloroso a María farina hace años. Mentes perversas por todas partes existen. Mientras eso ocurría, nuestros mandatarios Tuto y Franco inauguraban obras y mostraban proyectos a lo loco, entre ellos un mayor sueldo para el alcalde porque lo primero es la familia y al concejo, mientras le siguen el proceso deben aprobar otro buen proyecto.

Es la “Civilización del espectáculo”, dice Vargas Llosa. Llegué a preocuparme por mis colegas periodistas vallenatos, pues un grupo compraron cóncavas agujas para coserse la boca en protesta por Salud, menos mal que la noticia de la “liberación” fue antes de la hora pactada y los muchachos terminaron comiendo empanadas donde las “Majomas” antiguas y jóvenes cocineras del Valle que siguen las tradiciones gastronómicas excepto el oficial cupcake de chilonga.

Mientras tanto, ¿qué pasó con el vallenato, nuestra carta cultural? Para los comentaristas musicales nuestros la más reciente investigación es que el beso entre Rafael Santos e Iván Zuleta, es una herencia de sus besadores padres. La separación de Peter Manjarrez tiene a más de uno en cama. Jorgito Celedón también decidió dejar a su acordeonero, pero seguir con su lambonazo oficial. Pero muy pocos se enteran que en la Universidad Popular del Cesar (UPC) se desarrolló el V Encuentro Nacional de Investigadores de la música vallenata en homenaje a Sergio Moya Molina, un acontecimiento cultural e investigativo del más alto nivel como puede notarse por la calidad de quienes participan en el encuentro. Es cierto que faltó publicidad, lo admito. A nivel de autoridades administrativas y culturales nadie se asomó, ni saben que el evento existe. Lo digo porque no vi no a los delegados culturales de nuestros gobernantes. Ellos, entiendo, andan en cosas superiores, como Silvestre Dangond a otro nivel.

Por la fundación FFLV estaba el Efraín “Mono” Quintero con sus propias credenciales. Incluso activo participante y buen conversador. Temas como: ¿por qué salvaguardar la música vallenata? En exposición de Viviana Cortés  y Jorge Franco o el concepto de “patrimonializar” el vallenato liderado por Manuel Sevilla, PhD de la universidad Javeriana para comenzar, debería interesarnos.

Algunos temas como “El Amor y la poesía, o la filosofía en la obra de Moya Molina” son vainas interesantes. La presencia del acordeón en las letras del caribe colombiano con Ariel Castillo Mier,  Urdimbre  del canto vallenato de Libardo Barrios. A Propósito, ¿qué carajo es urdimbre? Y diez ponencias más sobre nuestra cultura y música fueron partes del encuentro que organiza Jaime Maestre Aponte y su equipo de La piedra en el Zapato, todos activos profesionales de la UPC.

Como nota rara, un grupito de  vagos estudiantes interrumpieron varias veces el auditorio, incluso llegaron a cerrar la universidad, al no permitir el ingreso de profesores y estudiantes a  sus aulas, por que perdieron una elecciones internas coopatrocinadas por los políticos locales. Es para preguntarse: ¿Dónde están las autoridades? ¿Qué puede esperarse de estos vagos que no permiten lo más sagrado del ser humano como es el derecho a la educación? Tendrán futuro, o serán mirados como a la gran mayoría de los políticos nuestros. ¡Con asco!

Finalmente, el Encuentro terminó el pasado sábado 28 de mayo. Una oportunidad única para acompañar a Sergio Moya Molina, Juanita y Marina Quintero que juntos suman 223 años. Es tiempo de seguir cantando y viviendo, no dejemos que la otra “salud morosa” nos enferme. El alma debe soltarse al viento.

 

Edgardo Mendoza Guerra

Tiro de chorro

Sobre el autor

Edgardo Mendoza

Edgardo Mendoza

Tiro de chorro

Edgardo Mendoza Guerra es Guajiro-Vallenato. Locutor de radio, comunicador social y abogado. Escritor de cuentos y poesías, profesor universitario, autor del libro Crónicas Vallenatas y tiene en impresión "50 Tiros de Chorro y siguen vivos", una selección de sus columnas en distintos medios. Trata de ser buena gente. Soltero. Creador de Alejo, una caricatura que apenas nace. Optimista, sentimental, poco iglesiero. Conversador vinícola.

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1 Comentarios


Aurora Elena Montes 01-06-2016 06:24 PM

Los columnistas Mendoza Guerra tanto en el Pilón como aquí en panorama cultural en sus respectivas columnas casi se han burlado del secuestro de Salud Hernández, culpándola y ridiculizando su secuestro, soslayando todo su trabajo en los lugares más apartados de este país, mostrando la realidad que desde el escritorio "otros" ni siquiera intuyen. Se siente el veneno de sus palabras, en ese machismo tan nuestro cuando una mujer no baja la cabeza ante los hombres.

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