Música y folclor

Fernando Meneses Romero: el cantante atormentado por los “Momentos de amor”

Eddie José Dániels García

23/01/2023 - 05:10

 

Fernando Meneses Romero: el cantante atormentado por los “Momentos de amor”
El compositor Fernando Meneses Romero nació el 11 de noviembre de 1950 en La Gloria, Cesar / Foto: créditos a su autor

 

La llegada de Fernando Meneses Romero a la música vallenata fue por la puerta grande. El hecho sucedió a mediados de 1976 cuando su nombre apareció en el álbum inaugural del recién creado conjunto “El Binomio de Oro”, conformado por el acordeonista villanuevero Israel Romero Ospino y el destacado cantante becerrilero Rafael Orozco Maestre. En ese momento, la inminente aparición del novedoso trabajo discográfico había generado cierta expectativa en la multitudinaria comunidad vallenatófila, pues ésta tenía conocimientos de que la genial agrupación, que había surgido ese año gracias a la intervención de varios amigos, se encontraba en el proceso de la grabación. Desde el instante de su lanzamiento, el paseo “Momentos de amor” de Fernando Meneses Romero, fue una de las canciones que más aplausos cautivó y logró calar profundamente en la simpatía popular. En el cortejo musical aparecieron otros temas fuera de serie, como “La creciente” de Hernando Marín Lacouture, “Seguiré penando” de Leandro Díaz Duarte, “Eterno enamorado” de Edilberto Daza Gutiérrez, “El Rey” de Rafael Gutiérrez Céspedes y “La gustadera” de Alberto Murgas Peñaloza.

Apenas la gente empezó a familiarizarse con los diferentes temas del elepé, el nombre de Fernando Meneses Romero comenzó a tomar fuerza, a compenetrarse con el sentimiento colectivo y a posicionarse como uno de los compositores más destacados de la música vallenata. Además, la impecable factura de las composiciones, ambientadas con la digitación magistral de Israel Romero Ospino y la melodiosa voz de Rafael Orozco Mestre, ubicaron al “Binomio de Oro” a la altura de las grandes agrupaciones vallenatas del momento. De  esta manera, los conjuntos existentes, entre ellos, Los Hermanos Zuleta, Los Hermanos López con Freddy Peralta, Jorge Oñate  con Colacho Mendoza, Los Cañaguateros con Pedro García Díaz y el insuperable Alfredo Gutierrez, que satisfacían las emociones de la inmensa fanaticada, dispersa por todos los rincones de Colombia, vieron surgir la nueva agrupación, que desde sus albores se caracterizó por exhibir  un estilo muy original,  orientado  por la seriedad, la pulcritud y, sobre todo, la responsabilidad. Atributos que se mantuvieron inalterables durante los dieciséis años de gloria que perduró “El Binomio de Oro”.

“Momentos de amor” es un paseo perfecto, profundamente romántico, que evoca los momentos felices que se disfrutan en la plenitud de un noviazgo, al tiempo que el protagonista lamenta las dificultades que tiene para estar junto a la mujer amada y que posiblemente conllevan a una separación definitiva. Su estructura está enmarcada en cuatro estrofas formadas por un verso pentasílabo y tres tridecasílabos perfectos, en los cuales, el segundo y el cuarto tienen rima consonante.  El coro, que se repite en la mitad y al final de la canción, está formado por cuatro versos octosílabos con rima alternada. En el apartado inicial, el autor presenta la dificultad: “Como nos duele / cuando sabemos que el ser amado nos quiere, / pero hay razones que le impiden y no puede / demostrarnos que nuestros son sus quereres”. En el siguiente apartado, escenifica el romance: “Y es delicioso / cuando te sientes muy cerca de esa persona, / cuando respiras su mismo aliento y su aroma / y entre sus pechos tu duermes sueños de aurora”. En el coro se presenta la duda sobre la separación: “Ay corazón, mira bien / de qué vale recordar / momentos de aquel querer / si ya nunca volverán”.

