Música y folclor

Música e independencias: cómo el folclor latinoamericano recreó su mestizaje

Carmen Bernand

24/01/2022 - 05:40

 

Música e independencias: cómo el folclor latinoamericano recreó su mestizaje
La contradanza africanizada o habanera aparece en el siglo XIX en Cuba y renueva los fundamentos del folclor local / foto: cortesía

 

Entre 1790 y 1868 se desarrollan en Cuba géneros musicales mestizos, siendo el más conocido la contradanza africanizada, es decir la habanera. Esta circulación de géneros, religioso, clásico, popular, africano, burgués, rural, urbano es un rasgo esencial de las estéticas mestizas. La fórmula canónica de la habanera aparece en la mayoría de los géneros. En el Rio de la Plata se vuelve milonga y tango; en México y en Cuba, bolero; en Río de Janeiro, renace bajo la forma de chôro. Inclusive el ragtime es afectado por "el cromatismo español" que para el gran pianista Jelly Roll Morton era esencial. Hacia el último tercio del siglo XIX, esas músicas híbridas se convierten en la expresión de la identidad nacional. En 1880, en Río, el maxixe (mezcla de tango argentino y de lundu, de habanera y de polka) se convierte en la primera danza brasileña.

La abolición de la esclavitud es celebrada en Brasil al son de las primeras sambas, derivadas de la polka sincopada e influenciada por el ragtime. Rol de los intelectuales como Buarque de Holanda o Gilberto Freyre, que escriben letras de sambas. Proliferación de gafieras, salas de baile y en 1939, el Carnaval de Río de Janeiro es proclamado fiesta nacional y símbolo de la brasilianidad, proyectando en el mundo entero los morros y las favelas de Río de Janeiro.

En ambas márgenes del Río de la Plata y en las zonas marginales, el tango se impone a partir de 1880, transformando la milonga de origen africano en un baile cantado melancólico y singular, con la introducción del bandoneón. Contrariamente a la mayoría de las músicas latinoamericanas, el tango es introspección y nostalgia, influido por la ola migratoria que inquieta y borras las marcas tradicionales. Emblema de la argentinidad. Importancia de los intelectuales, como Jorge Luis Borges.

En México el mariachi pasa a las élites y se adapta al piano, al salterio y al pianoforte. En 1895, la administración de Porfirio Díaz recoge música popular en todos los estados de la república para formar colecciones de aires nacionales. "Rafael Méndez Moreno escribe que, en septiembre de 1905, el administrador de una hacienda coculense, por instrucciones del propietario, llevó a Guadalajara y de allí a México el mariachi de Justo Villa, a tocar tanto en el onomástico de Porfirio Díaz como en las fiestas patrias de aquel año". Lázaro Cárdenas busca en las masas su mexicanidad. El mariachi se convierte en el prototipo de la música nacional "reforzado en el gusto popular por las fonolas, radios y cine entre otros medios... a comienzos de los 40, Antonio Gómezanda pretende llevarlo a las alturas en tres actos, a la ópera (Mariachi, ópera ranchera en tres actos) [Jorge Negrete]. El indigenismo andino rechazará lo criollo como forma adulterada y buscará las raíces del canto indígena. En el noroeste de la Argentina, eruditos salteños, reaccionando contra el tango, música de inmigrantes, compilan música folklórica (zambas, bagualas), expresión criolla y nacional".

El concepto de “Músicas latinas”

La emergencia de las masas como actores políticos nuevos y la valoración de lo popular por los gobiernos populistas imponen nuevos escenarios. La radio, los discos y el cine propulsan estas composiciones a nivel internacional, creando un nuevo tipo de oralidad, la oralidad mediatizada (Zumthor), diferida en el tiempo y en el espacio. La rumba, la samba, el bolero, el tango, la ranchera, se convierten en pasiones urbanas como el futbol. Los Estados Unidos son el principal agente de la globalización porque dominan el mercado de la grabación sonora. También el cine se inspira en esta música latina caracterizada por la sensualidad y la expresión de las emociones, no toleradas en el contexto americano de la época. América latina es el reflejo salvaje, prístino, de los Estados Unidos.

El cine populariza une imagen alternativa de América donde triunfan las pulsiones y la pasión. La célebre cantante Carmen Miranda es la encarnación hollywoodiense de esta latinidad híbrida de tangos, sambas y rumbas, con un decorado de palmeras, bananos y cocoteros. La rumba de salón difundida por Xavier Cugat encuentra su consagración en la Exposición mundial de Chicago de 1932. Después, Desi Arnaz será el rey de la conga y embajador de la latinidad recreada y revitalizada por los Estados Unidos. Otro éxito latino es el mambo (1950, Dámaso Pérez Prado) con sus variantes cha cha cha, pachanga y lambada (regional, de Bolivia; nacional de Brasil tropical) e internacional, una vez que sus elementos étnicos hayan sido borrados. Finalmente, la salsa de los latinos de NY invade el mercado internacional lanzada principalmente por un mexicano, Santana.

No faltan ejemplos para identificar la "americanización" de melodía y de ritmos europeos y africanos, proceso que precede la globalización de la música popular y su exportación. La creación o la preservación de ciertos valores morales (del poder del amor, del destino, del sufrimiento, de la pobreza honesta o de la marginalidad rebelde) provocan emociones compartidas e identificaciones que impregnan o modelan las conductas, mucho más intensamente que los textos escolares o las proclamas oficiales

 

Carmen Bernand

Doctora en antropología, Université Sorbonne. Doctora en Ciencias Sociales, Université de Paris 7. Profesora emérita de la Universidad de París X Nanterre.

Acerca de esta publicación: El artículo titulado “ Hacia la música popular en Latinoamérica: fandangos y décimas ” de la profesora Carmen Bernand, corresponde a un capítulo extraído del ensayo académico titulado “Músicas mestizas, músicas populares, músicas latinas: gestación colonial, identidades republicanas y globalización”.

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