Literatura

El mapa y el territorio: una mirada moderna al Arte

Redacción PanoramaCultural.com.co

15/05/2012 - 10:40

 

Cubierta del libro El mapa y el TerritorioSiempre que leo una obra de Michel Houellebecq espero encontrar esos elementos que han hecho de él en Francia un fenómeno mediático comparable con Jean-Paul Sartre.

Sus primeros éxitos literarios como “Ampliación del campo de batalla” o “Lanzarote” se nutren de un cinismo exuberante y se mezclan con escenas llenas de ironía y otras más eróticas (por no decir pornográficas). Michel Houellebecq se hace el portavoz de un mundo hipócrita en el que los sueños e ideales son tapaderas comerciales. Es el retratista de un universo repleto de frustraciones y soledades.

Sin embargo, en su obra “El mapa y el territorio” (Ed. Anagrama, 2011), que le valió el premio Goncourt –el máximo reconocimiento de las letras francesas–, Michel Houellebecq se aleja de ese esquema mil veces repetido en sus obras para narrar la historia de un pintor de mucho éxito en una sociedad marcada por las nuevas tecnologías.

Llama la atención la progresión y el lenguaje de esta novela, más sobria y contenida. Michel Houellebecq describe de manera general y equilibrada, cómo la obra de un artista va cogiendo peso en un cultura centrada en el entretenimiento. A medida que se va relacionando con otras personalidades, que toma parte en nuevas exposiciones, sus creaciones se valoran y llegan incluso a marcar la tendencia.

Jed Martin es un artista desapegado de las cosas de la vida. Hijo de un arquitecto famoso, se labra un camino con oportunismo, pero sin grandes emociones. Después de una primera exposición, un amor apasionado y confuso con una hermosa rusa le permite entrar en las altas esferas del arte.

La mezcla de su técnica fotográfica con los elementos de la actualidad atrae a los medios de comunicación y de la prensa, quienes no tardan en consagrarlo como uno de los artistas más novedosos y representativos de los últimos tiempos. Jed Martin se ve guiado por conocedores del ámbito cultural –que lo definen como el inventor de una sutil combinación de “fun, sexo, inocencia, trash, muerte y cinismo”– y, como consecuencia,  su aura crece con cada una de sus exposiciones.

Bajo el efecto del éxito, el hermetismo del artista se incrementa. Las exposiciones dejan paso a largos periodos de enclaustramiento en los que aprovecha para cuestionar los fundamentos de una sociedad consumista y falsa, donde las apariencias lo son todo. Aquí resurge ese lado pesimista y cínico del autor pero, esta vez, sin el carácter rebelde e inconforme que caracterizan sus obras anteriores.

La relación con Olga –la joven rusa que le permite entrar en nuevas esferas– también es merecedora de un análisis profundo. A través de ella, el protagonista siente que su arte se afirma, que por esa mujer siente algo especial, y no obstante, no logra comprometerse con ella. Esa falta de compromiso es quizás lo que más represente a este personaje enigmático que no consigue atarse a nada, ni siquiera al éxito, por inapetencia e incredulidad.

La trama lenta y descriptiva se pierda a veces en los detalles técnicos del objetivo de una cámara, o del circuito electrónico de un aparato. Son notas que relacionan al autor (y el protagonista) con los tiempos actuales y muestran su interés por la tecnología.

Arte y Ciencia forman un vínculo innegable en esta obra. A menudo se ilustran como un modo de trascender el entorno cultural y de cambiar el paradigma. Por ese motivo, la obra de Michel Houellebecq también permite reflexionar sobre temas filosóficos como las funciones del arte en un mundo tecnológico donde imperan Internet y otras herramientas como el celular.

Más allá de la evolución del artista, la novela reconstruye la muerte del propio autor y se impregna de un acento macabro que aporta tensión a la trama. De repente, la representación de una sociedad sin otros fundamentos que el capitalismo se ve marcada por la muerte de uno de sus más férreos críticos.

Para los lectores ávidos de literatura moderna, ésta es una obra de gran atractivo y, sobre todo, una posibilidad de conocer el escritor más desequilibrante de los últimos años en Francia y quizás Europa.

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