Vocalizado el coro, sigue un espacio interestrófico donde se aprecia la maestría y la belleza de las notas generadas por el acordeonista. Es un concierto melódico que sublimiza la composición. En el tercer apartado, el autor evoca y le anuncia a la mujer, los momentos felices y placenteros que vivió a su lado: “Si tú supieras / que me desvelo añorando tantas caricias / con el fulgor de tu cuerpo ardiente mi negra / me diste a conocer del amor las delicias”.  Aparece aquí la palabra negra, que no indica necesariamente el color de la dama, sino que, más bien, tiene una connotación afectiva. En el último apartado, el autor recurre a una petición a manera de súplica para despertar el interés y motivar el amor de la mujer: “Yo no quisiera / que desatiendas todas tus obligaciones / sólo te pido que por siempre tú me quieras / que yo este amor lo sublimaré con canciones”. El último verso encierra toda la esencia de la composición y manifiesta la intención del pretendiente por dedicarle otras canciones a la dueña del romance. En el apartado final, nuevamente se repite el coro, cuyo primer verso “Ay corazón, mira bien”, es un llamado que incentiva la esperanza para continuar el noviazgo.

Después del éxito arrollador, alcanzado con “Momentos de amor”, las canciones de Fernando Meneses Romero, cantadas por “El Binomio de Oro”, siguieron ocupando los primeros puestos en la simpatía nacional y éstas eran, indiscutiblemente, los temas preferidos en las casetas populares o en cualquier reunión social.  En todas las composiciones, el amor y el romanticismo eran los motivos que llenaban la inspiración del nuevo compositor. De esta manera, la fanaticada colombiana siguió deleitándose con otras letras inmortales, como: “Reconozco que te amo” y “Arrepentimiento” incluidos en el álbum “Por lo alto” lanzado en 1977, “Relicario de besos”, que fue el disco estrella del elepé “Los elegidos” grabado a comienzos de 1978. Asimismo, a finales de ese año, su fama se desbordó con las canciones “Mundo de ilusiones” y “Mi mejor canción”, dos temas profundamente líricos, que aparecieron en el long play “Enamorado como siempre”. En 1980, el paseo “Muere una flor”, incluido en el álbum “De caché” tuvo una inmensa acogida, y lo mismo aconteció con el tema “Quise manchar tu alma” que figuró en el long play “Clase aparte”, grabado en 1980.

En 1981, “El Binomio de Oro” celebró su primer lustro de existencia. Para ello lanzaron un extraordinario trabajo discográfico titulado “Cinco años de Oro”, en el cual las canciones más aclamadas fueron: “Felicidad y penas” de Fernando Meneses Romero, “Viejos anhelos” de Gustavo Gutiérrez Cabello, “Te quiero” de Fernando Dangond Castro, “Luna de junio” de Rosendo Romero Ospino y “Te seguiré queriendo” de José Vásquez. “Felicidad y penas”, que, sin duda alguna, se ubicó en el primer puesto, es un paseo romántico, donde el hilo metafórico se extiende a lo largo de toda la composición. Los apartados iniciales presentan una sonoridad incomparable: “En cuestiones del amor / yo no sé por qué razón las penas / nos obligan a cantar / y a llevar en la expresión / de un canto sentimental / las quejas”. Y la metáfora sigue fluyendo: “Si existe felicidad / nunca aflora la canción que quiero. / Felicidad y penas yo vendo / pero felicidad siempre brindo / y de las penas me adueño / por eso, con razón siempre opino / vendiendo penas el corazón / es un mal consejero”. EL coro es un llamado ferviente a una supuesta mujer para compartir los dos sentimientos: “Felicidad y penas tengo yo / y a ninguna te obligo, / felicidad y penas tengo yo, / compártelas conmigo”.

“El Binomio de Oro” siguió cosechando triunfos, admiración y más fanaticada, y las canciones de Fernando Meneses Romero continuaron apareciendo en los distintos trabajos discográficos. Su paseo “Mi pedazo de cielo” y “Corazón indolente” de Hernando Marín Lacouture fueron los temas más aclamados del elepé “Festival Vallenato” lanzado en 1982. La letra es una metáfora interrogatoria que encierra la intensidad de un amor profundo. Su introducción canta: “Qué tienes que cuando no estás / parece que falta un pedazo de mí / qué sientes que cuando yo estoy / pareces tenerme muy dentro de ti / qué hago si cuando tú estás / la sangre me bulle, tú lo notarás / se me pone muy corto el aliento / y tus besos me saben a cielo / es muy lindo el amor que me das / se me pone muy corto el aliento/ y tus besos me saben a cielo / es muy lindo el amor que me das”. Sigue el coro, que introduce el título de la canción: “Ay amor, ay amor, mi pedazo de cielo / ay amor, ay amor, yo siento que te quiero”. En la segunda estrofa continúa la metáfora: “Tú tienes un algo de mí / en tu risa franca y en tu sencillez / yo tengo un poquito de ti / ya me has contagiado hasta tu timidez / es mía tu forma de amar / son míos tus defectos / es mío tu mirar / y mi amor lo amarré a la cometa / que vuela con la furia del viento / en el cielo de tu intimidad”. 

