Literatura

Los diez poemas más conmovedores de Miguel Hernández

Redacción

27/11/2020 - 05:10

 

Los diez poemas más conmovedores de Miguel Hernández

 

Miguel Hernández Gilabert nació el 30 de octubre de 1910 en Orihuela (España), en el lecho de una familia humilde en la que la necesidad laboral apenas dejaba tiempo para la educación. Pero eso no impidió a Miguel desarrollar un exquisito gusto por la poesía clásica española.

Desde jovencito, Miguel mostró no sólo una insaciable pasión por la poesía clásica, sino también una sensibilidad especial para ser él mismo quien la compusiera. Pronto empieza a formar parte de la tertulia literaria de Orihuela, donde conoce a Ramón Sijé, de quien se haría gran amigo.
A partir de 1930, a la edad de 20 años, empieza a publicar pequeñas poesías cortas en revistas como El pueblo de Orihuela o El Día de Alicante. Pronto busca ampliar sus horizontes y viaja a Madrid, donde se zambullirá de pleno en el movimiento poético de la época. Es en aquellos años cuando escribe Perito en Lunas, donde refleja sus experiencias.

Cuando estalla la Guerra Civil, Miguel decide tomar parte activa, lo que le obliga a abandonar el país cuando ésta termina. Por desgracia es descubierto en la frontera con Portugal, donde es detenido y sentenciado a pena de muerte.

El 28 de marzo de 1942 fallece a consecuencia de la tuberculosis, con sólo 31 años, en una cárcel de Alicante, donde estaba preso tras ser condenado a 30 años de prisión por el régimen franquista.

En este artículo, recogemos 10 de sus poemas más hermosos.  

 

LLAMO A LA JUVENTUD

Sangre que no se desborda,

juventud que no se atreve,

ni es sangre, ni es juventud,

ni relucen, ni florecen.

Cuerpos que nacen vencidos,

vencidos y grises mueren:

vienen con la edad de un siglo,

y son viejos cuando vienen.

 

TRISTES GUERRAS

Tristes guerras

si no es amor la empresa.

Tristes, tristes.

Tristes armas

si no son las palabras.

Tristes, tristes.

Tristes hombres

si no mueren de amores.

Tristes, tristes.

 

SENTADO SOBRE LOS MUERTOS

Sentado sobre los muertos

que se han callado en dos meses,

beso zapatos vacíos

y empuño rabiosamente

la mano del corazón y el alma que lo mantiene.

Que mi voz suba a los montes

y baje a la tierra y truene,

eso pide mi garganta

desde ahora y desde siempre.

 

ESCRIBÍ EN EL ARENAL

Escribí en el arenal

los tres nombres de la vida:

vida, muerte, amor.

Una ráfaga de mar,

tantas claras veces ida,

vino y los borró.

 

CANCIONERO Y ROMANCERO DE AUSENCIAS

Por las calles voy dejando

algo que voy recogiendo:

pedazos de vida mía

venidos desde muy lejos

Voy alado a la agonía

arrastrándome me veo

en el umbral, en el fundo

latente de nacimiento

 

VIENTOS DEL PUEBLO ME LLEVAN

Si me muero, que me muera

con la cabeza muy alta.

Muerto y veinte veces muerto,

la boca contra la grama,

tendré apretados los dientes

y decidida la barba.

Cantando espero a la muerte,

que hay ruiseñores que cantan

encima de los fusiles

y en medio de las batallas.

 

JORNALEROS

Jornaleros que habéis cobrado en plomo

sufrimientos, trabajos y dineros.

cuerpos de sometido y alto lomo:

jornaleros.

Españoles que España habéis ganado

labrándola entre lluvias y entre soles.

Rabadanes del hambre y del arado:

españoles.

Esta España que, nunca satisfecha

de malograr la flor de la cizaña,

de una cosecha pasa a otra cosecha:

esta España.

 

CANCIÓN ÚLTIMA

Pintada, no vacía:

pintada está mi casa

del color de las grandes

pasiones y desgracias.

Regresará del llanto

adonde fue llevada

con su desierta mesa,

con su ruinosa cama.

Florecerán los besos

sobre las almohadas.

Y en torno de los cuerpos

elevará la sábana

su intensa enredadera

nocturna, perfumada.

El odio se amortigua

detrás de la ventana.

Será la garra suave.

Dejadme la esperanza.

 

EL RAYO QUE NO CESA

¿No cesará este rayo que me habita

el corazón de exasperadas fieras

y de fraguas coléricas y herreras

donde el metal más fresco se marchita?

¿No cesará esta terca estalactita

de cultivar sus duras cabelleras

como espadas y rígidas hogueras

hacia mi corazón que muge y grita?

 

LAS MANOS

Dos especies de manos se enfrentan en la vida,

brotan del corazón, irrumpen por los brazos,

saltan, y desembocan sobre la luz herida

a golpes, a zarpazos.

La mano es la herramienta del alma, su mensaje,

y el cuerpo tiene en ella su rama combatiente.

Alzad, moved las manos en un gran oleaje,

hombres de mi simiente.

 

PanoramaCultural.com.co

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