Literatura

Voluptuosidad y otros poemas de Diógenes Armando Pino Avila

Redacción

15/04/2013 - 11:30

 

Obra de Juan MedinaTras la publicación de sus poemas "Cosmogonías y cosmovisiones", el poeta Diógenes Armando Pino Ávila recorre con estos nuevos versos las luces y sombras de unos horizontes más eróticos e íntimos.

En ellos brillan la voluptuosidad de mujeres fascinantes, seductoras por naturaleza, sin ser conscientes de serlo, pero también los escenarios más insospechados para la estimulación amorosa.

 

Voluptuosidad

Armoniosas curvas sinuosidades

de su hermosa y delicada figura,

se marcan bajo el ceñido traje

de ésta provocativa criatura

 

De andar grácil, bella entre las beldades.

¿Quién pudiera acariciar las estructuras

cimbreantes que cubre los encajes

de su traje -fachada de su arquitectura?-

 

Cómo deseo alzarme por las escaleras

torneadas de sus sensuales muslos,

y llegar a su pubis a la carrera...

 

Llegar a sus senos, su boca de breva,

asomarme a sus ojos, ver otros mundos,

bajar a su pubis ¡Qué ventolera!

 

 

Aseadora

Muchacha que furiosa tiras la escoba

y el trapero cuando limpias los pisos,

muchacha que fácil te sonrojas

cuando te hablo de tus hechizos.

 

Cuando te agachas y el trapero mojas,

siento que por dentro me petrifico,

ya que al agacharte a mi vista arrojas

un panorama que me deja bizco.

 

Muchacha de formas voluptuosas,

que afanosa arreglas el desorden nuestro,

muchacha de piernas largas preciosas

 

Que rítmicamente mueves tu cuerpo

cuando barres -yo pienso mil cosas-

¡eres capaz de levantar a los muertos!

 

Imprevisión

Hoy morenita del alma me dices

que me quieres, y yo con gracejo

te comparo, con las turbias perdices

que andan por los caminos del potrero.

 

Hoy morenita del alma quisiste

hacer de mi amor monumento postrero

y en la cama lasciva te desvestiste

con inquietos movimientos ligeros.

 

Más no me precaví, ni te precaviste

-mientras caía el torrencial aguacero-

que tu hermanito fue capaz de seguirte

 

y todo tembloroso bajo el alero

escuchó inquieto lo que me dijiste

y nos observó por un agujero.

 

En el zoológico

Hoy fui a un zoológico -cautiverio

de elefantes, tigres, cabras y leones-

y lo observé todo con un criterio

científico, haciendo lucubraciones.

 

Me entretuve con las cebras  -misterios

de su piel, de los presos sus pantalones

y camisas de rayas blanco y negro-

y las melenas hippies de los leones.

 

Todo me inquietó. Las fieras hoscas,

los chimpancés graciosos y distantes,

los hipopótamos de narizotas

 

grandes... y más que todo el instante

en que unas despreocupadas moscas

¡hacían el amor, sobre un elefante!

 

Matrimonio En La Aldea

Chisporroteaban los cirios

de la parroquial iglesia

consumidos en martirios

y espasmos de epilepsia.

 

La pareja de rodillas

desesperada espera

con los nervios de puntillas

la bendición casamentera.

 

Dos beatas cuchichean

entre salves y avemarías

todos los sucesos del día

de la decrépita aldea.

 

Muy alta la temperatura

siento aún junto a la ventana

-y pienso- como estará el cura

con tanto adorno en la sotana.

 

El calor está que abrasa

en la iglesia de la aldea,

y el cura a las beatas

mata el hambre con par obleas.

 

El presbítero santo esteta

de la eclesiástica y santa jaez

bebe vino, mientras reseca

está la garganta de éste feligrés.

 

Por fin! la perorata sagrada

llega a su feliz culminación

y a la pareja, le da dos cruzadas

¡como si les hiciera un favor!

 

Nocturnito

Croar de ranas, cantar de sapos

iracundos mosquitos de fuerte punzar

ladridos de perro, erotismo de gatos

escucho aburrido en mi soledad.

 

Desalentado concentrarme trato,

ingentes esfuerzos por mi inspirar

... inútil todo, recojo mis trastos,

furioso decido irme a roncar.

 

Me tiendo horizontal en el lecho,

inútilmente trato el sueño llamar,

cuento ovejas, las vigas del techo.

 

Duermo un ratito, vuelvo a despertar,

la noche pasa corriendo derecho

¡maldito insomnio, insomnio infernal!

 

Diógenes Armando Pino Avila

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