Posteriormente aparecieron: “Se está muriendo un amor” en el álbum “El Binomio de Oro” publicado en 1986, “Nuestra separación” en el long play “Internacional” lanzado en 1988, “Después del amor” en el elepé “Binomio de Oro de América”, el último álbum grabado con la voz de Rafael Orozco en 1991. En este tema, el autor, a través de una metáfora filosófica recrea el ambiente que se experimenta después de una relación sexual.  Se estructura en varias estrofas de cuatro versos endecasílabos con rima parcial alternada. Sus primeros apartados dicen: “Después del amor cuando hay ilusión / sientes la celda de tu pecho abierta. / Después del amor, no acaba el amor / y el loco que hay dentro de ti revienta. / Se mide el amor por la intensidad / que aún hasta después del amor tú sientas. / Un dulce placer te inunda la piel / para flotar en nubes cuando despiertas”. Y sigue la metáfora: “Después del amor, después del amor / destellos de luz nublan tu razón. / Después del amor / después del amor / sólo cuando quieres / piensas en amor”. La nueva agrupación, surgida tras el asesinato del cantante becerrilero, llamada ahora “Binomio de Oro de América” grabó el tema “Como nace una ilusión”, cantado por “Gabi” García, que figuró en “Todo corazón” el primer trabajo discográfico lanzado en 1993.

Como nace una ilusión” es un bellísimo paseo romántico, cargado de recursos poéticos, donde el autor explica cómo se origina y se fortalece un amor a través de un sueño. La canción está estructurada en ocho estrofas de seis versos octosílabos con una ligera rima vocal alternada. Su intérprete, el nuevo vocalista del “Binomio de Oro”, deja ver, en ciertos tonos, algunos rasgos peculiares del cantante Rafael Orozco. En la primera estrofa, se justifica el título de la canción: “Como nace una ilusión / así nació nuestro amor / tan sereno y profundo. / Y cómo nace en el mar / las olas que después van / por las playas del mundo”. La segunda entrada presenta una metáfora profunda que alude al nacimiento de la ilusión: “Como después de erupción / que queda en paz un volcán/ le diste paz a mi vida / y como en una canción / fuiste la inspiración / fuiste la musa y la lira”. Y sigue: “la vida nos muestra ilusiones / el mundo presenta pasiones / los sueños regalan canciones / y mi canción eres tú”. En la cuarta estrofa, a través de un retruécano, expresa el origen de la ilusión: “Fue jugándome contigo que soñé / fue soñándome contigo que jugué. / Fue besándote en mis sueños que logré / lo que no había soñado”.

Otras magníficas composiciones de Fernando Meneses Romero, cargadas de un profundo romanticismo, también fueron interpretadas magistralmente por otros grandes vocalistas. Jorge Oñate y Raúl “Chiche” Martínez grabaron los temas “Canasta de ensueño”, que fue la canción estelar del elepé “Siempre unidos” lanzado en 1979 y “Ser”, un paseo sugestivo de fondo filosófico, que figuró en el álbum “Noche de estrellas” publicado en 1980. La singular agrupación de “Los Betos” popularizaron los temas “Sanjacintera” en 1979, “Más enamorado que nunca” en 1993 y “Un egoísta” en 1994. Omar Geles y Rafael Morales, “Los diablitos”, grabaron los paseos “Un viejo amor” en 1988 y “Unidos de nuevo” en 1989. Asimismo, otros reconocidos conjuntos, como el de Alfredo Gutiérrez, “Los Embajadores Vallenatos”, “Los Chiches”, Silvio Brito y el Pangue Maestre, Otto Serge y Rafael Ricardo y “Las Estrellas Vallenatas”, también se han deleitado interpretando sus canciones. Y algunas letras, como “Momentos de amor”, “Relicario de besos”, “Mundo de ilusiones” y otras fueron grabadas en ritmos diferentes por diversas orquestas centroamericanas de renombrado prestigio.

