Literatura

Décimas a la negra bailadora

Redacción

05/02/2015 - 05:50

 

Décimas a la negra bailadora

Carmen Elena fue una de las grandes animadoras de bailadoras y cantadoras de “Pajarito”, un ritmo de tambora que canta

En los tiempos de Carnaval, la tambora resurge en la costa Caribe de Colombia como el gran ritmo alegre que anima las veladas de disfraces.

Con este espíritu juvenil que caracteriza a la fiesta de mil colores, el poeta cesarense José Atuesta Mindiola homenajea a una reconocida bailadora que conoció en Mariangola, pocos después de su llegada de las Sabanas de Bolívar.

Carmen Elena cantaba y bailaba “Pajarito” como nadie. Era la voz de una tradición que exhala amor y felicidad.

    

Carmen Elena, la negra Bailadora

I

Mi nombre es Carmen Elena                 

la mujer del pollerón,                              

por dentro soy un pregón                        

que suena en mi piel morena.              

Yo no conozco las penas                       

la música vive en mí,                              

el baile es un frenesí,                             

hasta yo me bailo sola;                          

pregunten en Mariangola                       

a José Atuesta por mí.                            

 

II

Cuando sonaba el tambor

en fiesta de pajaritos

los versos de Tomasito

eran un himno al amor.

repicaba el llamador

con su larga melodía

y yo cantando decía:

este tambor es mi sangre

negro que no se entusiasme

no es de la raza mía.

 

III

Mi pollera coqueteaba                          

enamorando el tambor                         

como ramillete en flor                          

a la noche perfumaba.                         

entusiasmada gritaba                         

mujeres, vengan mujeres                     

la vida tiene placeres                          

el canto es un don divino,                  

brinden un trago de vino                       

y que vivan los quereres.                     

 

IV

Carmen Elena soy yo,

negra de suave cintura

la que pregona cultura

en esta tierra de Dios.

Yo nunca dije que no

a un parejo entusiasmado

que contento enamorado

pensaba bailar conmigo;

después de Dios y mis hijos

el baile es lo más sagrado.

 

De recuerdo les dejé,

las flores de mi pollera,                     

las elegantes maneras                       

como siempre yo bailé.                 

el viento yo palmotié,                         

bailar era mi virtud,                               

bailé con Joaquín Pertuz                  

una noche de tambora;                       

gracias doy a Mariangola.                    

tierra de mi gratitud.

 

VI

Me despedí de la tierra,

me fui arrastrando los años,

la vida tiene peldaños

como el monte de una sierra.

El amor vence la guerra

que desatan los rencores,

siempre regalé canciones

razones de mi verdad;

y desde la eternidad

les mando mis oraciones.

 

José Atuesta Mindiola

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