Literatura
Las bibliotecas públicas: historia y evolución en América
La sociedad de información está presente desde que el hombre existe y con ella la biblioteca, en su concepto más elemental. Con el paso del tiempo y en la medida que se conforman y transforman los grupos sociales, las bibliotecas han fortalecido sus funciones y se han diversificado; encontramos a través del tiempo bibliotecas personales, reales, monacales, públicas, universitarias, especializadas, siempre acordes en sus funciones y objetivos a la forma de organización social del momento en que surgen, de ahí que se diga que del uso y posesión de la información se deriva el poder.
Los bibliotecarios en sí han sido los primeros profesionales en organizar el conocimiento y en plantear la necesidad de ordenar los documentos (tablillas, monumentos, vasijas) que guardaban la memoria de la gestión del sacerdote, rey o faraón. Tenemos clarísimo cómo en la edad media surgen las bibliotecas monacales para servir al clero y cómo éste somete a la comunidad, llegando a mantener listados de libros prohibidos para lograr su objetivo; de ahí surge la necesidad de tener catálogos —libros que registran los principales datos de los documentos (pergaminos) para saber qué se poseía—.
En la época de la revolución francesa, la sociedad, en cumplimiento a sus tres principales ideales —libertad, fraternidad e igualdad— busca hacer accesible la información y detona la formación de bibliotecas públicas, las cuales actualmente pretenden alcanzar los más nobles valores para la sociedad que se retoman en la sociedad del conocimiento: a) “Libre acceso a la información y el conocimiento, como condición necesaria de la democracia. b) Educación permanente o educación para toda la vida, como condición necesaria para el desarrollo de los individuos y del país”.
Vale la pena comentar que, durante el periodo de industrialización, la sociedad se trasforma y la educación pasa a manos del Estado, surgiendo las bibliotecas universitarias; en esta época, la información desde luego tiene crecimiento debido a las facilidades que la tecnología del momento le brinda (surgimiento y mejora de la imprenta, mecanización de procesos de impresión). También, observamos para entonces los primeros acuerdos de trabajo colaborativo y cooperación al considerar los convenios entre bibliotecas para compartir el conocimiento, principalmente entre las bibliotecas universitarias.
En casi todos los países de América, las bibliotecas fueron fundadas en la época de la Independencia por los gobiernos patrios, durante los primeros años del siglo xix, siguiendo el ejemplo de Estados Unidos, que durante el gobierno de Jefferson en 1800 crea la Library of Congress, que actualmente ocupa un lugar de liderazgo en el mundo bibliotecológico. Nos queda claro ahora que en esta época aún rige el principio de posesión y control de la información y conocimiento para el desarrollo y manipulación del poder.
Para el siglo xx las bibliotecas buscan organizarse bajo principios de empresas. Además de que prolifera la creación de información, que entonces se denominaba “mar de información”, en esta época surgen las bibliotecas especializadas y responden a la necesidad de centrar el conocimiento por áreas para el apoyo a investigaciones que detonen innovaciones, principalmente para la industria privada y el gobierno, por lo que surgen innovaciones para algunos procesos de control de los documentos (libros y revistas en papel) y la posesión de la información. Así, las bibliotecas son las primeras en considerar la unificación y manejo de metadatos para el control de los documentos que poseen, por lo que se desarrollan los primeros acuerdos de creación y después normalización de los códigos de catalogación y clasificación para dar paso a los catálogos en tarjetas10 y posteriormente a la automatización, surgiendo Opac´s (On Line Public Access Catalog), catálogos en línea que detonan nuevas necesidades y desarrollos.
Para finales del siglo xx surgen avances significativos, y de acuerdo con comentarios del Dr. Harkins surgen “saltos significativos”, se desarrollan sistemas de automatización para la gestión de información, surgen nuevos formatos para resguardo de la información (disquetes, discos compactos), surge Internet para agilizar la gestión de transmisión y comunicación de información, y –siempre en todos estos saltos– han estado presentes las bibliotecas ajustándose en sus actividades para lograr los objetivos que desde su creación tienen presentes: ser depositaria y resguardo de la información, hacer accesible la información a la comunidad que sirve y, desde luego, buscar la pertinencia, la relevancia y el acceso en el momento justo en que el usuario lo solicita, “sin importar raza o credo, siendo jefe, rey, ministro religioso, gobernante, persona, institución”.
Hacia finales del siglo xx y principios del xxi, con el cambio de paradigma, ante las necesidades de desarrollo de la Sociedad del Conocimiento surgen las bibliotecas digitales y/o virtuales, así como los Centros de Recursos para el Aprendizaje y la Investigación. Las primeras responden al ideal de llevar información a la sociedad en general y se basan en la digitalización de documentos, la interconexión de links que llevan a desarrollos comerciales y propios de recursos de información; tenemos grandes bibliotecas como la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes (http://www.cervantesvirtual.com/index.jsp), o muy especializadas como la del Ministerio de Educación de Chile, o las universitarias como la Biblioteca Digital de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Antonio Cobos Flores
Posgrado en Bibliotecología y Estudios de la Información
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