Fernando Meneses Romero nació el 11 de noviembre de 1950 en La Gloria, un viejo municipio ubicado al sur del departamento del Cesar, sobre la ribera derecha del río Magdalena, a más de trescientos kilómetros de Valledupar. Junto con siete hermanos, hizo parte de una familia humilde y trabajadora, encabezada por sus padres Ubaldo Meneses, telegrafista de profesión, y Juanita Romero, ama de casa, personas que gozaron de mucho respeto y aprecio en la población. Su infancia transcurrió al lado de sus hermanos, familiares y amigos menores, quienes siempre tuvieron como distracción las frescas y turbias aguas del río Magdalena y los efluvios de otras corrientes menores que continúan embelleciendo la región.  Desde niño demostró su afición por el arte musical, por eso, se entretenía cantando y tarareando las letras más llamativas de la época. Esta vocación innata la incentivaba escuchando los cantos del maestro Julio Herazo, el prolífico compositor guamalero, autor de más de 500 canciones, quien con frecuencia solía trasladarse a La Gloria para visitar a su compadre Ubaldo Meneses y divertirse con otros amigos al tenor de una parranda.

Con deseos de cumplir la voluntad de sus padres, el futuro compositor gloriero, al igual que sus hermanos, se dispuso a estudiar el bachillerato, lógicamente, con la intención de alcanzar una carrera profesional. Inició la secundaria en el prestigioso Colegio Pinillos de la Villa de Santa Cruz de Mompós, ciudad donde también había hecho la escuela primaria, pero, por facilidad en el transporte, decidieron trasladarlo al Colegio Nacional José Eusebio Caro de Ocaña, donde se graduó en 1967. Y fue en los claustros de este histórico plantel donde se dedicó a perfeccionar sus conocimientos sobre la métrica española y a estudiar con profundidad los artificios y recursos de la normativa literaria. Entonces, ya con los estudios bien cimentados, se dedicó a trabajar las formas estróficas tradicionales y alcanzó a escribir una sesentena de sonetos, en los cuales la lírica amorosa, acompañada de la filosofía humana, estaban en primer plano. Lamentablemente, este repertorio antológico no gozó el privilegio de la letra impresa, pues fueron pasto del fuego, ocasionado por una novia fugaz, quien, enfurecida por un ataque de celotipia, los arrojó a la candela. Y el autor jamás intentó reconstruirlos.

Su entrada a la Facultad de Medicina de la Universidad de Cartagena a comienzos de 1968 definió su vocación profesional, la cual había manifestado en todo el transcurso del bachillerato. Sin embargo, estos estudios no fueron obstáculo para que siguiera explorando y cultivando su talento musical. Para esta época ya   había olvidado totalmente su afición por la poesía clásica y volvieron a brillar en su mente los recuerdos de las canciones interpretadas por su padre y el compadre Julio Herazo, luciéndose ambos con el punteo de la guitarra. Entonces, la pasión melográfica siguió su curso y muy pronto se dio a conocer como compositor y cantante en el ambiente universitario y en gran parte de la Ciudad Heroica. Por estos años, el conjunto de Los Hermanos de la Hoz, de escasa trayectoria en la región, le graba la canción “Pañuelito guamalero, un tema costumbrista que hoy tiene el privilegio de ser su “opera prima”. Poco a poco su fama trasciende y a comienzo de los años setenta, Nelson Henríquez, el reconocido cantante venezolano, le graba varios temas, entre los que se destacaron: “Barranquilla alegre”, “La panameña” y “Amistad por amistad”.

A mediados de 1975, cuando cumplía el año de medicina rural en Codazzi, tuvo la oportunidad de conocerse con Rafael Orozco Maestre, quien era el cantante estelar de la agrupación de Emilio Oviedo, y éste, tras conocer algunas letras, vocalizadas por el autor, se interesó por varias canciones, sobre todo, por “Momentos de amor” y le manifestó el deseo de grabarlas con su conjunto de turno.  Desde entonces, se selló entre ambos una profunda amistad que más tarde los conectó familiarmente: Fernando Meneses fue padrino de Wendy Yolani, la segunda hija de Rafael Orozco con Clara Cabello, y después éstos fueron padrinos del matrimonio de Fernando con Ruby Arrázola. Al año siguiente, graduado de médico y radicado en Barranquilla, se relacionó con el acordeonista Israel Romero Ospino, quien formaba grupo con el cantante Daniel Celedón Orsini. Y así como sucedió con Rafael Orozco, Israel Romero también se interesó por las canciones del galeno. Entonces, definida la amistad con el cantante y el acordeonista, sirve de enlace y es él quien tiene la fabulosa idea de relacionarlos e influir en ellos para crear la estupenda agrupación a mediados de 1976. 

