Medio ambiente

Las tuquecas de cualquier lugar

Rodrigo Rieder

26/01/2022 - 05:40

 

Las tuquecas de cualquier lugar

 

Hemidactylus mabovia. Un nombre extranjero y científico sin familiaridad entre nosotros. Es el distintivo con el cual se diferencia en los laboratorios a un animalito común de las paredes, rincones y lugares recónditos de nuestras casas.

No hace daño, y sin embargo, sobre él se han tejido muchas conjeturas, la mayoría erradas, pues las tuquecas son animalitos inofensivos y adaptados a nuestra domesticidad tan profundamente, pero ignoramos cuántas viven con nosotros en nuestras residencias.

Que se enamoran y dejan huellas en nuestra piel. Que muerden a los niños. Que son desaseadas. Mentiras. Las tuquecas son animales limpios y nos regalan beneficios a cada paso.

Aunque no son agradables a nuestra vista, ellas limpian sus territorios de zancudos, cucarachitas, mosquitos, cucarroncitos y demás insectos; esos si desagradables y dañinos.

¿Será el cuerpo transparente y gris de las tuquecas  lo que ha generado la repulsión en nosotros para tomar un zapato u otro objeto cada vez cuando descubrimos una tuqueca? ¿O el mito de tantas historias consignadas sobre el indefenso animalito?

Ahora cantan. Sí, un sonido igual a cuando se golpea un vidrio repetidas veces con un elemento solidó y metálico; así es el canto de las tuquecas, porque las de antaño eran mudas (nunca las oí). Cantan cuando buscan parejas y marcan territorio, salen en las noches y caminan verticalmente sobre una superficie extremadamente lisa como la porcelana, el vidrio o rígidas baquelitas. Acomodan sus huevos en las cajillas eléctricas, detrás de los cuadros colgados o en cajas llenas de papeles olvidados; caminan por los mismos lugares cuando hacen sus rondas y sus mayores propiedades están en las ventosas ubicadas debajo de los dedos y la veloz y pegajosa lengua con que atrapa a los insectos.

No tocan nuestra comida, parecen ser conscientes de la repulsión causada por su figura frágil y la prominencia de sus ojos; quizás por ello no les gusta dejarse ver muy a menudo y son fáciles para soltar la cola ante los ataques de los enemigos. En fin, son animalitos curiosos sobre los cuales conocemos muy poco y a quienes les consignamos propiedades malignas de las cuales ellas son inocentes y nosotros también...

Las tuquecas residen en todos los lugares del mundo haciendo el bien y recibiendo como pago, la muerte al ser descubiertas. Sería bueno detenernos a pensar y valorizar el servicio que nos prestan. Nadie puede narrar una historia real de perjuicios hechos por una tuqueca. Ellas se han metido en nuestras casas a integrar nuestras familias a la fuerza, sin dañarnos y con la mala imagen de los tiempos pasados, pero analicémoslas; ¿Son malas las tuquecas? Búsquese mentalmente un mal causado por ellas y no lo encontrará. ¿Lo hizo? Ahora busque beneficios en las alacenas, rincones, escaparates y demás lugares solitarios y poco frecuentados y no encontrará alimañas de esas que afectan realmente nuestra salud. Son unas vigilantes limpia-casas, unas cantadoras en la modernidad y unas vivientes de las soledades tristes entre olvidos y recuerdos.

Son necesarias en las administraciones gubernamentales de toda índole, donde si hay alimañas y elementos vivos escondidos, donde no se ven ni sienten, esos si realmente dañinos a la sociedad; esos si merecedores de ser atrapados y castigados como tratamos de hacerlo con las tuquecas cuando las descubrimos en su cotidiana costumbre de servirnos.

 

Rodrigo Rieder

 

 

1 Comentarios


Carmen García 26-01-2022 09:37 AM

Supe de un caso de un niño que murió por salmonella pues al tomarse la sopa descubrieron una tuqueca en el fondo del plato. De ahí en adelante, les tengo pavor pero no las extermino.

Escriba aquí su comentario Autorizo el tratamiento de mis datos según el siguiente Aviso de Privacidad.

Le puede interesar

Llanto de ceiba

Llanto de ceiba

“Si supiera que el mundo se acaba mañana, yo, hoy todavía, plantaría un árbol”. Martin Luther King Todos los días, con los...

El árbol prisionero

El árbol prisionero

  Los primeros rayos del sol llegaban perpendiculares y aquella semilla brotó y germinó. La primera hojita se fue formando, luego l...

Dejar de extraer la mitad del petróleo mundial para cumplir el acuerdo de París

Dejar de extraer la mitad del petróleo mundial para cumplir el acuerdo de París

  Un estudio de modelización, publicado esta semana en Nature, subraya la necesidad de poner límites estrictos e inmediatos a la ...

Conversaciones con Rodolfo Quintero: “Me gustaría ver un Cesar pacífico”

Conversaciones con Rodolfo Quintero: “Me gustaría ver un Cesar pacífico”

En su paso por la ciudad de Valledupar, coincidiendo con los últimos días del Festival Vallenato, el presidente del consejo directivo...

Diario de un pescador

Diario de un pescador

Rodrigo abre los ojos y se sienta en su lecho. A tientas, calza las chanclas que ha dejado a los pies de la cama; iluminado por la l...

Lo más leído

¿Qué es la oralidad?

Javier Zamudio | Patrimonio

Vida y trayectoria de Rafael Pombo

Redacción | Literatura

La Cultura y el laberinto del poder

Omar Castillo | Pensamiento

La parranda vallenata como un ritual de amistad

María Ruth Mosquera | Música y folclor

Vallenato clásico

Luis Carlos Ramirez Lascarro | Música y folclor

La Parranda vallenata

Carolina Rosa Guerra Ariza | Patrimonio

Síguenos

facebook twitter youtube

Enlaces recomendados