Enamorado de su profesión, Fernando Meneses Romero, ya reconocido como un gran compositor, retornó a la Universidad de Cartagena para realizar estudios de especialización en Ginecología y Obstetricia, título que obtuvo en 1980. Desde entonces, al igual que el destacado maestro Jorge Villamil Cordobés, con quien mantuvo una corta amistad, se dedicó al ejercicio de la medicina, alternado, lógicamente, con su disposición para el arte musical. Esta aptitud, lo ha motivado para incursionar en otros ritmos, distintos a los vallenatos, como bambucos, pasillos, guabinas, de los cuales algunos temas, grabados por el dúo de “Los Hermanos Martínez”, resultaron bastante exitosos. Y en 1981, cuando se animó a participar en el “Festival Internacional de la Canción Llanera” de Villavicencio, obtuvo el primer puesto con el tema “Mujer y Llano”, el cual fue muy aplaudido por la inmensa multitud asistente. Años más tarde, en diciembre de 1997, cuando participó en el “Festival Nacional de Compositores” de San Juan del Cesar, Guajira, es elegido como el compositor del año con la canción “Triste final”, un paseo nostálgico, que en la actualidad continúa inédito.

Hace más de treinta años Fernando Meneses Romero, conocido como “El compositor romántico del Binomio de Oro”, o también como “El poeta de la Gloria”, fijó definitivamente su residencia en Bucaramanga, la hermosa ciudad santandereana, muy acogedora por su trazado urbanístico, la calidad de su gente y su clima amañador. Aquí ha encontrado el ambiente propicio para ejercer la medicina, orientada a las distintas ramas que ha logrado estudiar en varios cursos y especializaciones. Asimismo, su consagración, seriedad y ética por el juramento hipocrático, le han merecido un amplio reconocimiento profesional, no sólo en la ciudad, sino en toda la región. Ha contado para ello, obviamente, con el apoyo de su esposa Ruby Arrazola y sus tres hijos, Fernando, Mauricio y Berenice, con quienes ha formado una familia ejemplar. Actualmente, vive tranquilo, disfrutando de la hermosura de la “Ciudad de los Parques”, y tras haber cumplido setenta y dos años de edad, aún mantiene el entusiasmo y el dinamismo de aquellos tiempos remotos, cuando “El Binomio de Oro” grabó “Momentos de amor” y su nombre se proclamó como un compositor estrella de la música vallenata.

 

Eddie José Daniels García

Sobre el autor

Eddie José Dániels García

Eddie José Dániels García

Reflejos cotidianos

Eddie José Daniels García, Talaigua, Bolívar. Licenciado en Español y Literatura, UPTC, Tunja, Docente del Simón Araújo, Sincelejo y Catedrático, ensayista e Investigador universitario. Cultiva y ejerce pedagogía en la poesía clásica española, la historia de Colombia y regional, la pureza del lenguaje; es columnista, prologuista, conferencista y habitual líder en debates y charlas didácticas sobre la Literatura en la prensa, revistas y encuentros literarios y culturales en toda la Costa del caribe colombiano. Los escritos de Dániels García llaman la atención por la abundancia de hechos y apuntes históricos, políticos y literarios que plantea, sin complejidades innecesarias en su lenguaje claro y didáctico bien reconocido por la crítica estilística costeña, por su esencialidad en la acción y en la descripción de una humanidad y ambiente que destaca la propia vida regional.

2 Comentarios


Alma Rosa Terán Tirado 23-01-2023 06:49 AM

Gracias, maestro, por exaltar esos autores y esos versos imperecederos.

Fernando Meneses Romero 26-01-2023 03:22 PM

Para Eddie José Daniels, mi más sentido agradecimiento por haber esculcado mi vida y mi trasegar musical en el fantástico y mágico mundo de mi poética y romántica vida de compositor, en donde aprendí a convertir: Mujeres en canciones . Fernando Meneses Romero

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